Transcurridos ya un par de días desde la hecatombe anunciada, el beticismo sigue hundido, compungido, sin ideas y lo que es peor, sin una sola respuesta cabal desde quienes de momento hacen y deshacen a su antojo. No se hablan de soluciones reales sino de lamentos banales que conducen a pensar en la nula autocrítica de Lopera y sus adláteres. El pensamiento del máximo accionista ya lo dijo antes del descenso por si acaso, pero no contentos con eso el presidente León ha vuelto a poner la mejilla con un discurso que lo retrata. Cuatro años luchando por un descenso cantado, no se puede reducir al dineral despilfarrado y a goles fallados. Para mí es lo realmente preocupante, no el descenso en sí. Lo más peligroso para el futuro inmediato del Betis es que desde el club se ven omnipotentes y aunque parezca un esperpento, realmente acusan a la mala suerte de los males deportivos del club. Nadie se mira el ombligo, porque eso supondría una dimisión en cadena de todos los miembros del Consejo y cuerpo técnico, empezando por supuesto por el máximo accionista. A mí me gustaría saber la función que tiene cada uno dentro de una sociedad anónima con 46 millones de euros de presupuesto; las veces que el consejo se ha reunido en estos últimos cuatro años; cómo se enteran de los fichajes y destituciones; si en el club se toma alguna decisión, por muy mísera que sea, sin tener que localizar antes a Lopera; la media de edad de la gran mayoría de los empleados o si hay alguien capaz de poner a los jugadores en su sitio en vez de regarle el oído con piropos injustificados y fajos de billetes. ¿De verdad nadie se pregunta desde dentro por qué aunque vengan Kaká, Messi y Cristiano Ronaldo el equipo seguiría sumido en esta depresión y deambulando como un barco a la deriva?
El Betis ha tocado fondo a nivel deportivo, institucional, social y dicen los entendidos que hasta en el aspecto económico. A todo ello han contribuido todas y cada una de las personas que han formado parte del teatro del máximo accionista, y lo que es peor, quienes siguen pensando hacerlo. Lopera es un cobarde y sus socios en llevar el club a la quiebra unos cómplices. Visto que nadie pretende dar la cara y reconocer errores dando paso a sabia nueva, sólo queda una solución: doña Mercedes Alaya. Eso sí, con ella más de uno debe empezar a agarrarse los machos porque ésta señora no tiene pinta de ser tan dócil como el beticismo. Ella de momento no ha entrado en esa indiferencia a la que ha conducido de forma maestra el máximo accionista a gran parte de la afición. Y si no, al tiempo.
Nacho Gonzalez,el desmarque.com
El Betis ha tocado fondo a nivel deportivo, institucional, social y dicen los entendidos que hasta en el aspecto económico. A todo ello han contribuido todas y cada una de las personas que han formado parte del teatro del máximo accionista, y lo que es peor, quienes siguen pensando hacerlo. Lopera es un cobarde y sus socios en llevar el club a la quiebra unos cómplices. Visto que nadie pretende dar la cara y reconocer errores dando paso a sabia nueva, sólo queda una solución: doña Mercedes Alaya. Eso sí, con ella más de uno debe empezar a agarrarse los machos porque ésta señora no tiene pinta de ser tan dócil como el beticismo. Ella de momento no ha entrado en esa indiferencia a la que ha conducido de forma maestra el máximo accionista a gran parte de la afición. Y si no, al tiempo.
Nacho Gonzalez,el desmarque.com
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