Metido hasta las trancas en un conflicto civil como sociedad deportiva, el Betis (o su primer equipo) se las apañó para sumar tres puntos vitales ante la UD Las Palmas, un rival que nunca vino mal a los verdiblancos en circunstancias de este calibre. Tres puntos que ayudan: pero no son un baño de dignidad.
Si alguna virtud ha tenido la acción o inacción de Lopera y sus directivos al frente del Betis ha sido la de levantar, encender, atizar y mantener el más emotivo debate civil que, probablemente, se pueda hallar hoy en la sociedad andaluza: y sé perfectamente lo que digo, aunque necesitaría más espacio para ir argumento por argumento. En este conflicto civil o fractura social, desgarrador y desgarrada, los tres puntos de ayer suponían un factor sin duda importante... pero no decisivo. La pelea de Betis contra Betis va por unos derroteros en los que Las Palmas y el mismo equipo verdiblanco no eran mucho más que meros actores invitados. Para muchos béticos, ahora más que nunca, "el infierno son los otros". Los otros béticos, claro. ¿El Sevilla? Bien, gracias.
Y ganó el Betis, ganó el primer equipo del Betis con un gol de Caffa que no era tan fácil de llevar a la red. Pero la auténtica acción no estaba en el césped. Ese gol vale para rescatar esperanzas clasificatorias, pero ni quita ni pone brillo o dignidad a los que ayer se subían a autobuses empapados en pueblos lejanísimos, rumbo a Heliópolis y de vuelta al pueblo. Cantaría Paco Ibáñez: "Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan decir que somos quien somos...". El tanto de Caffa tampoco devuelve la esperanza y la ilusión a los béticos que optaron por quedarse en casa. Entre estos últimos, Manuel Ruiz de Lopera.
Es ilusorio pensar que el triunfo ante Las Palmas tape bocas o dé brillo a una dignidad tan escamoteada. Como si se le ganara al Villarreal B: recuerde el alma dormida en El Fontanal a qué clase deportiva pertenecen estos rivales del Betis. El conflicto civil del Betis como sociedad es una estampida que ya galopa por delante de la trayectoria del equipo. Del mismo modo que la poesía es un arma cargada de futuro, el Betis mantiene encendido el más pasional debate civil en Andalucía. Algo es algo. Y a la gente se la gana uno con principios, no con tres puntitos.
Alejandro Delmás
Si alguna virtud ha tenido la acción o inacción de Lopera y sus directivos al frente del Betis ha sido la de levantar, encender, atizar y mantener el más emotivo debate civil que, probablemente, se pueda hallar hoy en la sociedad andaluza: y sé perfectamente lo que digo, aunque necesitaría más espacio para ir argumento por argumento. En este conflicto civil o fractura social, desgarrador y desgarrada, los tres puntos de ayer suponían un factor sin duda importante... pero no decisivo. La pelea de Betis contra Betis va por unos derroteros en los que Las Palmas y el mismo equipo verdiblanco no eran mucho más que meros actores invitados. Para muchos béticos, ahora más que nunca, "el infierno son los otros". Los otros béticos, claro. ¿El Sevilla? Bien, gracias.
Y ganó el Betis, ganó el primer equipo del Betis con un gol de Caffa que no era tan fácil de llevar a la red. Pero la auténtica acción no estaba en el césped. Ese gol vale para rescatar esperanzas clasificatorias, pero ni quita ni pone brillo o dignidad a los que ayer se subían a autobuses empapados en pueblos lejanísimos, rumbo a Heliópolis y de vuelta al pueblo. Cantaría Paco Ibáñez: "Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan decir que somos quien somos...". El tanto de Caffa tampoco devuelve la esperanza y la ilusión a los béticos que optaron por quedarse en casa. Entre estos últimos, Manuel Ruiz de Lopera.
Es ilusorio pensar que el triunfo ante Las Palmas tape bocas o dé brillo a una dignidad tan escamoteada. Como si se le ganara al Villarreal B: recuerde el alma dormida en El Fontanal a qué clase deportiva pertenecen estos rivales del Betis. El conflicto civil del Betis como sociedad es una estampida que ya galopa por delante de la trayectoria del equipo. Del mismo modo que la poesía es un arma cargada de futuro, el Betis mantiene encendido el más pasional debate civil en Andalucía. Algo es algo. Y a la gente se la gana uno con principios, no con tres puntitos.
Alejandro Delmás
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