Porque yo te he visto caer y subir de segunda, te ví perder partidos increíbles y te vi ganar los mismos partidos. Vamos Betis, porque he ido a verte cuando estabas peor y cuando estabas mejor, con calor o calado hasta las trancas. Porque una derrota no es más que el comienzo de una victoria. Porque confío en tí Betis, en el Betis, en un Betis que sea lo que tiene que ser, el Real Betis Balompié.
Yo recuerdo momentos amargos donde fuimos como corderos degollados y aun así fuimos a verte ganar. Momentos tristísimos como el de Osasuna, donde un equipo de suplentes nos humilló, tenía en la grada a los béticos de la champion, a los de la copa, llenándolo, haciendo tifos para verte ganar, no íbamos a una fiesta, aunque la tercera parte del partido se jugó en Santander. Allí sí que fué agónica la fiesta y llena de lágrimas y llena de emoción, una emoción que la quiero para otras cosas, mi Betis.
Vamos Betis, Vamos, que es otro derbi, un partido de 6 puntos, un punto de encuentro en un bar un lunes, en el colegio, en las camisetas de nuestros niños, en la vida de una ciudad. Vamos Betis, la temporada pasada ya pasó, no oculto mi desilusión ni mis ganas de mejorar, pero el domingo, que Diós me coja confesado, porque la garganta seguro que caerá. Caerá gritando ánimos, ánimos que quiero ver reflejados en las caras de los jugadores, que se dejen la piel, que den todo lo que la magia y el esfuerzo puedan dar. Todo no, el 150%, porque eso es el derbi, eso es el partido que debemos ganar.
Debemos ganar, mi Betis, y no pienso en perder, ni lo pensaba el año pasado, y perdimos, pero yo iba a verte ganar, e iba a verte caer dignamente. De eso se trata mi amor por tí, mi Betis, quiero saber que lo que tantísimos béticos son capaces de hacer seas tú el que lo transforme en esfuerzo y magia. Te seguimos a Madrid y a la Cartuja en tu destierro porque allí queríamos estar, a tu lado.
Pero mi Betis, yo que quiero lo mejor para tí, déjame que también me preocupe por tus entrañas. No me vale que tu cara sea lavada, que tengas camiseta nueva si eso esconde otras cosas que da vergüenza enseñar. Eso no me lo va a quitar nadie, mi Betis, porque si con ganas te animo con más ganas te defiendo. Mi Betis, no eres ni un busto ni el parapeto, ni el juguete de nadie, mi Betis. Eres lo más grande que le ha ocurrido a mucha gente. Muchos béticos tienen tu carné nada más nacer, sus padres los engalanan con tus colores, sus abuelos los llevan a ver a tus jugadores entrenar y... en este derbi, mi Betis, abarrotarán el campo como hacen siempre, porque te quieren Betis.
Y el domingo allí me tendrás, con mi uniforme verdiblanco, ese uniforme que está compuesto por todo lo que mi Betis tenga a mano, todo y algo más, algo que va dentro, que sigue ahí cuando cuelgo la bufanda, ese algo que hace que vaya más allá de lo posible, que te quiera cada día más, y ese algo es el que cuando el partido empieza todo sea por tí y cuando el partido acabe me preocupe por saber perder, si perdemos, pero también por saber ganar. Un algo que es un legado de tantos y tantos béticos y es una responsabilidad para los que vengan, béticos muy béticos, que sin haber nacido no preguntan cuál es el que gana ni cuál es el que tiene, preguntan por tí, Betis.
Vamoooooooos Betis.
Yo recuerdo momentos amargos donde fuimos como corderos degollados y aun así fuimos a verte ganar. Momentos tristísimos como el de Osasuna, donde un equipo de suplentes nos humilló, tenía en la grada a los béticos de la champion, a los de la copa, llenándolo, haciendo tifos para verte ganar, no íbamos a una fiesta, aunque la tercera parte del partido se jugó en Santander. Allí sí que fué agónica la fiesta y llena de lágrimas y llena de emoción, una emoción que la quiero para otras cosas, mi Betis.
Vamos Betis, Vamos, que es otro derbi, un partido de 6 puntos, un punto de encuentro en un bar un lunes, en el colegio, en las camisetas de nuestros niños, en la vida de una ciudad. Vamos Betis, la temporada pasada ya pasó, no oculto mi desilusión ni mis ganas de mejorar, pero el domingo, que Diós me coja confesado, porque la garganta seguro que caerá. Caerá gritando ánimos, ánimos que quiero ver reflejados en las caras de los jugadores, que se dejen la piel, que den todo lo que la magia y el esfuerzo puedan dar. Todo no, el 150%, porque eso es el derbi, eso es el partido que debemos ganar.
Debemos ganar, mi Betis, y no pienso en perder, ni lo pensaba el año pasado, y perdimos, pero yo iba a verte ganar, e iba a verte caer dignamente. De eso se trata mi amor por tí, mi Betis, quiero saber que lo que tantísimos béticos son capaces de hacer seas tú el que lo transforme en esfuerzo y magia. Te seguimos a Madrid y a la Cartuja en tu destierro porque allí queríamos estar, a tu lado.
Pero mi Betis, yo que quiero lo mejor para tí, déjame que también me preocupe por tus entrañas. No me vale que tu cara sea lavada, que tengas camiseta nueva si eso esconde otras cosas que da vergüenza enseñar. Eso no me lo va a quitar nadie, mi Betis, porque si con ganas te animo con más ganas te defiendo. Mi Betis, no eres ni un busto ni el parapeto, ni el juguete de nadie, mi Betis. Eres lo más grande que le ha ocurrido a mucha gente. Muchos béticos tienen tu carné nada más nacer, sus padres los engalanan con tus colores, sus abuelos los llevan a ver a tus jugadores entrenar y... en este derbi, mi Betis, abarrotarán el campo como hacen siempre, porque te quieren Betis.
Y el domingo allí me tendrás, con mi uniforme verdiblanco, ese uniforme que está compuesto por todo lo que mi Betis tenga a mano, todo y algo más, algo que va dentro, que sigue ahí cuando cuelgo la bufanda, ese algo que hace que vaya más allá de lo posible, que te quiera cada día más, y ese algo es el que cuando el partido empieza todo sea por tí y cuando el partido acabe me preocupe por saber perder, si perdemos, pero también por saber ganar. Un algo que es un legado de tantos y tantos béticos y es una responsabilidad para los que vengan, béticos muy béticos, que sin haber nacido no preguntan cuál es el que gana ni cuál es el que tiene, preguntan por tí, Betis.
Vamoooooooos Betis.
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