Este post lo abro con algún retraso. Puede parecer que aprovecho la coyuntura relacionada con la visibilidad de un partido de Copa contra todo un Barcelona, pero lo cierto es que ya lo tenía que haber abierto antes.

Aunque la llegada del Gordo sea debida a la tremenda situación de inestabilidad institucional que nos acucia, mis sensaciones han cambiado por completo. Se respira Betis por todas las esquinas, ha vuelto el sabor del viejo Betis que me cautivó cuando veia a Rincón celebrando goles mientras me colgaban los pies del foso del Gol Sur siendo todavía niño. Puede que tenga que ver con que ya peino algunas canas y tengo los sentimientos a flor de piel con todo lo que rodea a este glorioso club al que tanto debo, pues hice mios sus valores de humildad, trabajo y lucha en las situaciones más adversas.

Todo esto cambió mucho con el innombrable, que pintó mil veces las paredes de nuestro corazón verdiblanco con latas llenas de dinero del Monopoly. Quien nos diría entonces, con aquellos cantos de sirenas en forma de fichajes multimillonarios, que el Dios al que todos aclamaban acabaría por herir (nunca matar) el más profundo sentimiento del equipo de las trece barras en la camiseta y, si me permiten, medias bajadas hasta los tobillos.

Estoy cada vez más orgulloso de vosotros, los béticos, pues sin vosotros probablemente hoy sería una persona bastante diferente de lo que soy. Hoy vivo en Portugal, sigo a mi Betis en la distancia, con más cariño que nunca, y a pesar de que nuestra historia siempre ha estado plagada de acontecimientos desgraciados, de múltiples caídas, no dejo de sorprenderme de cómo siempre nos conseguimos levantar, cada vez con más fuerza y orgullo.

Viva el Betis!

PD: perdonad, por la extensión casi parece más el mensaje de Nochebuena del Rey que un simple post ;)