Leo estos días a béticos que el 15J no cambió nada, que el 15J no se movió nadie, que el 15J no sirvió para nada. Y lo leo con sorpresa, porque para mí el 15J lo cambió absolutamente todo.
Retrocediendo un poco en el tiempo, cualquier movimiento de queja o protesta contra la penosa gestión parecía ahogarse en un mar de dudas verdiblancas. Qué querrán esos??? Estos quiénes son??? Otras siglas nuevas, otros que me hablan de esto y aquello... En fin, que la mayoría de los béticos sabíamos que algo no iba bien, que esto hacía aguas y que no sabíamos cómo afrontarlo.
Las dos asociaciones, tres posteriormente, que más o menos se ponían con los brazos en cruz delante del consejo en Juntas y Asambleas, en comunicados e informaciones a los béticos no tenían el calado social necesario porque el bético no se acababa de creer esas palabras, a veces muy técnicas, que le contaban. Siempre presuntamente, pero definiciones como vaciamiento patrimonial, empresas fantasmas, las tontas, las listas, contratos, convenios urbanísticos etc... fueron poco a poco empujando a fichajes, homenajes, fiestas y goles porque, simplemente, estos no existían.
Pero las asociaciones iban dándose a conocer y, por la dinámica autodestructiva del equipo, eran donde se desviaban las miradas de cada vez más béticos buscando posibles soluciones o ver qué opinaban estos chicos.
Pocos días antes del último partido de la triste pasada liga, PNB convocó asamblea para sus asociados y, como siempre, para cualquier bético que quisiera conocerlos justamente el día después del partido para analizar asambleariamente con sus socios los pasos a seguir.
Pero... lo difícil se hizo imposible y ganarle al Valladolid no fue posible y nos vimos abocados a la segunda división tras años de sortearla en los últimos encuentros. La asamblea fue multitudinaria, los béticos que asistieron, socios y no socios pedían que el beticismo se echase a la calle. La directiva de PNB, como viene haciendo desde su constitución, se comprometió a la petición de sus socios y convocó el 15J. Posteriormente a esta convocatoria fueron uniéndose más y más grupos, béticos, peñas, personajes de toda condición y con ganas de colaborar, jóvenes y mayores se organizaron en un engranaje sorprendente y que movilizó a cientos de béticos con una ilusión enorme y un trabajo de grandísima calidad.
Llegó el 15J adobado con amenazas, con promesas, con islas de los mosquitos, con adhesiones y con compresiones, con subasteo del Betis a nivel nacional. Pero llegó. Yo me acerqué por la plaza Virgen de los Reyes hora y media antes de la convocatoria (sí, esa en la que salían todos los del Corte Inglés) y en la plaza había unos 200 béticos. Era un órdago muy fuerte el lanzado. Muy fuerte. Esperaba unos 15 béticos y me parecía que no íbamos a llegar a 5000. Me encaminé al punto de encuentro de voluntarios y empecé a ver caras y más caras, gente desconocida con la bufanda anudada a la muñeca, con la camiseta del Betis, con la sonrisa en la boca. Y en ese sitio, calle Placentines, se fue agregando cada vez más béticos, De ahí partió la pancarta de fiel infantería, que más o menos fue tranquila hasta llegar a los piés de la giralda, y nunca olvidaré lo que ví. La Plaza Virgen de los Reyes llena a reventar. A partir de ese instante todo fue como ir en una nube. Salir de la plaza con la pancarta de cabecera fue una dulcísima pesadilla. Cánticos, himnos, pancartas, verde, mucho verde y blanco.
De ahí hasta el final en la Plaza Nueva todo fue de record, con imágenes que pasarán por derecho propio a la historia centenaria del Betis. Cómo que no ha cambiado nada, si ha cambiado absolutamente todo. Los béticos hemos cambiado, el talante, la forma de ser de la afición, todo ha cambiado. La demostración palpable de que somos, somos una grandísima afición. La demostración de que quien quiera liderar el cambio y pueda, va a tener la ilusión de miles de béticos detrás, pero también ha cambiado que esa ilusión no se da a cambio de promesas vacías. Sobre todo en esto hemos cambiado.
No ha cambiado nada donde se sabía que nada cambiaría. Nuevas cortinas de humo siguen apareciendo en el mismo escenario betusto y recargado de siempre. Ahí sí que no ha cambiado nada, ni la falta de respeto, ni la sordera, ni siquiera una disculpa por el maldito segundazo. Las culpas??? tampoco cambiaron las culpas: los postes, el osasuna y los árbitros.
