Hace diez años me rebrinqué ante lo que parecían buenas sensaciones, empecé a leer que detrás de las buenas sensaciones había algo podrido, lo pude comprobar y, en cierta manera lo padecí.
Hace diez años costó mucho convencer a los béticos de lo que hoy es una realidad, hace diez años que béticos de toda condición empezaron una diáspora dura, muy dura, de la que aún no hemos salido.
Desde hace diez años he visto como amistades futboleras se han agriado, desencontrado, incluso están en posiciones tan irreconciliables que parece que ya difícilmente volverán a pensar en el Betis de la misma forma.
Y es que lo que ayer era negro y hoy blanco, lo que es interés general sin saber si es interés general, lo que es la guerra en los despachos nos ha arrebatado la inocencia verdiblanca, la que nos hacía ir al Betis mirando al campo, sin necesidad de mirar a la grada para ver pancartas bien hechas y mal empleadas.
En este verdiblanco blanco o negro parece que no hay espacios para poder discrepar de la discrepancia, para poder también decirle al director deportivo que si no sabe comunicar que no lo haga, que nadie, salvo los medios que ayer con la victoria estaban especialmente silenciosos en la rueda de prensa, quieren saber nada de tercios de temporada de su boca. Su labor es encaminar esta parcela deportiva que va a la deriva en tierra de nadie. Menos mal, ayer nos quitamos al primero, quedan dos más para respirar tranquilos.
Quizá por todo lo anterior hace años que entendí que desde betisweb era desde donde podía recuperar parte de esa inocencia que necesito para hacer Betis sin pensar en el palco, para compartir beticismo con mi amigo Juan, con mi amiga Inma, con mi amigo Jose, con mi amigo Mariano. Para ver alegría, cuando se pueda, en los béticos pequeños, tan faltos de ella y reflejarla. Y por eso sigo entendiendo a todos aquellos amigos que son y ya no son tanto, a los que lucharon hasta límites inentendibles y ahora ven en los despachos movimientos que no los comprenden. Ellos son Betis, estén en el lugar que estén.
Y ayer ganamos.