Y todos ellos son producto de la cantera de Heliópolis, jugadores que, en circunstancias adversas, dieron un paso al frente para aprovechar la oportunidad de asentarse en el primer equipo del Real Betis Balompié, devolver al club a su lugar natural en la máxima categoría del fútbol español, y hacer disfrutar y soñar a sus aficionados.
Pensando en ellos, y en varios nombres más, he desarrollado una teoría. No es nada complicada, seguro que muchos béticos han llegado al mismo razonamiento alguna vez. El caso es que en las últimas décadas he tenido muchas veces la sensación, que se repite esta temporada, de que el Betis sólo mira de verdad hacia la cantera cuando está en situación de apuro deportivo, económico e institucional. Y que, para suerte nuestra, los jugadores de la casa casi siempre han dado la talla y han terminado siendo fundamentales para recuperar la mejor versión del equipo, volver a Primera División y brillar en fútbol y resultados.
Esta teoría se fundamenta en varios ejemplos recientes.
Primer ejemplo: El 8 de mayo de 1994, tras tres duras temporadas en Segunda División, el Betis logra el ansiado ascenso en Burgos con seis futbolistas de su cantera en el once inicial. Son Juan Ureña, Roberto Ríos, Merino, Cañas, Márquez y Cuellar. Excepto el primero, nacido en 1967, los otros cinco tienen fecha de nacimiento entre 1970 y 1972 y forman una de las generaciones más brillantes de jugadores procedentes de los escalafones inferiores.
Un año después del partido de El Plantío, el 18 de junio de 1995, el Betis sella en el Bernabéu su tercera plaza en la Liga y su clasificación para la UEFA con un 0-2 ante un Real Madrid ya campeón. Ureña, Merino, Cañas y Cuéllar juegan esa tarde. Y dos años más tarde, el 28 de junio de 1997, otra vez en el Bernabéu, Roberto Ríos, Merino, Cañas y Ureña participan en la amarga derrota ante el Barça en la final de la Copa del Rey.
Segundo ejemplo: En la temporada 00/01, de vuelta en Segunda División, la necesidad facilita que otra nueva generación de canteranos se haga sitio en la primera plantilla del Real Betis Balompié. Aún con Cuéllar, Merino y Cañas en el vestuario, empiezan a hacerse fijos en las alienaciones jugadores como Rivas, que ya había debutado el año anterior, Capi, Joaquín, Varela y Arzu, todos ellos nacidos entre 1977 y 1981.
En el partido decisivo de aquella temporada, en Jaén, en el que el Betis gana y logra el ascenso, juegan Rivas, Cañas, Joaquín y Capi. En la campaña siguiente, Juanito vuelve de su cesión al Recreativo y se hace fijo en el equipo, ya en Primera. También Dani se incorpora a la primera plantilla. En la 02/03 sube del filial Melli. Y en la 04/05 se asienta el último de este grupo, Doblas.
En la gloriosa final de Copa ante Osasuna, el 11 de junio de 2005, juegan de inicio Doblas, Melli, Rivas, Juanito, Arzu y Joaquín. Desde el banquillo también participan Varela y Dani. Ocho canteranos campeones de un total de 14 jugadores utilizados aquella noche. Sólo Capi, lesionado, se quedó fuera aquella noche.
Tercer ejemplo: Tras otro doloroso descenso, y un primer intento fallido de regreso a Primera, Pepe Mel se hace con el banquillo del Betis en la temporada 10/11. En un contexto crítico en el apartado institucional para el Real Betis, el nuevo entrenador consolida en su primer equipo a otro grupo de canteranos sobre los que, en buena medida, gravita el conjunto que ese año asciende, se consolida luego en Primera e incluso se clasifica para la Europa League. Todos nacidos entre 1986 y 1991.
El malogrado MiKi Roqué, el sobrino Cañas y el vasco Beñat se hacen con el mando en aquel equipo junto a Iriney, Castro y Molina. También integran aquella plantilla Isidoro o Ezequiel, y debutan jugadores del filial como Álex Martínez o Sergio. En las siguientes temporadas se suman Pozuelo, Vadillo, Nono o Adrián, que se convertirá en portero titular del Betis en la 12/13.
Ésta, sin embargo, es para mí una generación malograda. A diferencia de las dos anteriores, no pudieron mantenerse como grupo y de forma prolongada en el equipo bético. Y con su salida, provocada en la mayoría de los casos por la estrechez económica del club, salieron perdiendo tanto el Betis como los jugadores. El Betis porque perdió calidad, carácter e identidad y, muy desdibujado, volvió a perder la categoría de forma vergonzosa en 2014. Ellos porque, salvo la excepción de Adrián en un equipo mediano de la Liga inglesa, ninguno ha conseguido brillar en sus nuevos destinos: Beñat en el Athletic, Cañas y Pozuelo en el Swansea primero y luego en Espanyol y Rayo respectivamente, e Isidoro en el Numancia.
Nono, Vadillo, Sergio y Álex Martínez siguen en el primer equipo del Real Betis pero los cuatro, por distintos motivos (lesiones, cesiones, rendimiento, etc…) aún tienen pendiente asentarse como habituales en las alineaciones del conjunto bético.
Ahora, otra vez en Segunda, parece que una nueva generación de canteranos quiere aprovechar la situación de necesidad y apuros del equipo para irrumpir en su primera plantilla. Varela y Dani Ceballos ya han asumido la titularidad en sus puestos, Caro y Fabián han disputado algunos minutos y Carlos García, Álex Alegría, Abeledo o José Carlos llaman a la puerta del vestuario del Villamarín.
¿Será capaz el Real Betis de aprovechar su talento y su identificación con el club para construir sobre ellos, de verdad, un nuevo Betis que pueda volver a asentarse en Primera y brillar por España y Europa? ¿Podrán ellos estar a la altura de las exigencias deportivas e institucionales de un club como el nuestro y de su afición? ¿O serán nuevas víctimas del desesperanzador fútbol moderno, dominado por agentes, intermediarios y demás aves de rapiña?
Probablemente empezaremos a conocer la respuesta a estas preguntas a lo largo de esta misma temporada y una de las primeras pistas será la renovación (o no) de Ceballos. Ojalá el resultado sea afirmativo y se confirme que la cantera vuelve al rescate del Betis.
@danielgilperez
www.100motivos.es