Los de Pepe Mel consiguieron en La Rosaleda el objetivo realmente relevante que tenían entre manos, que no era otro que ganar. Más si cabe después de que el Betis acumulara tres jornadas sin vencer -Espanyol, Granada y Athletic-, justo desde el anterior parón liguero y en vistas de otro descanso. Una victoria que le da aire y le permite mirar a la clasificación desde la zona templada.
Otra cuestión fueron las sensaciones verdiblancas en Málaga. El equipo no ofreció su mejor imagen, una tarea pendiente para el futuro. Cierto que el Betis corrigió las fatídicas puestas en escenas, aquello de encajar goles tempraneros, y trató de ser más sólido en defensa. No siempre consiguió dar esa sensación de seguridad. Arriba creó poco peligro.
Claro que en estas aparecieron los factores determinantes. Rubén Castro no perdonó en la segunda ocasión que dispuso -falló una antes en un servicio de Joaquín- y definió con maestría, como lo hacen los delanteros caros, en el gol. No apareció demasiado en el partido, pero los picotazos del canario en forma de tantos sirven para resolver encuentros. Ya lleva siete goles, seis de ellos con trascendencia en forma de puntos (todos menos el del Athletic de Bilbao).
El otro gran protagonista fue Adán. Un escándalo alguna de sus paradas, como la que le hizo a Juankar o a Charles. Intervenciones imprescindibles para la victoria. El estado de forma del meta no es flor de un día, ya que no hay más que repasar la temporada que está firmando el madrileño y como sus actuaciones también valen puntos. Adán tiene, a día de hoy, nivel de selección española.
No sería justo anular el valor de la victoria bética por la extraordinaria labor de los dos futbolistas determinantes, en una y otra área. Al fin y al cabo forman parte del equipo y hacen su trabajo. No hay más que mirar cualquier equipo del campeonato y quitar a su delantero estrella y a su portero fiable para ver si sería o no el mismo rendimiento. Incluso ejemplos hay miles en la historia del fútbol.
Otro tema es que el Betis debe mejorar su rendimiento a nivel colectivo y que también se sumen las mejores versiones de otros futbolistas. En Málaga, el resto de jugadores verdiblancos trabajaron más que brillaron. Fue el caso de Cejudo. Es justo reconocer la labor del cordobés, intenso como pocos en el campo, a pesar de no ser tan llamativo como otros.
El parón debe servir para que el Betis afine su puesta a punto, desde una posición desahogada en la tabla con 15 puntos. Era vital sumar en Málaga y los de Mel lo hicieron, con una versión menos vistosa en el planteamiento, pero lo que realmente cuenta son los puntos. Eso sí, el equipo tiene mejorar sus prestaciones ante rivales más potentes que se avecinan en el calendario y tener más opciones de éxito.