Lo que han hecho esta tarde blanquiazules y verdiblancos en Cornellá, nada tiene que ver con el deporte llamado fútbol. El partido ha sido malo hasta el hartazgo, impropio de dos equipos de la Primera División española.
Centrándonos en lo realizado por los jugadores que Mel puso a jugar sobre el césped, las conclusiones no pueden ser positivas salvo en una cosa: no se perdió. El resto de aspectos analizables son negativos para los intereses del Betis. El juego fue lento, carente de combinaciones que conllevaran peligro alguno a la meta defendida por Casilla. Intentar dar tres pases seguidos se convirtió en una utopía. Para colmo, las dos ocasiones más claras del partido fueron del rival, una en cada periodo. Primero fue Stuani, que cabeceó fuera un balón servido para que el gol fuera coser y cantar. Y en la segunda mitad, Thievy se topó con Sara en un claro mano a mano. Ni la entrada de un cuarto centrocampista permitió al Betis controlar el ritmo del partido e i a buscar los tres puntos ante un equipo que tampoco demostró algo destacable, salvo las dos ocasiones anteriormente explicadas.
Mel tiene ahora dos semanas por delante para trabajar y hacer del Betis un equipo más fiable. O por lo menos, parecido al del Bernabéu y al de la primera parte del partido contra el Celta de Vigo. Lo de hoy no ha de volver a repetirse.
LO MEJOR: el punto logrado.
LO PEOR: el partido en su totalidad.