Redondo, arriésguese y póngale un título para poder compartirlo.

Redondo, arriésguese y póngale un título para poder compartirlo.

La noche veraniega apenas es refrescada por una leve brisa. Pepe Mel, asomado a la ventana de su gabinete, sabe que no logrará conciliar el sueño; al menos, hasta que complete la alineación de su equipo, que al día siguiente ha de debutar contra el Villarreal.

Ríos de sudor corren por su frente. Ha gastado tres rollos de papel de cocina, y aún así, no ha conseguido secarlos, por lo que se ha fabricado un gorro con una sábana de matrimonio. Los pezones están irritados por el roce con la camiseta del WBA.

Se da la vuelta y pasea por la estancia. Le falta completar la línea de mediapuntas, aquella que le dará al equipo el toque de distinción y a él su auténtica jerarquía: una declaración de intenciones, fiel a la escuela holandesa, pero adaptada al cálido clima del Sur.

En busca de inspiración, se acerca a su magnífica biblioteca: un cuadernillo Rubio a medio terminar, una guía telefónica del 2002, un Super Humor de Mortadelo y Pepe Gotera y Otilio, y sus dos obras preferidas: "El mentiroso" y "El camino al más allá"... pasa las manos con cariño por los lomos de los volúmenes.

-Tanta Historia y tanta Belleza... -dice, con cierta tristeza. Hace mucho que, por amor al Betis, dejó su carrera de escritor, violinista, arqueólogo y aventurero. Encima del escritorio se amontonan los recuerdos de sus incontables viajes y aventuras: un kit de baño de hotel NH, una Virgen de Regla fosforencente, un lápiz de hotel NH, un llavero de Bob Esponja...

Sonríe, melancólico. Pero ha de ser un hombre. Debe de tomar una decisión. Su mente enciclopédica repasa los nombres de aquellos grandes hombres y mujeres que, a lo largo de los siglos, debieron asumir grandes riesgos y responsabilidades en momentos decisivos: Luke Skywalker, Dartacán y los tres mosqueperros... a ellos no les tembló el pulso. Pensar en ellos le anima. Poco a poco, nota que su inmenso cereebro va generando una idea, al principio apenas un susurro en la lejanía.

Su cabeza tapa la bombilla; la Virgen de Regla se ilumina. Ya lo tiene.

Su línea de mediapuntas. A toda prisa, coge su estuche Pelikán y saca su pluma Ratón Mickey. Le quita el precioso capuchón con forma de orejas, y, con la lengua asomando por entre sus labios, escribe:

-Sejudo, Cevayos y Wander Brá.

La noche veraniega apenas es refrescada por una leve brisa. Pepe Mel, asomado a la ventana de su gabinete, sabe que no logrará conciliar el sueño; al menos, hasta que complete la alineación de su equipo, que al día siguiente ha de debutar contra el Villarreal.

Ríos de sudor corren por su frente. Ha gastado tres rollos de papel de cocina, y aún así, no ha conseguido secarlos, por lo que se ha fabricado un gorro con una sábana de matrimonio. Los pezones están irritados por el roce con la camiseta del WBA.

Se da la vuelta y pasea por la estancia. Le falta completar la línea de mediapuntas, aquella que le dará al equipo el toque de distinción y a él su auténtica jerarquía: una declaración de intenciones, fiel a la escuela holandesa, pero adaptada al cálido clima del Sur.

En busca de inspiración, se acerca a su magnífica biblioteca: un cuadernillo Rubio a medio terminar, una guía telefónica del 2002, un Super Humor de Mortadelo y Pepe Gotera y Otilio, y sus dos obras preferidas: "El mentiroso" y "El camino al más allá"... pasa las manos con cariño por los lomos de los volúmenes.

-Tanta Historia y tanta Belleza... -dice, con cierta tristeza. Hace mucho que, por amor al Betis, dejó su carrera de escritor, violinista, arqueólogo y aventurero. Encima del escritorio se amontonan los recuerdos de sus incontables viajes y aventuras: un kit de baño de hotel NH, una Virgen de Regla fosforencente, un lápiz de hotel NH, un llavero de Bob Esponja...

