Javier Mérida
No es nostalgia, pero escuchar hablar a Manuel Castaño lo retrotrae a uno a una época no tan lejana en la que el fútbol era fútbol. ¿Eso es malo? Seguramente, no, como tampoco la savia nueva de Ángel Haro y José Luis López Catalán, quienes propugnan teorías similares, pero, quizá, más idealistas. Aclarado por todas las partes que el consenso es imposible, el accionista bético deberá decidir entre Betis, mucho más que un sentimiento y Ahora, Betis, ahora.
Pero este miércoles fue el día de Castaño, el de un hombre de fútbol, realista y de este siglo, sin la caspa que le atribuyen sus enemigos. "Pero esto no se trata de apoyos, que los tengo, sino de acciones. Vamos a celebrar una Junta General", llegó a decir, cuestionado por parte de la prensa que cree, abiertamente, en su contra.
El gran problema del candidato es que la sombra de Lopera no lo abandona. "Será consultado en algunos aspectos porque tiene el porcentaje más grande y se le consultarán los asuntos importantes, pero las decisiones las tomará el consejo de administración. Farusa tendrá derecho a uno o dos consejeros, ya que es lógico que la que aporta el mayor número de acciones tenga representación", argumentó Castaño, que descartó ser un títere o un monigote de Lopera. "Si salgo elegido presidente, pondré en riesgo mi patrimonio personal y si no puedo ser libre en mis decisiones, me voy a mi casa, que es donde estoy ahora, porque no tengo necesidad de estar ahí y poner en riesgo mi patrimonio. Trabajaré por y para el Real Betis Balompié, porque éste es el proyecto de Castaño, con el apoyo incondicional de Farusa y de muchísimos béticos. Farusa entiende que es un proyecto bueno y cuando tiene que estar es el día 23 en el hotel Al Ándalus a las ocho de la tarde para apoyar mi candidatura", invocó.
"No puedo decir los nombres de los consejeros de Farusa, porque aún no me los ha dicho Lopera, pero mañana me reuniré con él para eso. El resto serán abogados, economistas y arquitectos", dijo Castaño, que reserva sitio a las peñas y a algún líder de los accionistas minoritarios.
También habló sobre la candidatura de Catalán y Haro. "Espero llegar a la Junta con más del 28% de las acciones, mientras que ellos no creo alcancen más del 18%. Pero tengo que decir que Haro y Catalán no son mis rivales, mi rival es el Sevilla".
Sobre Eduardo Maciá vino a decir lo expresado ya en este diario, que hablará con él antes de tomar una decisión. "Tiene contrato en vigor y habrá que darle su tiempo, le preguntaré cuál es su proyecto a corto plazo, en el mercado de invierno, para cubrir las necesidades del equipo. Y también sobre sus planes de futuro. La verdad es que esperaba más de él, pero lleva poco tiempo aquí y merece confianza en principio para seguir trabajando en el Betis", reiteró Castaño, a la par que su favor a Mel: "Mi apoyo es total y absoluto al señor Pepe Mel, porque es el entrenador que quieren los béticos, ha ascendido al Betis dos veces y lo está haciendo bien pese a algunas deficiencias en la plantilla".
Entre los muchos béticos que lo acompañaron en el Salón Betis, se hallaba Paco Chaparro. También acudió el ex futbolista bético Luis Márquez, así como José María Nogués... "Chaparro ha trabajado muchos años conmigo en el Betis y siempre ha sido íntegro y honrado; es un hombre de mi confianza y estará en el club. Y Valenzuela, con el que he hablado hace una hora y pico, tres cuartos de lo mismo. Estaba conmigo como coordinador de cantera y en su caso ascendería, puesto que formaría parte de la secretaría técnica", informó sobre un hombre que podría coordinar el área, máxime si Maciá, tarde o temprano, acaba con sus huesos en otro lado, como es previsible, ya que a la fecha sólo lo mantienen su alta soldada y el beneficio de la duda por ser un recién llegado.
Castaño, que respondió a cuantas preguntas le hicieron, por comprometedoras que fueran, se quejó de que el Betis fuese "el último club en el ranking de transparencia de la Liga entre Primera y Segunda División". Por eso añadió: "Las personas que dirigen el Betis no parecen honradas. No lo aseguro, pero no lo parecen y veremos si el Betis ha pagado cantidades en paraísos fiscales. Habrá una auditoría externa, en aras de la transparencia".
Castaño respetará los contratos de los trabajadores, excepto altos cargos. "El Betis no puede ser el club del enchufismo. En cada partido se regalan 1.500 entradas y eso se va a acabar", apostilló.