Tantas cosas han cambiado que cuando de verdad cambien las cosas la eclosión del beticismo creo que será enorme.
Retrocediendo un poco en el tiempo, cualquier movimiento de queja o protesta contra la penosa gestión parecía ahogarse en un mar de dudas verdiblancas. Qué querrán esos??? Estos quiénes son??? Otras siglas nuevas, otros que me hablan de esto y aquello... En fin, que la mayoría de los béticos sabíamos que algo no iba bien, que esto hacía aguas y que no sabíamos cómo afrontarlo.
Las dos asociaciones, tres posteriormente, que más o menos se ponían con los brazos en cruz delante del consejo en Juntas y Asambleas, en comunicados e informaciones a los béticos no tenían el calado social necesario porque el bético no se acababa de creer esas palabras, a veces muy técnicas, que le contaban. Siempre presuntamente, pero definiciones como vaciamiento patrimonial, empresas fantasmas, las tontas, las listas, contratos, convenios urbanísticos etc... fueron poco a poco empujando a fichajes, homenajes, fiestas y goles porque, simplemente, estos no existían.
Pero las asociaciones iban dándose a conocer y, por la dinámica autodestructiva del equipo, eran donde se desviaban las miradas de cada vez más béticos buscando posibles soluciones o ver qué opinaban estos chicos.
Pocos días antes del último partido de la triste pasada liga, PNB convocó asamblea para sus asociados y, como siempre, para cualquier bético que quisiera conocerlos justamente el día después del partido para analizar asambleariamente con sus socios los pasos a seguir.
Pero... lo difícil se hizo imposible y ganarle al Valladolid no fue posible y nos vimos abocados a la segunda división tras años de sortearla en los últimos encuentros. La asamblea fue multitudinaria, los béticos que asistieron, socios y no socios pedían que el beticismo se echase a la calle. La directiva de PNB, como viene haciendo desde su constitución, se comprometió a la petición de sus socios y convocó el 15J. Posteriormente a esta convocatoria fueron uniéndose más y más grupos, béticos, peñas, personajes de toda condición y con ganas de colaborar, jóvenes y mayores se organizaron en un engranaje sorprendente y que movilizó a cientos de béticos con una ilusión enorme y un trabajo de grandísima calidad.
Llegó el 15J adobado con amenazas, con promesas, con islas de los mosquitos, con adhesiones y con compresiones, con subasteo del Betis a nivel nacional. Pero llegó. Yo me acerqué por la plaza Virgen de los Reyes hora y media antes de la convocatoria (sí, esa en la que salían todos los del Corte Inglés) y en la plaza había unos 200 béticos. Era un órdago muy fuerte el lanzado. Muy fuerte. Esperaba unos 15 béticos y me parecía que no íbamos a llegar a 5000. Me encaminé al punto de encuentro de voluntarios y empecé a ver caras y más caras, gente desconocida con la bufanda anudada a la muñeca, con la camiseta del Betis, con la sonrisa en la boca. Y en ese sitio, calle Placentines, se fue agregando cada vez más béticos, De ahí partió la pancarta de fiel infantería, que más o menos fue tranquila hasta llegar a los piés de la giralda, y nunca olvidaré lo que ví. La Plaza Virgen de los Reyes llena a reventar. A partir de ese instante todo fue como ir en una nube. Salir de la plaza con la pancarta de cabecera fue una dulcísima pesadilla. Cánticos, himnos, pancartas, verde, mucho verde y blanco.
De ahí hasta el final en la Plaza Nueva todo fue de record, con imágenes que pasarán por derecho propio a la historia centenaria del Betis. Cómo que no ha cambiado nada, si ha cambiado absolutamente todo. Los béticos hemos cambiado, el talante, la forma de ser de la afición, todo ha cambiado. La demostración palpable de que somos, somos una grandísima afición. La demostración de que quien quiera liderar el cambio y pueda, va a tener la ilusión de miles de béticos detrás, pero también ha cambiado que esa ilusión no se da a cambio de promesas vacías. Sobre todo en esto hemos cambiado.
No ha cambiado nada donde se sabía que nada cambiaría. Nuevas cortinas de humo siguen apareciendo en el mismo escenario betusto y recargado de siempre. Ahí sí que no ha cambiado nada, ni la falta de respeto, ni la sordera, ni siquiera una disculpa por el maldito segundazo. Las culpas??? tampoco cambiaron las culpas: los postes, el osasuna y los árbitros.
Tantas cosas han cambiado que cuando de verdad cambien las cosas la eclosión del beticismo creo que será enorme.
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