Resulta que la imagen del Betis, lo que representa para tantísimos miles de béticos, lo que transciende más allá del resultado futbolístico, las simpatías y la admiración hacia su afición, no es siquiera cuantificable.

Es un río de sentimientos, un unión de voluntades, un unánime grito desde el mismo corazón de Heliópolis amplificado en toda la geografía nacional y rebotado en tantos y tantos sitios fuera de nuestras fronteras. Es también un río fácilmente desbordable. Con un cauce sinuoso y a veces bronco, rápido y sin control.

El Betis, mi Betis, es el de los mil sufridos pasos adelante para retroceder el camino andado con un solo paso atrás. Cuesta la misma vida avanzar, conseguir metas y objetivos, dar con las personas adecuadas y que estas tengan las manos libres para hacer Betis. Es un mecanismo lento, chirriante e ingrato. Pero es el mecanismo de la maquinaria bética, que hay que cuidar, entender y sostener.

Todos debemos ser responsables de no poner palos en los engranajes, desde el más insignificante seguidor (si es que se puede considerar así) hasta el más importante de sus dirigentes (si es que se puede considerar así). Todos.

Ayer, nuestros amigos de ONDA CERO a nivel nacional "amenizaban" el partido del Betis con apariciones estelares de Lopera y sus gracias, como si fuera algo de completa actualidad y fuese lo que representa al club bético. Es una rémora que tardaremos lustros en soltar, por eso cualquier paso en falso es un motivo para que nuestros amigos que ven en el Sur el escaparate perfecto de su mofa alimenten nuestras tragedias.

Saber ser generosos, saber ser agradecidos, saber admirar lo admirable, también es saber ser responsables y no cegarnos ni en la ira desmedida ni en la absoluta ceguera. Hay que saber tirar de las orejas de todos los nuestros, porque todos hacemos Betis.

A los responsables de imagen del Betis les deseo buena mano para seguir la desamortización del antiguo régimen que nos corroe y, sobre todo, que sepan elegir el mejor momento, lugar y circunstancias para que los nuestros no sean expuestos de malas maneras como imagen del Betis. Aunque haya que enderezar una de las trece barras. Es un arte, pero para eso deben estar los artistas.

La Recontracrónica