“La Liga inglesa es superior en todo: la estructura, la afición, la competitividad y el poderío económico”. Miguel Pérez Cuesta, Michu, la revelación de la pasada Liga inglesa por su participación como delantero en el Swansea, analiza así la fuga de cerebros españoles a los campos británicos. “Cualquier club inglés puede comprar un jugador español de cualquier equipo salvo del Madrid o el Barça. El mercado español está muy bien en relación calidad precio”, añade, seducido por la organización de la Premier (“puedes preparar un viaje para ver al Swansea en Liverpool en la jornada 38º porque ya está el calendario”), la competitividad (“puedes ganar en cualquier campo y en España es imposible en el Camp Nou o el Bernabéu”), y la pasión de la hinchada (“el aficionado valora mucho al jugador y tus seguidores viajan cuando juegas fuera”).
Los intermediarios y clubes ingleses están convencidos de que en España tiran una piedra y sale un futbolista, impresionados por que el delantero asturiano, un desconocido para ellos el año pasado, solo le costara al Swansea 2,5 millones, procedente del Rayo. La Premier exhibe su musculatura económica —es el torneo con más ingresos, 2.900 millones en 2011-12, según el estudio de Deloitte, seguida de la Bundesliga (1.900) y la Liga española (1.800)— para pagar 317 millones por los 24 jugadores españoles que acoge. En contraste, la Bundesliga ha invertido 54 millones en seis españoles: casi todo se lo lleva el pago de los 40 del Bayern al Athletic por Javi Martínez: y la Serie A italiana, 23 millones por ocho españoles, el más relevante Fernando Llorente, por quien el Juventus esperó a final de la pasada campaña para no abonar el traspaso al Athletic.
Una de las razones por las que Ernesto Valverde no quiso renovar por el Valencia fue la ruptura del acuerdo con Iago Aspas. A los nuevos dirigentes de Mestalla les pareció demasiado caro: 10 millones, una cifra que sí está dispuesto a abonarle el Liverpool al Celta. Incapaz de retener a sus mejores piezas, la clase media española asume que no solo no volverá a competir con el Barça y el Madrid, sino que ahora tampoco puede hacerlo con muchos clubes extranjeros, sobre todo ingleses.
Entre los dos gigantes españoles se reparten el 56% del total de los beneficios de la Liga; en la Premier, el Manchester solo se embolsa el 11%. Hasta la Segunda División inglesa, la Championship, ingresa 558 millones, la séptima en la clasificación, detrás de Rusia, y delante de Turquía y Holanda. En esa categoría, juega el exvalencianista Vicente (Brighton), mejor jugador de la Liga en 2004.
La estrella del Sevilla, Jesús Navas, se irá a Inglaterra, recorriendo un camino antes pisado por las perlas del Atlético (Fernando Torres y De Gea), el Valencia (Silva y Mata), el Málaga (Cazorla y Monreal), el Rayo (Michu), el Betis (Cañas y Adrián) y el Celta (Iago Aspas). Lo mismo en el Athletic (Javi Martínez y Llorente), aunque con destino distinto.
La Premier no solo va a por jugadores consagrados o jóvenes con talento. También se nutre de niños, de la cantera del Barça, preferentemente, de donde ha pescado ahora a tres cadetes de la quinta del 97: el ecuatoriano Josimar Quintero, al Chelsea, y a los españoles Sergio Caños, al Liverpool, y Julio Pleguezuelo, al Arsenal. Antes ya lo hizo el Arsenal con Cesc Fàbregas, aterrizado con 17 años en Highbury antes de ser vendido ocho años después al Barça, su equipo de partida, por 40 millones. Hay otros chicos fichados a coste cero como Ignasi Miquel (Arsenal, del Barça) y Suso (Liverpool, del Cádiz), aunque no siempre con final feliz: Fran Mérida, arrebatado por los gunners a La Masia, ha recalado en el Atlético Paranaense, el único español en Brasil, procedente del Hércules, en la Segunda División.
