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ID:	6575621Después de dos largas semanas, por fin volvió el fútbol en verdiblanco y, por si fuera poco, lo hizo por todo lo alto, delante de su gente en su propio feudo frente a la Real Sociedad.El ambiente era totalmente propicio para una victoria. El Betis celebraba nada menos que ciento ocho años de historia y el talón de Aquiles de la afición, Joaquín Sánchez,volvería a debutar en casa. Atmósfera festiva.

Los hombres de Mel salieron al verde del Villamarín con el traje de faena puesto y dispuestos a todo. Ajena a la vorágine de asuntos extradeportivos de la entidad de la Palmera, la afición esta vez tampoco falló. Tifos desde Gol Sur en conmemoración de los 108 años del Real Betis, con cada uno de los escudos históricos. Era un 12 de septiembre especial.

En lo deportivo, los pupilos del técnico madrileño supieron ganarle pronto el centro del campo a la Real Sociedad. Los primeros treinta minutos del conjunto verdiblanco fueron totalmente inmaculados. Arrancó el encuentro muy agresivo aunque rozando la media hora el Betis ya no mordía como antes. Pero Joaquín Sánchez no iba a perder la oportunidad de debutar de la mejor manera posible y, en un centro impecable justo en el minuto 41 de partido, le dejó el cuero al killer Rubén Castro para que solo tuviera que empujarlo bajo los tres palos del cancerbero Rulli, haciendo la primera y única diana de lo de Heliópolis.

El Villamarín se deshizo entonces. Joaquín y Rubén tenían magia. Ovaciones y corazones latiendo a mil por hora. El portuense, desde luego, había aumentado considerablemente la pólvora arriba con su llegada.Sin embargo, el partido se complicó sobre la bocina de la primera mitad. Petros fue expulsado por dos faltas en el centro del campo, dejando al conjunto de Mel con diez hombres sobre el césped frente a los de Moyes.

El Betis tendría que sacar fuerzas de flaqueza
durante toda la segunda mitad para mantener el resultado del marcador.
Pepe Mel entonces tuvo que reajustar la maquinaria en el descanso para aguantar el botín, y para ello entró Dani Ceballos por Jorge Molina.

Los 38.768 espectadores del encuentro se volcaron cuando Joaquín abandonaba el verde para ser sustituido por Cejudo mientras la Real tenía ganado el terreno y estaba generando momentos de verdadera tensión. Entonces, cuando apenas quedaban 10 minutos para el pitido final, la mala suerte volvía a acusar a los verdiblancos con la lesión de Piccini, que provocó su cambió obligado por Molinero. Pero ni la mala suerte, ni la situación de inferioridad durante 45 minutos ni la presión pudieron con las ganas de un Betis que supo morder y supo colocar muros.


Los hombres de Mel se caracterizaron por un buen fútbol de creación en la primera mitad y un buen fútbol de destrucción en la segunda, con Antonio Adán y Westermann como protagonistas.

El equipo nunca jugó en inferioridad porque los miles de béticos desde la grada inyectaron el valor a los suyos en todo momento. Volvió la casta al Benito Villamarín, con jugadores con sangre en el verde que supieron leer el partido y demostrar intensidad. Futbolistas que derramaron sudor y no les faltaron ganas… Y las lágrimas del tremendo esfuerzo, del objetivo conseguido, la satisfacción del trabajo bien hecho, la unión del equipo, la fusión con los colores y un feliz, feliz cumpleaños para el Real Betis Balompié con el máximo botín como regalo.