Hoy me he vuelto a cruzar con mi vecino. Es un bético como otro cualquiera, sensible a algo más que entre la pelotita. Mi vecino tiene la bandera del centenario colgada de un mástil vencido en la cubierta de su casita unifamiliar. Allá subió en enero en cuanto se la dieron y allí sigue.
Mi vecino, ya lo he dicho, es sensible a muchas cosas del Betis. Es un peñista, acude a muchos actos de muchos tipos y le gusta aprender de la historia del Betis. Yo mismo le he recomendado varias veces este foro para que pueda cotejar e ilustrar lo que ya sabe. Por eso espera esa enciclopedia que le dije que saldría durante el centenario.
A mi vecino le preocupan mucho los niños y en las tardes de verano, cuando los vecinitos juegan en la puerta de nuestras casas en los pocos juegos que las consolas les van dejando, cuando cogen el balón y sacan los colores, ve como el Sevilla, éxitos aparte, se va llevando a los indecisos, a los que empiezan siendo del Madrid o el Barsa y terminan decantándose por alguno de los dos. Él me dice que el que nace bético no lo cambia ni Diós, y yo asiento con una sonrisa. Pero me dice que hay que cuidarlos, no como extremistas, sino como personas.
Es un poco ducho en informática mi vecino, y se las ha ingeniado para bajarse algunos vídeos magníficos que ruedan por youtube, los ha convertido en dvds y a aquellos vecinitos béticos convencidos les pasa, previo consentimiento paterno (que lo tienen), para que lo disfruten en casa. Antes de la final del Carranza estaba fuera separando una peleilla de un bético y uno que se decía del Madrid. Se llevó al bético a un lado y le dijo que jamás se pelease por el Betis, que lo amase en lo más profundo, lo defendiese y lo llevase en el corazón, pero que no había que pelearse por él, porque el camino es otro. A mi aquello me gustó mucho, porque el resto de los niños lo miraron asombrados. Por supuesto, los sevillistas no eran ni mal mirados ni nada parecido, ellos también tenían sus colores y aunque parezca una moda pasajera, ellos nacieron con ella, lo mismo que mi vecino se crió con las paradas de Esnaola.
Mi vecino tiene el carné hace algunos años, y aunque no comparto desplazamiento al campo con él sí sé que va a animar al Betis, le guste o no quien mande. De hecho no le gusta quien manda, le gustaría que lo dejase por su bien y por el del Betis, pero prefiere más que la batalla las propuestas. Él sabe bien que su batalla está en la calle, con nuestros vecinitos, en su trabajo y en su ámbito social. Allí ejerce de bético y los familiares y amigos lo saben. Algunos se suelen reir de su "excesiva" afición. Pero resulta que siempre es el centro de las conversaciones sobre temas de los que todos saben y pocos entienden. Y le preguntan cómo ve al equipo, algunos incluso le pican con el equipo de en frente, pero siempre encuentran una sonrisa amable y vuelve a su Betis, sin comparaciones ni rencores, para eso es bético.
El otro día me contó sus sueños para esta temporada, y no difieren mucho del resto de los béticos. Por supuesto sabe de lo que es capaz su Betis, pero también sabe que hay que mejorar, que la agonía de los dos últimos años no es buena y no se remedia de la noche a la mañana. Se alegró mucho del gol de Caffa al Madrid entre otras cosas porque yo le presenté a Caffa cuando llegó a Sevilla y lo ubicaron con los béticos veteranos allá cuando empezaba el centenario. Era un chico tímido, con la mirada espantada de decir "¿dónde me he metido?" y mira, golazo al Madrid del Shuster.
Puede ser que mi vecino en ocasiones me venga con el puño cerrado de impotencia viendo lo que ha pasado o lo que ha dejado de pasar. Pero mi vecino es más bético que yo durmiendo, y sé que cuando le duele el Betis no sólo es porque no ha cumplido las espectativas del precio de su abono, le ha dolido el corazón. Sabe lo que es el MANQUE PIERDA, lo sabe como cualquier bético, pero también sabe que es más que dos palabras, es su forma de vida.
Ahora está de vacaciones, no fue al partido del centenario porque no estaba en Sevilla, y siente que muchos amigos fueron y lo pasaron en grande, para eso era y es el centenario, me repite mil veces, no es para ajustar cuentas, es para acercar a los béticos a su casa, se llame como se llame. Y me dice que el centenario también debemos hacerlo los béticos. Y me señala su bandera.
Poco a poco le voy metiendo en los foros para que nos lea, y quizá algún día le diga que escribí esto pensando en él, mi vecino, en mi amigo. En él que veo lo que tiene que ser un bético, un tío cabal que sepa esperar pero no dormirse, que sepa que los suyos son verdiblancos y hay que cuidarlos, hay que mimarlos, sobre todo a los niños, que paga el abono porque es la forma de ver a su Betis, pero que se siente más que pagado cuando un chavalín con la camiseta del Betis o sin ella se le acerca a preguntarle cosas tan lejanas como si vió correr a Gordillo, que le expliquen porqué Cardeñosa siendo tan bueno no siguió en la selección, que lo han visto en no se qué reportaje de deportes. Y hay está su recompensa, en nuestra calle, en las calles del barrio, donde una bandera, la suya, la de nadie más que la de él y el centenario de su Betis se yergue majestuosa en su cansado mástil.
