Caudillos
En tiempos de crisis deportiva, los populistas amenazan con hacerse con el sillón
Por MATEO GONZÁLEZ, 26 de enero de 2014 5:45 h.
Tanto pierde el Betis esta temporada que cuesta pensar que ganará el partido de la esperanza. Eternos. Muy largos se harán los meses que restan hasta que concluya la Liga si sigue sin aparecer esos motivos que cada semana adornan la ilusión de los aficionados antes de cada final que en las previas es sueño feliz y en el minuto 90, la pesadilla de siempre. Eternos. Porque todos los debates abiertos serán infinitos, manoseados, lanzados a la cara del que menos bien le caiga a quien le interese, con luchas intestinas, con un equipo descompuesto, con el dolor de ver cómo se arrancan a jirones esos deseos de normalidad que están teniendo una lamentable defunción. La caída lenta y previsible de un modelo, de un Betis que recuperó esa ilusión escondida y que ahora convierte su existencia en una suerte de rechazo a todo lo que huela a fútbol.
Todo ese escenario resulta terreno abonado para caudillos. En las crisis no valen las explicaciones y se demandan soluciones. Incluso las populistas. Más en el fútbol. Los caudillos lo saben. Y llevan tiempo preparándose, malmetiendo, buscando su hueco, haciendo del fracaso ajeno el elogio propio. Se entiende que el aficionado viva de manera guadianesca lo que sucede en su club. Sólo unos pocos locos están 24 horas pendientes de lo que sucede, analizando todos los puntos de vista, valorando más allá de si la pelota entra o no. Al que es de su equipo de semana en semana le resulta más fácil pensar en la solución de los caudillos. En ese recurso fácil: “Conmigo iréis a Europa. Conmigo llegarán estos grandes jugadores. Conmigo…”. ¿Les suena? Muchos se remiten a un pasado que adornan de sus picos deportivos olvidando que el cueste lo que cueste siempre benefició a sus bolsillos, según se ha comprobado.
La Justicia sigue su curso y va acotando posibilidades. Si los béticos creyeron de verdad en la idea de recuperar a su club con libertad, han de tomar precauciones con estos caudillos. El desastre actual no daña el concepto con el que se diseñó. No debe ser así. El Betis de hoy es el que toca. Con la mayoría accionarial administrada, sujeto por un plan de viabilidad del concurso y con sus miembros en una provisionalidad que impide otras miras. El Betis tiene ante sí un presente convulso, con demasiadas cuestiones que resolver. Lo temible en ese escenario es que los caudillos de turno sonrían en sus sillones pensando en un regreso de laurel. Es lo que algunos preparan. Los béticos tendrán la última palabra.
Caudillos - Al Final de la Palmera
En tiempos de crisis deportiva, los populistas amenazan con hacerse con el sillón
Por MATEO GONZÁLEZ, 26 de enero de 2014 5:45 h.
Tanto pierde el Betis esta temporada que cuesta pensar que ganará el partido de la esperanza. Eternos. Muy largos se harán los meses que restan hasta que concluya la Liga si sigue sin aparecer esos motivos que cada semana adornan la ilusión de los aficionados antes de cada final que en las previas es sueño feliz y en el minuto 90, la pesadilla de siempre. Eternos. Porque todos los debates abiertos serán infinitos, manoseados, lanzados a la cara del que menos bien le caiga a quien le interese, con luchas intestinas, con un equipo descompuesto, con el dolor de ver cómo se arrancan a jirones esos deseos de normalidad que están teniendo una lamentable defunción. La caída lenta y previsible de un modelo, de un Betis que recuperó esa ilusión escondida y que ahora convierte su existencia en una suerte de rechazo a todo lo que huela a fútbol.
Todo ese escenario resulta terreno abonado para caudillos. En las crisis no valen las explicaciones y se demandan soluciones. Incluso las populistas. Más en el fútbol. Los caudillos lo saben. Y llevan tiempo preparándose, malmetiendo, buscando su hueco, haciendo del fracaso ajeno el elogio propio. Se entiende que el aficionado viva de manera guadianesca lo que sucede en su club. Sólo unos pocos locos están 24 horas pendientes de lo que sucede, analizando todos los puntos de vista, valorando más allá de si la pelota entra o no. Al que es de su equipo de semana en semana le resulta más fácil pensar en la solución de los caudillos. En ese recurso fácil: “Conmigo iréis a Europa. Conmigo llegarán estos grandes jugadores. Conmigo…”. ¿Les suena? Muchos se remiten a un pasado que adornan de sus picos deportivos olvidando que el cueste lo que cueste siempre benefició a sus bolsillos, según se ha comprobado.
La Justicia sigue su curso y va acotando posibilidades. Si los béticos creyeron de verdad en la idea de recuperar a su club con libertad, han de tomar precauciones con estos caudillos. El desastre actual no daña el concepto con el que se diseñó. No debe ser así. El Betis de hoy es el que toca. Con la mayoría accionarial administrada, sujeto por un plan de viabilidad del concurso y con sus miembros en una provisionalidad que impide otras miras. El Betis tiene ante sí un presente convulso, con demasiadas cuestiones que resolver. Lo temible en ese escenario es que los caudillos de turno sonrían en sus sillones pensando en un regreso de laurel. Es lo que algunos preparan. Los béticos tendrán la última palabra.
Caudillos - Al Final de la Palmera
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