Sonríe, melancólico. Pero ha de ser un hombre. Debe de tomar una decisión. Su mente enciclopédica repasa los nombres de aquellos grandes hombres y mujeres que, a lo largo de los siglos, debieron asumir grandes riesgos y responsabilidades en momentos decisivos: Luke Skywalker, Dartacán y los tres mosqueperros... a ellos no les tembló el pulso. Pensar en ellos le anima. Poco a poco, nota que su inmenso cereebro va generando una idea, al principio apenas un susurro en la lejanía.

Su cabeza tapa la bombilla; la Virgen de Regla se ilumina. Ya lo tiene.

Su línea de mediapuntas. A toda prisa, coge su estuche Pelikán y saca su pluma Ratón Mickey. Le quita el precioso capuchón con forma de orejas, y, con la lengua asomando por entre sus labios, escribe:

-Sejudo, Cevayos y Wander Brá.

La noche veraniega apenas es refrescada por una leve brisa. Pepe Mel, asomado a la ventana de su gabinete, sabe que no logrará conciliar el sueño; al menos, hasta que complete la alineación de su equipo, que al día siguiente ha de debutar contra el Villarreal.

Ríos de sudor corren por su frente. Ha gastado tres rollos de papel de cocina, y aún así, no ha conseguido secarlos, por lo que se ha fabricado un gorro con una sábana de matrimonio. Los pezones están irritados por el roce con la camiseta del WBA.

Se da la vuelta y pasea por la estancia. Le falta completar la línea de mediapuntas, aquella que le dará al equipo el toque de distinción y a él su auténtica jerarquía: una declaración de intenciones, fiel a la escuela holandesa, pero adaptada al cálido clima del Sur.

En busca de inspiración, se acerca a su magnífica biblioteca: un cuadernillo Rubio a medio terminar, una guía telefónica del 2002, un Super Humor de Mortadelo y Pepe Gotera y Otilio, y sus dos obras preferidas: "El mentiroso" y "El camino al más allá"... pasa las manos con cariño por los lomos de los volúmenes.

-Tanta Historia y tanta Belleza... -dice, con cierta tristeza. Hace mucho que, por amor al Betis, dejó su carrera de escritor, violinista, arqueólogo y aventurero. Encima del escritorio se amontonan los recuerdos de sus incontables viajes y aventuras: un kit de baño de hotel NH, una Virgen de Regla fosforencente, un lápiz de hotel NH, un llavero de Bob Esponja...

Sonríe, melancólico. Pero ha de ser un hombre. Debe de tomar una decisión. Su mente enciclopédica repasa los nombres de aquellos grandes hombres y mujeres que, a lo largo de los siglos, debieron asumir grandes riesgos y responsabilidades en momentos decisivos: Luke Skywalker, Dartacán y los tres mosqueperros... a ellos no les tembló el pulso. Pensar en ellos le anima. Poco a poco, nota que su inmenso cereebro va generando una idea, al principio apenas un susurro en la lejanía.

Su cabeza tapa la bombilla; la Virgen de Regla se ilumina. Ya lo tiene.

Su línea de mediapuntas. A toda prisa, coge su estuche Pelikán y saca su pluma Ratón Mickey. Le quita el precioso capuchón con forma de orejas, y, con la lengua asomando por entre sus labios, escribe:

-Sejudo, Cevayos y Wander Brá.

Yo propongo "Sueño de una noche de Melano".

La noche veraniega apenas es refrescada por una leve brisa. Pepe Mel, asomado a la ventana de su gabinete, sabe que no logrará conciliar el sueño; al menos, hasta que complete la alineación de su equipo, que al día siguiente ha de debutar contra el Villarreal.

Ríos de sudor corren por su frente. Ha gastado tres rollos de papel de cocina, y aún así, no ha conseguido secarlos, por lo que se ha fabricado un gorro con una sábana de matrimonio. Los pezones están irritados por el roce con la camiseta del WBA.

Se da la vuelta y pasea por la estancia. Le falta completar la línea de mediapuntas, aquella que le dará al equipo el toque de distinción y a él su auténtica jerarquía: una declaración de intenciones, fiel a la escuela holandesa, pero adaptada al cálido clima del Sur.

