De hecho, gracias a ella se han celebrado dos ascensos, una holgada permanencia y hasta una clasificación para Europa. Es más, muchos tienen claro que si no hubiese aparecido aquella grave lesión en los isquiotibiales quizás se podría haber evitado uno de los mayores esperpentos de la historia verdiblanca.
Tanto es así que esta temporada, para no faltar a la costumbre, el canario ha vuelto a ser imprescindible. Sus goles han valido oro para un nuevo proyecto que nunca ha estado a la altura de las expectativas, pero que se va a salvar de la quema gracias a él. No en vano, sin sus 17 'chicharros' el equipo estaría condenado a volver al 'infierno' de Segunda.
Porque el de La Isleta es el responsable del 59 % de las dianas heliopolitanas, algo que le convierte en el futbolista más importante para su club de cuantos juegan en Primera. Además, está metido de lleno en la lucha por el 'Zarra', que acredita al máximo artillero nacional, y continúa pulverizando sus registros año a año. Lástima que Del Bosque siga pasando por alto esos detalles incluso ahora, cuando sus convocatorias resultan más sorprendentes que nunca.
Sea como fuere, Rubén ha seguido a lo suyo, allanando el sinuoso camino bético hacia a la permanencia, que, a falta de que las matemáticas lo confirmen, quedó virtualmente completado el pasado sábado. Entonces, un nuevo tanto del '24' sirvió para tumbar al Levante y desterrar de una vez por todas a los fantasmas que empezaban a cernirse por Heliópolis.
Un gol que fue lo único rescatable de un partido para olvidar, impropio de Primera y que volvió a decepcionar a una afición que, por más que digan desde los despachos, continúa estando muy por encima del equipo. Afortunadamente, y salvo desastre mayúsculo, las cuentas salen y se evitará el drama de un descenso cuyo recuerdo se tiene muy presente en la grada y que por momentos ha rondado un Benito Villamarín donde al fin se puede respirar tranquilo.
Y el gran culpable de ello vuelve a ser un Rubén Castro que continúa agigantando su leyenda en verdiblanco. En seis años, sus goles le han convertido en el delantero más grande de cuantos han lucido las trece barras y a ingresar por derecho propio en el olimpo heliopolitano. Aunque todavía le queda cuerda para rato.
Cada curso parece estar más joven, dispuesto a seguir pulverizando registros y ofreciendo un rendimiento que no parece tener techo. Todo un privilegio para un Betis que se mueve al son de su puntería, la principal causante de que vaya a repetir la temporada que viene de nuevo en la elite. Un futbolista de época que se ha acostumbrado a salvar continuamente al equipo en el que ha echado raíces, capaz de hacer que cualquier día pueda ser fiesta gracias a San Rubén.