El futbolista español representa un estilo basado en la calidad técnica tanto individual como colectiva. Encaja a la perfección en la Premier. “Los pequeñitos (Mata, Silva y Cazorla) son unos fenómenos, nos han dado a conocer”, explica Michu. Ahora que José Mourinho siembra dudas sobre si contará o no en el Chelsea con Fernando Torres, este es el español más cotizado en la historia de Inglaterra: entre el Liverpool y el Chelsea han pagado por él 94 millones. Le sigue Silva, 33 millones del Manchester City al Valencia, y ahora Navas, 21 más cinco por objetivos del City al Sevilla. “Navas se va a salir porque es un torneo que le viene como anillo al dedo: hay mucha ida y vuelta y él es muy bueno físicamente”, sostiene el delantero del Swansea.
Navas y Aspas toman ahora el camino que antes hicieron Torres, Cazorla, Silva, Mata...
Hay cerca de 180 jugadores españoles esparcidos en 36 países. Curiosamente, ninguno en Francia. El estilo, la marca España, se exporta hasta en Hong Kong, donde llegaron a reunirse 11 españoles al calor del técnico catalán Josep Gombau. Uno de ellos, el lateral izquierdo gallego Dani Cancela, lo cuenta así: “Aquí, al haber sido colonia inglesa, les gusta el choque. Lo que más jalean es el despeje en largo, pero nosotros jugamos al estilo Barça y así hemos ganado. Los españoles estamos subidos en la ola, la fama nos precede, se nos presupone un nivel”. “Es un país con impuestos mínimos…”, prosigue Cancela. “No es para hacerse rico, pero está bien para un jugador de Segunda B en España”.
La vida no siempre es fácil para estos emigrantes. Hay torneos duros. El chipriota, por ejemplo. Un total de 20 españoles han coincidido en ese exótico campeonato sin razón aparente. Manolo Reina, exportero del Levante, tiene un mal recuerdo: “Estuve cinco meses al principio del año pasado y fue un desastre en todo. Firmé dos años, pero no pagaban, intentaron echarme de casa, el equipo, el Paphos, salía con nueve puntos menos por una sanción…”.
El único español en Catar es más que ilustre: Raúl. Otro noble de la Liga, el veterano hispano-brasileño Marcos Senna, anunció ayer su marcha a Estados Unidos. En México, de los tres españoles, dos Luis García que fueron internacionales con la Roja: el del Liverpool y el ex del Zaragoza. Xisco Muñoz, campeón de Liga en el Valencia en 2004, está en Georgia. Y en la Eredivisie, un único representante, Isaac Cuenca. Inglaterra es el paraíso, pero la crisis en España abre otros caminos.
La clase media se fuga a la Premier | Deportes | EL PAÍS
Los intermediarios y clubes ingleses están convencidos de que en España tiran una piedra y sale un futbolista, impresionados por que el delantero asturiano, un desconocido para ellos el año pasado, solo le costara al Swansea 2,5 millones, procedente del Rayo. La Premier exhibe su musculatura económica —es el torneo con más ingresos, 2.900 millones en 2011-12, según el estudio de Deloitte, seguida de la Bundesliga (1.900) y la Liga española (1.800)— para pagar 317 millones por los 24 jugadores españoles que acoge. En contraste, la Bundesliga ha invertido 54 millones en seis españoles: casi todo se lo lleva el pago de los 40 del Bayern al Athletic por Javi Martínez: y la Serie A italiana, 23 millones por ocho españoles, el más relevante Fernando Llorente, por quien el Juventus esperó a final de la pasada campaña para no abonar el traspaso al Athletic.
Una de las razones por las que Ernesto Valverde no quiso renovar por el Valencia fue la ruptura del acuerdo con Iago Aspas. A los nuevos dirigentes de Mestalla les pareció demasiado caro: 10 millones, una cifra que sí está dispuesto a abonarle el Liverpool al Celta. Incapaz de retener a sus mejores piezas, la clase media española asume que no solo no volverá a competir con el Barça y el Madrid, sino que ahora tampoco puede hacerlo con muchos clubes extranjeros, sobre todo ingleses.
Entre los dos gigantes españoles se reparten el 56% del total de los beneficios de la Liga; en la Premier, el Manchester solo se embolsa el 11%. Hasta la Segunda División inglesa, la Championship, ingresa 558 millones, la séptima en la clasificación, detrás de Rusia, y delante de Turquía y Holanda. En esa categoría, juega el exvalencianista Vicente (Brighton), mejor jugador de la Liga en 2004.
