El Real Betis Balompié, nuestro Betis, esa pasión tal y como algún día lo conocimos, se nos muere. Se desangra poco a poco con la complicidad de unos señores que dicen llamarse consejeros, y ante la mirada resignada de miles de béticos que se sienten impotentes ante un desenlace que nunca quisimos imaginar.
Hemos llegado al límite, al extremo que muchos béticos pronosticaban y que pocos querían creer, cuando resultaba mucho más cómodo agachar la cabeza que afrontar el daño que supone conocer la realidad. Pues bien, ya no se puede mirar a otro lado, porque en el corazón de cada bético se puede observar un pedazo del escudo que destroza día a día y con una constancia cruel aquel que se hacía llamar el salvador del beticismo. El escudo de las trece barras maltratadas, el símbolo que nos une con nuestra historia, con nuestros niños y nuestros mayores... un escudo roto en mil pedazos.
Podemos hablar de fútbol, de errores defensivos, de los árbitros, de presupuestos engañosos, de insultos a leyendas del club, de lamentables planificaciones deportivas, de delitos societarios, de evasión de impuestos y de contratos televisivos perdidos. Pero yo prefiero hablar de sentimientos, del irreparable daño que unos señores están haciendo a un club con 102 años de historia. Hoy tengo que hablar del sufrimiento de miles y miles de béticos que cada día prefieren evitar a su corazón y engañar a su cabeza pensando que ya vendrán tiempos mejores.
El origen de nuestro problemas es por todos conocidos, por lo que no creo que sea necesario repetir una vez más los motivos por los que el máximo accionista debe abandonar YA la entidad. Sin embargo, me gustaría ir hoy un poco más allá y señalar a todos aquellos que, desde el palco, permiten con sus firmas y su silencio el daño que se le está haciendo al Real Betis.
¡Ha llegado la hora de actuar! Tenemos que demostrarle a esos pobres hombres que los béticos estamos vivos, y vamos a pelear hasta la extenuación por salvar al club de nuestros amores. Ese club que nuestros padres y abuelos no dejaron morir en peores circunstancias.
¡Ha llegado la hora decir BASTA! Basta de ridículos, de humillaciones, de faltas de profesionalidad y respeto. Basta de aguantar a los cómplices que se sientan en el palco y que no son capaces de representarse ni a ellos mismos. Señores consejeros, cómplices del hundimiento de la entidad, ¡BASTA YA! Dejen de hacer el ridículo y márchense. Dejen de apoyar con su silencio al personaje más dañino de la historia del Real Betis Balompié, y váyanse allí donde su presencia no cause más dolor a los béticos.
Desgraciadamente, la experiencia nos dice que estos personajes harán una vez más oídos sordos a las súplicas de los béticos. Desde luego, no se puede esperar un arrebato de dignidad y profesionalidad de alguien que ha conseguido el cargo de “Consejero que no aconseja” gracias a tragar con las perversiones del máximo accionista y a unas buenas **********.
Por todo ello, por nuestra dignidad, por nuestra historia, por nuestro escudo, por las generaciones que quedan por llegar, y por nuestro Betis, el Betis de Benito Villamarín, de Jaramillo, de Luís del Sol, de Gordillo, por el Betis de los béticos... ha llegado el momento de decir ¡BASTA YA!.
El 23-M tenemos una magnífica oportunidad para manifestar pacíficamente nuestra desaprobación a tantos años de pésima gestión deportiva, económica, social e institucional. Tenemos la obligación de luchar para volver a sentirnos orgullosos de ser béticos, y demostrarle a los señores del palco que los queremos muy lejos de nuestras vidas.
Recuérdalo. 23-M: Un bético no se rinde nunca.
Hemos llegado al límite, al extremo que muchos béticos pronosticaban y que pocos querían creer, cuando resultaba mucho más cómodo agachar la cabeza que afrontar el daño que supone conocer la realidad. Pues bien, ya no se puede mirar a otro lado, porque en el corazón de cada bético se puede observar un pedazo del escudo que destroza día a día y con una constancia cruel aquel que se hacía llamar el salvador del beticismo. El escudo de las trece barras maltratadas, el símbolo que nos une con nuestra historia, con nuestros niños y nuestros mayores... un escudo roto en mil pedazos.
Podemos hablar de fútbol, de errores defensivos, de los árbitros, de presupuestos engañosos, de insultos a leyendas del club, de lamentables planificaciones deportivas, de delitos societarios, de evasión de impuestos y de contratos televisivos perdidos. Pero yo prefiero hablar de sentimientos, del irreparable daño que unos señores están haciendo a un club con 102 años de historia. Hoy tengo que hablar del sufrimiento de miles y miles de béticos que cada día prefieren evitar a su corazón y engañar a su cabeza pensando que ya vendrán tiempos mejores.
El origen de nuestro problemas es por todos conocidos, por lo que no creo que sea necesario repetir una vez más los motivos por los que el máximo accionista debe abandonar YA la entidad. Sin embargo, me gustaría ir hoy un poco más allá y señalar a todos aquellos que, desde el palco, permiten con sus firmas y su silencio el daño que se le está haciendo al Real Betis.
¡Ha llegado la hora de actuar! Tenemos que demostrarle a esos pobres hombres que los béticos estamos vivos, y vamos a pelear hasta la extenuación por salvar al club de nuestros amores. Ese club que nuestros padres y abuelos no dejaron morir en peores circunstancias.
¡Ha llegado la hora decir BASTA! Basta de ridículos, de humillaciones, de faltas de profesionalidad y respeto. Basta de aguantar a los cómplices que se sientan en el palco y que no son capaces de representarse ni a ellos mismos. Señores consejeros, cómplices del hundimiento de la entidad, ¡BASTA YA! Dejen de hacer el ridículo y márchense. Dejen de apoyar con su silencio al personaje más dañino de la historia del Real Betis Balompié, y váyanse allí donde su presencia no cause más dolor a los béticos.
Desgraciadamente, la experiencia nos dice que estos personajes harán una vez más oídos sordos a las súplicas de los béticos. Desde luego, no se puede esperar un arrebato de dignidad y profesionalidad de alguien que ha conseguido el cargo de “Consejero que no aconseja” gracias a tragar con las perversiones del máximo accionista y a unas buenas **********.
Por todo ello, por nuestra dignidad, por nuestra historia, por nuestro escudo, por las generaciones que quedan por llegar, y por nuestro Betis, el Betis de Benito Villamarín, de Jaramillo, de Luís del Sol, de Gordillo, por el Betis de los béticos... ha llegado el momento de decir ¡BASTA YA!.
El 23-M tenemos una magnífica oportunidad para manifestar pacíficamente nuestra desaprobación a tantos años de pésima gestión deportiva, económica, social e institucional. Tenemos la obligación de luchar para volver a sentirnos orgullosos de ser béticos, y demostrarle a los señores del palco que los queremos muy lejos de nuestras vidas.
Recuérdalo. 23-M: Un bético no se rinde nunca.
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