En busca de inspiración, se acerca a su magnífica biblioteca: un cuadernillo Rubio a medio terminar, una guía telefónica del 2002, un Super Humor de Mortadelo y Pepe Gotera y Otilio, y sus dos obras preferidas: "El mentiroso" y "El camino al más allá"... pasa las manos con cariño por los lomos de los volúmenes.

-Tanta Historia y tanta Belleza... -dice, con cierta tristeza. Hace mucho que, por amor al Betis, dejó su carrera de escritor, violinista, arqueólogo y aventurero. Encima del escritorio se amontonan los recuerdos de sus incontables viajes y aventuras: un kit de baño de hotel NH, una Virgen de Regla fosforencente, un lápiz de hotel NH, un llavero de Bob Esponja...

Sonríe, melancólico. Pero ha de ser un hombre. Debe de tomar una decisión. Su mente enciclopédica repasa los nombres de aquellos grandes hombres y mujeres que, a lo largo de los siglos, debieron asumir grandes riesgos y responsabilidades en momentos decisivos: Luke Skywalker, Dartacán y los tres mosqueperros... a ellos no les tembló el pulso. Pensar en ellos le anima. Poco a poco, nota que su inmenso cereebro va generando una idea, al principio apenas un susurro en la lejanía.

Su cabeza tapa la bombilla; la Virgen de Regla se ilumina. Ya lo tiene.

Su línea de mediapuntas. A toda prisa, coge su estuche Pelikán y saca su pluma Ratón Mickey. Le quita el precioso capuchón con forma de orejas, y, con la lengua asomando por entre sus labios, escribe:

-Sejudo, Cevayos y Wander Brá.

Otro: "Las tribulaciones de un rayista en Sevilla"

La noche veraniega apenas es refrescada por una leve brisa. Pepe Mel, asomado a la ventana de su gabinete, sabe que no logrará conciliar el sueño; al menos, hasta que complete la alineación de su equipo, que al día siguiente ha de debutar contra el Villarreal.

Ríos de sudor corren por su frente. Ha gastado tres rollos de papel de cocina, y aún así, no ha conseguido secarlos, por lo que se ha fabricado un gorro con una sábana de matrimonio. Los pezones están irritados por el roce con la camiseta del WBA.

Se da la vuelta y pasea por la estancia. Le falta completar la línea de mediapuntas, aquella que le dará al equipo el toque de distinción y a él su auténtica jerarquía: una declaración de intenciones, fiel a la escuela holandesa, pero adaptada al cálido clima del Sur.

En busca de inspiración, se acerca a su magnífica biblioteca: un cuadernillo Rubio a medio terminar, una guía telefónica del 2002, un Super Humor de Mortadelo y Pepe Gotera y Otilio, y sus dos obras preferidas: "El mentiroso" y "El camino al más allá"... pasa las manos con cariño por los lomos de los volúmenes.

-Tanta Historia y tanta Belleza... -dice, con cierta tristeza. Hace mucho que, por amor al Betis, dejó su carrera de escritor, violinista, arqueólogo y aventurero. Encima del escritorio se amontonan los recuerdos de sus incontables viajes y aventuras: un kit de baño de hotel NH, una Virgen de Regla fosforencente, un lápiz de hotel NH, un llavero de Bob Esponja...

Sonríe, melancólico. Pero ha de ser un hombre. Debe de tomar una decisión. Su mente enciclopédica repasa los nombres de aquellos grandes hombres y mujeres que, a lo largo de los siglos, debieron asumir grandes riesgos y responsabilidades en momentos decisivos: Luke Skywalker, Dartacán y los tres mosqueperros... a ellos no les tembló el pulso. Pensar en ellos le anima. Poco a poco, nota que su inmenso cereebro va generando una idea, al principio apenas un susurro en la lejanía.

Su cabeza tapa la bombilla; la Virgen de Regla se ilumina. Ya lo tiene.

Su línea de mediapuntas. A toda prisa, coge su estuche Pelikán y saca su pluma Ratón Mickey. Le quita el precioso capuchón con forma de orejas, y, con la lengua asomando por entre sus labios, escribe:

-Sejudo, Cevayos y Wander Brá.

Hoy otra vez en la Ser.