La estrella del Sevilla, Jesús Navas, se irá a Inglaterra, recorriendo un camino antes pisado por las perlas del Atlético (Fernando Torres y De Gea), el Valencia (Silva y Mata), el Málaga (Cazorla y Monreal), el Rayo (Michu), el Betis (Cañas y Adrián) y el Celta (Iago Aspas). Lo mismo en el Athletic (Javi Martínez y Llorente), aunque con destino distinto.
La Premier no solo va a por jugadores consagrados o jóvenes con talento. También se nutre de niños, de la cantera del Barça, preferentemente, de donde ha pescado ahora a tres cadetes de la quinta del 97: el ecuatoriano Josimar Quintero, al Chelsea, y a los españoles Sergio Caños, al Liverpool, y Julio Pleguezuelo, al Arsenal. Antes ya lo hizo el Arsenal con Cesc Fàbregas, aterrizado con 17 años en Highbury antes de ser vendido ocho años después al Barça, su equipo de partida, por 40 millones. Hay otros chicos fichados a coste cero como Ignasi Miquel (Arsenal, del Barça) y Suso (Liverpool, del Cádiz), aunque no siempre con final feliz: Fran Mérida, arrebatado por los gunners a La Masia, ha recalado en el Atlético Paranaense, el único español en Brasil, procedente del Hércules, en la Segunda División.
El futbolista español representa un estilo basado en la calidad técnica tanto individual como colectiva. Encaja a la perfección en la Premier. “Los pequeñitos (Mata, Silva y Cazorla) son unos fenómenos, nos han dado a conocer”, explica Michu. Ahora que José Mourinho siembra dudas sobre si contará o no en el Chelsea con Fernando Torres, este es el español más cotizado en la historia de Inglaterra: entre el Liverpool y el Chelsea han pagado por él 94 millones. Le sigue Silva, 33 millones del Manchester City al Valencia, y ahora Navas, 21 más cinco por objetivos del City al Sevilla. “Navas se va a salir porque es un torneo que le viene como anillo al dedo: hay mucha ida y vuelta y él es muy bueno físicamente”, sostiene el delantero del Swansea.
Navas y Aspas toman ahora el camino que antes hicieron Torres, Cazorla, Silva, Mata...
Hay cerca de 180 jugadores españoles esparcidos en 36 países. Curiosamente, ninguno en Francia. El estilo, la marca España, se exporta hasta en Hong Kong, donde llegaron a reunirse 11 españoles al calor del técnico catalán Josep Gombau. Uno de ellos, el lateral izquierdo gallego Dani Cancela, lo cuenta así: “Aquí, al haber sido colonia inglesa, les gusta el choque. Lo que más jalean es el despeje en largo, pero nosotros jugamos al estilo Barça y así hemos ganado. Los españoles estamos subidos en la ola, la fama nos precede, se nos presupone un nivel”. “Es un país con impuestos mínimos…”, prosigue Cancela. “No es para hacerse rico, pero está bien para un jugador de Segunda B en España”.
La vida no siempre es fácil para estos emigrantes. Hay torneos duros. El chipriota, por ejemplo. Un total de 20 españoles han coincidido en ese exótico campeonato sin razón aparente. Manolo Reina, exportero del Levante, tiene un mal recuerdo: “Estuve cinco meses al principio del año pasado y fue un desastre en todo. Firmé dos años, pero no pagaban, intentaron echarme de casa, el equipo, el Paphos, salía con nueve puntos menos por una sanción…”.
El único español en Catar es más que ilustre: Raúl. Otro noble de la Liga, el veterano hispano-brasileño Marcos Senna, anunció ayer su marcha a Estados Unidos. En México, de los tres españoles, dos Luis García que fueron internacionales con la Roja: el del Liverpool y el ex del Zaragoza. Xisco Muñoz, campeón de Liga en el Valencia en 2004, está en Georgia. Y en la Eredivisie, un único representante, Isaac Cuenca. Inglaterra es el paraíso, pero la crisis en España abre otros caminos.
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