Hay derrotas y derrotas, y la última de los de Juan Merino no es aceptable, ya no tanto por la puntos, complicados en ese escenario, sino por la imagen y la moral de cara al tramo que se avecina.
El partido del Betis contra los colchoneros duró lo que tardó Fernando Torres, siempre inspirado contra los heliopolitanos, en anotar el primer tanto. Luego fueron cayendo los goles y el equipo se desmoronó frente a un rival especialista en no regalar ni un centímetro en el campo ni un segundo de partido. Todo, a pesar de a que los de Simeone tienen este martes duelo de Champions con el Barcelona.
Los de Merino pocas veces fueron capaces de superar la presión que le hizo el Atlético de Madrid y casi nunca llegaron a las inmediaciones de Oblak.
Especialmente complicado fue superar la primera línea. Algo similar a lo que sucedió en el anterior encuentro fuera de casa, donde también el Athletic de Bilbao apretó la salida de balón del Betis. Ese fue el primer gran problema.
Luego, los errores propios. Muy cómodo Koke, por ejemplo, a la hora de lanzar el pase en el primer gol. Con espacio y tiempo es letal. En el segundo gol, el fallo de Adán. Tampoco estuvo afortunada la defensa bética en otros tantos en los que, o bien porque le faltó velocidad o por desajustes a la hora de las marcas y tirar el fuera de juego, fue muy endeble.
Es llamativo por lo inusual lo de Adán, con dos jornadas seguidas con un error importante que al Betis le cuesta gol. Menos extraña fue la colección de paradas del madrileño, que evitaron posteriormente un marcador más abultado. Con todo, sigue pesando más en la temporada los puntos que el guardameta le ha salvado al equipo que los errores. Por cierto, el otro jugador determinante, Rubén Castro, sigue a lo suyo y una que tuvo, una que fue a la cazuela. Van 16.
En cualquier caso, la derrota del Atlético de Madrid, tercera consecutiva tras la del Athletic de Bilbao y Málaga, es pasado y al Betis no le vale demasiado ya detenerse en esa cita, más que para aprender de los errores.
Viene el momento definitivo de la temporada, donde se deciden los objetivos. El sábado a los verdiblancos no les sirve otra cosa que ganar frente al Levante.
Es verdad que el Betis mantiene la distancia de seis puntos respecto al descenso. Cuando venció al Espanyol, sólo restaban una o dos victorias para lograr la salvación. Han pasado las jornadas y no han llegado.
Luego, el calendario se complica con salidas difíciles como la de Vigo y el Sánchez Pizjuán, o la visita al Villamarín de un Barcelona que no se sabe si tendrá para entonces la Liga atada. No sería tampoco buena idea jugarse la permanencia en la última jornada con el Getafe.
Los heliopolitanos tienen que hacer los deberes cuanto antes y no les queda otra que ganar el sábado contra el Levante con el calor de su afición.
Debe aparecer la competitividad que apenas se esbozó en el Calderón, la mejor versión de los futbolistas claves del plantel, el balón parado, la concentración defensiva... deben aparecer los tres puntos. Se juega mucho.
Javier Carbonero