ESTE NO ES MI CURRO BETIS
Tras bajar a Tercera División en 1947, se inició el Campeonato de Copa. En la primera eliminatoria se dejó al primerdivisionario Deportivo coruñés. En la siguiente ronda, el rival de turno fue el todopoderoso Real Madrid. Cuando nadie daba un duro por el Betis, los verdiblancos, derrochando tesón, coraje y calidad, arrollaron a los capitalinos, endosándoles un 4 a 0. Sin embargo, en el partido de vuelta, cuando se esperaba que los verdiblancos fueran al menos capaces de mantener el tipo, encajaron un inapelable 6-0 que hizo volver a la parroquia blanquiverde a la cruda realidad, aprehendiendo así que el Betis carecería siempre de medias tintas.
Aquel mes de mayo de 1966, el Betis tras haber descendido a la Segunda División como colista, fue capaz de realizar la hazaña de eliminar a todo un Real Madrid, que se acababa de coronar unos días antes Campeón de Europa. La crónica del Correo de Andalucía, tras haber eliminado el Betis al Español de Barcelona, recalcaba por primera vez (sirva para la Historia del Club), que el Betis era como Curro Romero, capaz de lo mejor y de lo peor. Los de las Trece Barras habían ofrecido la de cal.
El equipo Verdiblanco se colocaba en Semifinales de la Copa de España. A la semana siguiente, bajo inyección de moral se empataba en San Mamés en el partido de ida. El equipo estaba lanzado y todo el mundo esperaba lo mejor; sin embargo, fiel a su propia Historia, los béticos cayeron derrotados en el partido de vuelta, por 1 gol a 4. El Betis había dado la de arena.
Pocas semanas antes de finalizar la gloriosa 76-77, un Betis poderoso (que ganaría aquella Temporada la Copa del Rey) se hallaba en una posición óptima para asentarse en los lugares clasificatorios que dieran opción a una clasificación europea. Sin embargo, un Málaga descendido y sin nada en juego, ganó 0 a 1, consumándose lo inesperado. Una vez más, aficionados y periodistas volvieron a recordar el Currobetis.
Esta tarde hemos sido testigos bajo la mayor de las impotencias. Hemos sufrido una golpe seco en el costado, recordando la Elegía a Ramón Sijé de Miguel Hernández. Nos ha dolido hasta el aliento. Un Levante colista, casi descendido, acuciado por los problemas económicos, que jamás había conocido la victoria por estos pagos, repleto de lesiones, se ha llevado los tres puntos con justicia de un lugar, cuando hoy, para los adentros de la sufrida Afición Verdiblanca “no se debió perder”.
Este Betis de hoy, no es el Betis de las grandes hazañas - ¿a cuántos puntos de la UEFA?-, sino un equipo repleto de carencias que ha empezado a levantar cabeza gracias a la labor de un modesto entrenador (que aún desconoce si tendrá que cambiar o no la caseta para la próxima campaña) que está haciendo mil malabarismos y confeccionando un traje de luces verdes y blancas, que por falta de material también produce sombras como la de esta tarde. Por eso, por favor, no recuerden, no desentierren el Currobetis, porque ¿Debe considerarse acaso una hazaña deportiva conseguir la permanencia? Pero, aunque sí se es capaz de lo “casi mejor” y de “así es y así hay que quererlo”-manque le pese al oligarca del palco-, por favor, insisto, no me asocien ni desentierren al Faraón de Camas. Ésta no es la ocasión. Este no es mi Currobetis.
Tras bajar a Tercera División en 1947, se inició el Campeonato de Copa. En la primera eliminatoria se dejó al primerdivisionario Deportivo coruñés. En la siguiente ronda, el rival de turno fue el todopoderoso Real Madrid. Cuando nadie daba un duro por el Betis, los verdiblancos, derrochando tesón, coraje y calidad, arrollaron a los capitalinos, endosándoles un 4 a 0. Sin embargo, en el partido de vuelta, cuando se esperaba que los verdiblancos fueran al menos capaces de mantener el tipo, encajaron un inapelable 6-0 que hizo volver a la parroquia blanquiverde a la cruda realidad, aprehendiendo así que el Betis carecería siempre de medias tintas.
Aquel mes de mayo de 1966, el Betis tras haber descendido a la Segunda División como colista, fue capaz de realizar la hazaña de eliminar a todo un Real Madrid, que se acababa de coronar unos días antes Campeón de Europa. La crónica del Correo de Andalucía, tras haber eliminado el Betis al Español de Barcelona, recalcaba por primera vez (sirva para la Historia del Club), que el Betis era como Curro Romero, capaz de lo mejor y de lo peor. Los de las Trece Barras habían ofrecido la de cal.
El equipo Verdiblanco se colocaba en Semifinales de la Copa de España. A la semana siguiente, bajo inyección de moral se empataba en San Mamés en el partido de ida. El equipo estaba lanzado y todo el mundo esperaba lo mejor; sin embargo, fiel a su propia Historia, los béticos cayeron derrotados en el partido de vuelta, por 1 gol a 4. El Betis había dado la de arena.
Pocas semanas antes de finalizar la gloriosa 76-77, un Betis poderoso (que ganaría aquella Temporada la Copa del Rey) se hallaba en una posición óptima para asentarse en los lugares clasificatorios que dieran opción a una clasificación europea. Sin embargo, un Málaga descendido y sin nada en juego, ganó 0 a 1, consumándose lo inesperado. Una vez más, aficionados y periodistas volvieron a recordar el Currobetis.
Esta tarde hemos sido testigos bajo la mayor de las impotencias. Hemos sufrido una golpe seco en el costado, recordando la Elegía a Ramón Sijé de Miguel Hernández. Nos ha dolido hasta el aliento. Un Levante colista, casi descendido, acuciado por los problemas económicos, que jamás había conocido la victoria por estos pagos, repleto de lesiones, se ha llevado los tres puntos con justicia de un lugar, cuando hoy, para los adentros de la sufrida Afición Verdiblanca “no se debió perder”.
Este Betis de hoy, no es el Betis de las grandes hazañas - ¿a cuántos puntos de la UEFA?-, sino un equipo repleto de carencias que ha empezado a levantar cabeza gracias a la labor de un modesto entrenador (que aún desconoce si tendrá que cambiar o no la caseta para la próxima campaña) que está haciendo mil malabarismos y confeccionando un traje de luces verdes y blancas, que por falta de material también produce sombras como la de esta tarde. Por eso, por favor, no recuerden, no desentierren el Currobetis, porque ¿Debe considerarse acaso una hazaña deportiva conseguir la permanencia? Pero, aunque sí se es capaz de lo “casi mejor” y de “así es y así hay que quererlo”-manque le pese al oligarca del palco-, por favor, insisto, no me asocien ni desentierren al Faraón de Camas. Ésta no es la ocasión. Este no es mi Currobetis.
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