Gracias vecino.
Mi vecino, ya lo he dicho, es sensible a muchas cosas del Betis. Es un peñista, acude a muchos actos de muchos tipos y le gusta aprender de la historia del Betis. Yo mismo le he recomendado varias veces este foro para que pueda cotejar e ilustrar lo que ya sabe. Por eso espera esa enciclopedia que le dije que saldría durante el centenario.
A mi vecino le preocupan mucho los niños y en las tardes de verano, cuando los vecinitos juegan en la puerta de nuestras casas en los pocos juegos que las consolas les van dejando, cuando cogen el balón y sacan los colores, ve como el Sevilla, éxitos aparte, se va llevando a los indecisos, a los que empiezan siendo del Madrid o el Barsa y terminan decantándose por alguno de los dos. Él me dice que el que nace bético no lo cambia ni Diós, y yo asiento con una sonrisa. Pero me dice que hay que cuidarlos, no como extremistas, sino como personas.
Es un poco ducho en informática mi vecino, y se las ha ingeniado para bajarse algunos vídeos magníficos que ruedan por youtube, los ha convertido en dvds y a aquellos vecinitos béticos convencidos les pasa, previo consentimiento paterno (que lo tienen), para que lo disfruten en casa. Antes de la final del Carranza estaba fuera separando una peleilla de un bético y uno que se decía del Madrid. Se llevó al bético a un lado y le dijo que jamás se pelease por el Betis, que lo amase en lo más profundo, lo defendiese y lo llevase en el corazón, pero que no había que pelearse por él, porque el camino es otro. A mi aquello me gustó mucho, porque el resto de los niños lo miraron asombrados. Por supuesto, los sevillistas no eran ni mal mirados ni nada parecido, ellos también tenían sus colores y aunque parezca una moda pasajera, ellos nacieron con ella, lo mismo que mi vecino se crió con las paradas de Esnaola.
Mi vecino tiene el carné hace algunos años, y aunque no comparto desplazamiento al campo con él sí sé que va a animar al Betis, le guste o no quien mande. De hecho no le gusta quien manda, le gustaría que lo dejase por su bien y por el del Betis, pero prefiere más que la batalla las propuestas. Él sabe bien que su batalla está en la calle, con nuestros vecinitos, en su trabajo y en su ámbito social. Allí ejerce de bético y los familiares y amigos lo saben. Algunos se suelen reir de su "excesiva" afición. Pero resulta que siempre es el centro de las conversaciones sobre temas de los que todos saben y pocos entienden. Y le preguntan cómo ve al equipo, algunos incluso le pican con el equipo de en frente, pero siempre encuentran una sonrisa amable y vuelve a su Betis, sin comparaciones ni rencores, para eso es bético.
El otro día me contó sus sueños para esta temporada, y no difieren mucho del resto de los béticos. Por supuesto sabe de lo que es capaz su Betis, pero también sabe que hay que mejorar, que la agonía de los dos últimos años no es buena y no se remedia de la noche a la mañana. Se alegró mucho del gol de Caffa al Madrid entre otras cosas porque yo le presenté a Caffa cuando llegó a Sevilla y lo ubicaron con los béticos veteranos allá cuando empezaba el centenario. Era un chico tímido, con la mirada espantada de decir "¿dónde me he metido?" y mira, golazo al Madrid del Shuster.
Puede ser que mi vecino en ocasiones me venga con el puño cerrado de impotencia viendo lo que ha pasado o lo que ha dejado de pasar. Pero mi vecino es más bético que yo durmiendo, y sé que cuando le duele el Betis no sólo es porque no ha cumplido las espectativas del precio de su abono, le ha dolido el corazón. Sabe lo que es el MANQUE PIERDA, lo sabe como cualquier bético, pero también sabe que es más que dos palabras, es su forma de vida.
Ahora está de vacaciones, no fue al partido del centenario porque no estaba en Sevilla, y siente que muchos amigos fueron y lo pasaron en grande, para eso era y es el centenario, me repite mil veces, no es para ajustar cuentas, es para acercar a los béticos a su casa, se llame como se llame. Y me dice que el centenario también debemos hacerlo los béticos. Y me señala su bandera.
Poco a poco le voy metiendo en los foros para que nos lea, y quizá algún día le diga que escribí esto pensando en él, mi vecino, en mi amigo. En él que veo lo que tiene que ser un bético, un tío cabal que sepa esperar pero no dormirse, que sepa que los suyos son verdiblancos y hay que cuidarlos, hay que mimarlos, sobre todo a los niños, que paga el abono porque es la forma de ver a su Betis, pero que se siente más que pagado cuando un chavalín con la camiseta del Betis o sin ella se le acerca a preguntarle cosas tan lejanas como si vió correr a Gordillo, que le expliquen porqué Cardeñosa siendo tan bueno no siguió en la selección, que lo han visto en no se qué reportaje de deportes. Y hay está su recompensa, en nuestra calle, en las calles del barrio, donde una bandera, la suya, la de nadie más que la de él y el centenario de su Betis se yergue majestuosa en su cansado mástil.
Gracias vecino.
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