No es nostalgia, pero escuchar hablar a Manuel Castaño lo retrotrae a uno a una época no tan lejana en la que el fútbol era fútbol. ¿Eso es malo? Seguramente, no, como tampoco la savia nueva de Ángel Haro y José Luis López Catalán, quienes propugnan teorías similares, pero, quizá, más idealistas. Aclarado por todas las partes que el consenso es imposible, el accionista bético deberá decidir entre Betis, mucho más que un sentimiento y Ahora, Betis, ahora.
Pero este miércoles fue el día de Castaño, el de un hombre de fútbol, realista y de este siglo, sin la caspa que le atribuyen sus enemigos. "Pero esto no se trata de apoyos, que los tengo, sino de acciones. Vamos a celebrar una Junta General", llegó a decir, cuestionado por parte de la prensa que cree, abiertamente, en su contra.
El gran problema del candidato es que la sombra de Lopera no lo abandona. "Será consultado en algunos aspectos porque tiene el porcentaje más grande y se le consultarán los asuntos importantes, pero las decisiones las tomará el consejo de administración. Farusa tendrá derecho a uno o dos consejeros, ya que es lógico que la que aporta el mayor número de acciones tenga representación", argumentó Castaño, que descartó ser un títere o un monigote de Lopera. "Si salgo elegido presidente, pondré en riesgo mi patrimonio personal y si no puedo ser libre en mis decisiones, me voy a mi casa, que es donde estoy ahora, porque no tengo necesidad de estar ahí y poner en riesgo mi patrimonio. Trabajaré por y para el Real Betis Balompié, porque éste es el proyecto de Castaño, con el apoyo incondicional de Farusa y de muchísimos béticos. Farusa entiende que es un proyecto bueno y cuando tiene que estar es el día 23 en el hotel Al Ándalus a las ocho de la tarde para apoyar mi candidatura", invocó.
"No puedo decir los nombres de los consejeros de Farusa, porque aún no me los ha dicho Lopera, pero mañana me reuniré con él para eso. El resto serán abogados, economistas y arquitectos", dijo Castaño, que reserva sitio a las peñas y a algún líder de los accionistas minoritarios.
También habló sobre la candidatura de Catalán y Haro. "Espero llegar a la Junta con más del 28% de las acciones, mientras que ellos no creo alcancen más del 18%. Pero tengo que decir que Haro y Catalán no son mis rivales, mi rival es el Sevilla".
Sobre Eduardo Maciá vino a decir lo expresado ya en este diario, que hablará con él antes de tomar una decisión. "Tiene contrato en vigor y habrá que darle su tiempo, le preguntaré cuál es su proyecto a corto plazo, en el mercado de invierno, para cubrir las necesidades del equipo. Y también sobre sus planes de futuro. La verdad es que esperaba más de él, pero lleva poco tiempo aquí y merece confianza en principio para seguir trabajando en el Betis", reiteró Castaño, a la par que su favor a Mel: "Mi apoyo es total y absoluto al señor Pepe Mel, porque es el entrenador que quieren los béticos, ha ascendido al Betis dos veces y lo está haciendo bien pese a algunas deficiencias en la plantilla".
Entre los muchos béticos que lo acompañaron en el Salón Betis, se hallaba Paco Chaparro. También acudió el ex futbolista bético Luis Márquez, así como José María Nogués... "Chaparro ha trabajado muchos años conmigo en el Betis y siempre ha sido íntegro y honrado; es un hombre de mi confianza y estará en el club. Y Valenzuela, con el que he hablado hace una hora y pico, tres cuartos de lo mismo. Estaba conmigo como coordinador de cantera y en su caso ascendería, puesto que formaría parte de la secretaría técnica", informó sobre un hombre que podría coordinar el área, máxime si Maciá, tarde o temprano, acaba con sus huesos en otro lado, como es previsible, ya que a la fecha sólo lo mantienen su alta soldada y el beneficio de la duda por ser un recién llegado.
Castaño, que respondió a cuantas preguntas le hicieron, por comprometedoras que fueran, se quejó de que el Betis fuese "el último club en el ranking de transparencia de la Liga entre Primera y Segunda División". Por eso añadió: "Las personas que dirigen el Betis no parecen honradas. No lo aseguro, pero no lo parecen y veremos si el Betis ha pagado cantidades en paraísos fiscales. Habrá una auditoría externa, en aras de la transparencia".
Castaño respetará los contratos de los trabajadores, excepto altos cargos. "El Betis no puede ser el club del enchufismo. En cada partido se regalan 1.500 entradas y eso se va a acabar", apostilló.
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