Esta noche, mientras iba en un taxi por Madrid, me encuentro un cartel al lado de una obra en la que leo: AGROMAN... Al instante empiezo a recordar las primeras obras de remodelación del estadio, si no me equivoco allá por el año 1999 o 2000 (ojo, casi 10 años y ahí sigue el campo a medio esbozar). Con cierta emoción vuelvo a sentir aquella sensación de ir a ver como estaban las obras, en pleno mes de Agosto previo al debut de Denilson. Todo era hermoso, creíamos que teníamos un club puntero, nos sentíamos vivos, creíamos en un tipo llamado Lopera.

A los pocos meses las obras se paran y el gran dictador comienza a hacer una de las suyas. Aparece en los medios diciendo que Agroman le roba al Betis, que de repente suben el precio del ladrillo y que por tanto la obra se debe parar. Inmediatamente, jornada tras jornada empiezan a aparecer pancartas en el todavía Benito Villamarín increpando a Agroman y apoyando a Lopera como talibanes.

Resulta curioso pensar en ello, que ciegos estábamos y como nos tomaba el pelo Don Manué. Lo más triste es el tiempo que ha pasado y como nos lo sigue tomando.

La pregunta es: ¿Seguiremos callados como borregos?, ¿Tendremos que jugar con el palangana B para montarla?

¿Qué nivel tiene realmente esta enorme masa social? ¿Se está a gusto cruzado de brazos?

Desgraciadamente cada día tengo más claro que la única solución para cortar esto de cuajo es montarla, y que cada uno lo entienda como quiera. Todo lo demás será seguir comiendo m.i.e.r.d.a!!

Ni un descenso arregla esta extorsión.