El Betis ya avista la crisis más dura desde 1992
Alejandro Delmás, Sevilla
Actualizado 20/02/2010 23:28
Como en extraño mimetismo con el escenario económico, la actual sociedad deportiva llamada Real Betis Balompié se ha empeñado en sumirse en la peor crisis de su historia moderna. Visto lo visto en estos meses, el Betis va derecho al despeñadero: un año más en Segunda, una crisis de consecuencias incalculables.
Si el equipo del Betis no consigue el milagro de ganar en Cartagena el próximo domingo, Día de Andalucía, ese equipo habrá sellado su permanencia en la Liga Adelante. Y, de ese modo, la sociedad deportiva o entidad que lleva el nombre de Real Betis Balompié se enfrentará a la que, con toda seguridad, va a ser la peor crisis en su historia moderna. Para que nadie dude en lo de ‘historia moderna': sería la peor crisis desde que el Betis, en 1992 (ya hace casi 18 años) estuvo a punto de no poder registrarse como sociedad anónima deportiva.
Cómo ha podido llegarse a esta situación que ahora, justo ahora, empieza a asumir el presidente formal de la entidad, José León Gómez? ¿Cómo no se tomaron medidas sobre técnicos y jugadores cuando ya venían en catarata las señales de alerta, en el otoño de 2009? ¿Por qué se sostuvo a un insostenible Tapia, hasta con cinco derrotas seguidas fuera, sin marcar un gol? ¿Cómo no se invirtió en potenciar de verdad la plantilla, cuando la realidad ya advertía de que lo más caro y lo peor era seguir otro año lejos de Primera? ¿Cómo no se admite que un gasto de algunos millones de euros en buenos futbolistas iba a ser más barato que el desastre de no ascender? ¿No es posible razonar?
Los resultados de todo están ahí: el equipo (que necesitaría empezar de nuevo, con pretemporada y refuerzos) está muerto. Sin pulso. Víctor Fernández puede agitar algo, pero no es la Virgen de Lourdes. El Betis ha sido incapaz, en sendas jornadas consecutivas, de crear peligro en dos tramos de partido cercanos a la media hora en los que Recre y Albacete (...) sufrieron la expulsión de un jugador y la inferioridad numérica. Al fin, Arzu volvió a hacerse expulsar. La sensación de impotencia resulta ya tan abrumadora que anula a la afición: una cosa es animar y otra distinta es intentar revivir o resucitar a un cadáver, lo que es el Betis actual. ¿Puede ser peor? Increíble pero cierto. Sin ascender, puede ser peor: mucho peor.
Alejandro Delmás, Sevilla

Actualizado 20/02/2010 23:28
Como en extraño mimetismo con el escenario económico, la actual sociedad deportiva llamada Real Betis Balompié se ha empeñado en sumirse en la peor crisis de su historia moderna. Visto lo visto en estos meses, el Betis va derecho al despeñadero: un año más en Segunda, una crisis de consecuencias incalculables.
Si el equipo del Betis no consigue el milagro de ganar en Cartagena el próximo domingo, Día de Andalucía, ese equipo habrá sellado su permanencia en la Liga Adelante. Y, de ese modo, la sociedad deportiva o entidad que lleva el nombre de Real Betis Balompié se enfrentará a la que, con toda seguridad, va a ser la peor crisis en su historia moderna. Para que nadie dude en lo de ‘historia moderna': sería la peor crisis desde que el Betis, en 1992 (ya hace casi 18 años) estuvo a punto de no poder registrarse como sociedad anónima deportiva.
Cómo ha podido llegarse a esta situación que ahora, justo ahora, empieza a asumir el presidente formal de la entidad, José León Gómez? ¿Cómo no se tomaron medidas sobre técnicos y jugadores cuando ya venían en catarata las señales de alerta, en el otoño de 2009? ¿Por qué se sostuvo a un insostenible Tapia, hasta con cinco derrotas seguidas fuera, sin marcar un gol? ¿Cómo no se invirtió en potenciar de verdad la plantilla, cuando la realidad ya advertía de que lo más caro y lo peor era seguir otro año lejos de Primera? ¿Cómo no se admite que un gasto de algunos millones de euros en buenos futbolistas iba a ser más barato que el desastre de no ascender? ¿No es posible razonar?
Los resultados de todo están ahí: el equipo (que necesitaría empezar de nuevo, con pretemporada y refuerzos) está muerto. Sin pulso. Víctor Fernández puede agitar algo, pero no es la Virgen de Lourdes. El Betis ha sido incapaz, en sendas jornadas consecutivas, de crear peligro en dos tramos de partido cercanos a la media hora en los que Recre y Albacete (...) sufrieron la expulsión de un jugador y la inferioridad numérica. Al fin, Arzu volvió a hacerse expulsar. La sensación de impotencia resulta ya tan abrumadora que anula a la afición: una cosa es animar y otra distinta es intentar revivir o resucitar a un cadáver, lo que es el Betis actual. ¿Puede ser peor? Increíble pero cierto. Sin ascender, puede ser peor: mucho peor.
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