[CENTER]Hay días que pasan cuando llegan
pero sus noches nunca pasan
como la noche deseada,
la más soñada y verdadera
en la que una afición entera
venció al pasado y sus fantasmas.

Y lloré, brindando por el Balompié
la noche de aquél veintitrés
en la que una afición entera
venció al pasado y sus fantasmas.

Ay, cómo olvidar
tantos años de lucha sin desfallecer
cual balas de cañón,
clamando por tu honor y por tu libertad;
verdiblanca es la fe,
trece barras grabadas en los corazones
y tu nombre romano pregona
que nuestra corona no paga traidores.

Al fin, cayeron las cadenas
y acabó la condena, de aquel noventa y dos,
sí, tomen todos buena nota.

Y aparecieron las acciones
de béticos sin pretensiones
más que el cariño verdadero
de hasta debajo de las piedras
que no valía el Manquepierda
con mercaderes y usureros.

Se hizo el silencio y cada cual
se encomendó a su amuleto o a su Dios
mientras la voz del secretario
disparaba las palabras para bien o para mal
de nuestro escudo y nuestra historia.

Y aunque no había cancha, ni partido, ni balón,
ni un gol de esos que saben a gloria,
en aquella noche conquistamos la mayor
victoria.

@AtilaLadinsky


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