Algunos ya apuntaban incluso meses atrás que el aterrizaje de Joaquín en el Betis se produciría en el último instante. Acertaron. Y es que no es fácil fichar a un futbolista de de ese peso en la Fiorentina, querido por aquella afición y elemento clave para el proyecto del cuadro viola. La situación se complicaba por las pretensiones económicas de los italianos y las posibilidades verdiblancas en este capítulo.
Probablemente Macià haya tenido que jugar una complicada partida negociadora hasta el límite. Más con las cartas tan marcadas, tanto por el interés público del propio Joaquín de regresar a su casa, como el del Betis en contratar al jugador al que muchos daban por seguro pero que no había firmado aún. La inscripción en la Liga de Fútbol Profesional se producía apenas seis minutos antes de que acabara el plazo.
El caso es que la 'finta y el sprint' regresan a casa y se palpa la ilusión que genera en el beticismo. No en vano es la vuelta de uno de los símbolos modernos del club y probablemente el mayor talento generado por la cantera verdiblanca en los últimos tiempos. Pieza clave en el último gran Betis, aquel del 2005, que viene con ganas de liderar el nuevo proyecto.
El deseo de Joaquín ha sido fundamental en su fichaje. Hay una máxima en el fútbol que dice que los futbolistas, más allá de los contratos, acaban jugando donde quieren. Eso sucedió con el extremo, quien con su posicionamiento público, lo dejó claro y ayudó a su llegada al Betis. Un detalle que demuestra la implicación y motivación de volver al Villamarín.
Claro que si sólo fuera cuestión de romanticismo, la incorporación de Joaquín valdría para poco. El asunto es que el futbolista le da un plus brutal al nivel de la plantilla. A pesar de sus 34 años, el extremo demostró en Italia estos años y hasta al comienzo de este verano que está en forma. Eso si se une a su extraordinaria calidad son razones futbolísticas de peso.
El Betis necesitaba desborde y fútbol por fuera y de eso anda sobrado Joaquín. Un magnífico socio para Rubén Castro, Jorge Molina y la gente de ataque. Los buenos futbolistas se entienden mejor y la sociedad que puede formar con el canario, con Ceballos o Van der Vaart promete. Por fútbol, el portuense debe ser capitán general en la plantilla adiestrada por Mel.
Joaquín, junto con el delantero holandés Ricky Van Wolfswinkel, llegaba al Betis en el último día de mercado; fichajes necesarios por las posiciones que ocupan en el terreno de juego. El extremo, además, debe ser uno de los líderes del equipo por su experiencia y por la ascendencia sobre sus compañeros. Ahora queda que Joaquín cubra en el campo las tremendas expectativas. El talento y las ganas juegan a favor del ya otra vez verdiblanco.