Sobrevuela la posibilidad de dimisión del presidente, tocado tras la destitución de Mel
Las horas más difíciles para Ollero
17/01/2016 · Miguel Ángel Chazarri
En el Betis vienen curvas. Ya veremos si un entrenador de nivel y varios jugadores igualmente de calidad solucionan lo que definitivamente se ha convertido en una temporada de sobresaltos. Otra más. El presidente Juan Carlos Ollero, también responsable de la situación, anda en sus horas más bajas. Hombre templado, coherente y alejado de lo visceral del fútbol, los últimos acontecimientos han provocado que comience a recibir presiones de su círculo para que abandone y recupere su vida anterior. La comparecencia al lado de Macià en la noche de la destitución de Mel lo dejó en mal lugar. En estos momentos, aparecer junto a Eduardo Macià en cualquier foto es quemarse una barbaridad. El presidente lógicamente lo hizo porque no tenía más remedio. Asumió la responsabilidad del cargo. Pero fue un poco más allá. Respaldó la labor del valenciano al afirmar sentirse "razonablemente satisfecho" con la planificación perpetrada. Horas después, viendo que el discurso había sido manifiestamente mejorable, un vicepresidente que estaba en esa rueda de prensa en primera fila pero sin comparecer, José Miguel López Catalán, salió en Canal Sur a entonar una especie de autocrítica que en el fondo es lo de menos, pues el aficionado ya no quiere más palabras y sí buenas acciones, pero que desde luego sí se ajustaba mejor a la situación. Ollero quedó tocado. Tampoco es casualidad que en las negociaciones con Juande Ramos el presidente apenas haya intervenido. Otras veces Ollero ha impuesto la línea a seguir. Con Juande, en la decisión más importante (y costosa) de la temporada, Ollero ha tenido un papel muy secundario. Intervienen principalmente en las conversaciones Eduardo Macià, López Catalán y Ángel Haro. Horas después de la humillación ante el Sevilla, los domicilios de Ollero y Haro fueron pintados por los tontos de turno con insultos. El fútbol y su cara desagradable, que la tiene. Vaya si la tiene.
Ollero anda muy quemado. ¿Hasta el punto de irse? No parece probable, si bien el manejo de la situación es complejo y desde luego ganas no le faltan. Lo que no desea bajo ningún concepto es convertirse en un 'Maíto', salvando las enormes distancias entre uno y otro. Viendo el funcionamiento del club, no es tan difícil convertirse en un presidente con escasa autoridad. Ollero intenta que no sea así, pero es difícil. Para empezar, el embrollo judicial sigue y seguirá por bastante tiempo, salvo improbable acuerdo con Lopera. También es difícil zafarse de ese entorno que no manda pero sí influye. Y cuando vienen mal dadas, todos los que apoyaron su nombramiento y le dieron calor se evaporan, desaparecen. Nunca están en la foto delicada. Por eso, ante tal debilidad, ante la falta de club, termina mandando el último en llegar. Antes era Mel, ahora Macià y en breve veremos si toma el poder Juande Ramos. Al final, el remedio a corto plazo es el de siempre: ganar partidos. El resultado en Villarreal ayudará algo a calmar la situación. Aun así, puede que el de Mel no sea el único adiós de la temporada.
Las horas más difíciles para Ollero
17/01/2016 · Miguel Ángel Chazarri
En el Betis vienen curvas. Ya veremos si un entrenador de nivel y varios jugadores igualmente de calidad solucionan lo que definitivamente se ha convertido en una temporada de sobresaltos. Otra más. El presidente Juan Carlos Ollero, también responsable de la situación, anda en sus horas más bajas. Hombre templado, coherente y alejado de lo visceral del fútbol, los últimos acontecimientos han provocado que comience a recibir presiones de su círculo para que abandone y recupere su vida anterior. La comparecencia al lado de Macià en la noche de la destitución de Mel lo dejó en mal lugar. En estos momentos, aparecer junto a Eduardo Macià en cualquier foto es quemarse una barbaridad. El presidente lógicamente lo hizo porque no tenía más remedio. Asumió la responsabilidad del cargo. Pero fue un poco más allá. Respaldó la labor del valenciano al afirmar sentirse "razonablemente satisfecho" con la planificación perpetrada. Horas después, viendo que el discurso había sido manifiestamente mejorable, un vicepresidente que estaba en esa rueda de prensa en primera fila pero sin comparecer, José Miguel López Catalán, salió en Canal Sur a entonar una especie de autocrítica que en el fondo es lo de menos, pues el aficionado ya no quiere más palabras y sí buenas acciones, pero que desde luego sí se ajustaba mejor a la situación. Ollero quedó tocado. Tampoco es casualidad que en las negociaciones con Juande Ramos el presidente apenas haya intervenido. Otras veces Ollero ha impuesto la línea a seguir. Con Juande, en la decisión más importante (y costosa) de la temporada, Ollero ha tenido un papel muy secundario. Intervienen principalmente en las conversaciones Eduardo Macià, López Catalán y Ángel Haro. Horas después de la humillación ante el Sevilla, los domicilios de Ollero y Haro fueron pintados por los tontos de turno con insultos. El fútbol y su cara desagradable, que la tiene. Vaya si la tiene.
Ollero anda muy quemado. ¿Hasta el punto de irse? No parece probable, si bien el manejo de la situación es complejo y desde luego ganas no le faltan. Lo que no desea bajo ningún concepto es convertirse en un 'Maíto', salvando las enormes distancias entre uno y otro. Viendo el funcionamiento del club, no es tan difícil convertirse en un presidente con escasa autoridad. Ollero intenta que no sea así, pero es difícil. Para empezar, el embrollo judicial sigue y seguirá por bastante tiempo, salvo improbable acuerdo con Lopera. También es difícil zafarse de ese entorno que no manda pero sí influye. Y cuando vienen mal dadas, todos los que apoyaron su nombramiento y le dieron calor se evaporan, desaparecen. Nunca están en la foto delicada. Por eso, ante tal debilidad, ante la falta de club, termina mandando el último en llegar. Antes era Mel, ahora Macià y en breve veremos si toma el poder Juande Ramos. Al final, el remedio a corto plazo es el de siempre: ganar partidos. El resultado en Villarreal ayudará algo a calmar la situación. Aun así, puede que el de Mel no sea el único adiós de la temporada.
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