A la calle

UN BETIS SIN LOPERA, PERO YA

Manuel Ruiz de Lopera tiene que irse. Se ha dicho tantas veces que suena a vacío, pero si de verdad quiere a su club, que pese a todo yo creo que lo quiere, está obligado a regenerar una entidad que con él no va hacía ningún lado. No hay margen para más payasadas ni simulacros porque la gente está mucho más que harta. El consejero delegado tiene la responsabilidad por delante de dar un paso al lado, poner al Betis en manos de béticos de corazón y preparados para que ellos, con la estabilidad que pueden dar las acciones de Ruiz de Lopera, sepan darle un futuro a una entidad empobrecida por una forma de hacer las cosas que ha caducado. No hablo de venta porque creo que el Betis es imposible de vender estando judicializado y con tantos interrogantes. No hablo de comprar porque directamente sospecharía de alguien que fuera capaz de pujar por una empresa que ahora mismo es tan difícil de tasar. Inventar una nueva forma de ser gobernado va a ser vital para el Betis, pero no olvidemos nunca que al final, y desde el principio, lo principal es conformar una buena plantilla con un entrenador que sepa sacarle rendimiento. Va a ser muy complicado empezar de nuevo. Normalmente, estos procesos descansan sobre la gente de la casa, pero en el Betis su afición le ha pedido el divorcio a los canteranos por incompatibiliad de caracteres. Sin ese armazón, con muchos futbolistas imposibles de soportar en Segunda, el Betis, un Betis sin Lopera moviendo los hilos, necesita de un técnico-mánager que sepa manejar el entorno, que tenga una buena agenda para tirar de no menos de diez o doce jugadores y que no le pueda ni la presión ni se venga abajo cuando descubra que el Betis no es lo que parece desde fuera, para peor. En realidad no estamos refiriendo a Lorenzo Serra Ferrer, el mítico nombre que puede cambiar el rumbo de las cosas.

Paco Cepeda