La llegada de Pepe Mel parecía a priori que uniría a la afición bética, pero no fue así. Muchos fueron los que salieron en defensa del anterior técnico, al que veían como el ‘salvador’ del equipo. Sin embargo, también hubo muchos otros aficionados que no estaban de acuerdo con la vuelta del madrileño. Esto ha provocado un debate en los alrededores del club durante varias semanas, que no hace nada bien al Real Betis. Porque, al igual que la crítica no es válida si no es constructiva, el halago innecesario debilita.
La afición del Benito Villamarín no tiene que dividirse, al contrario, tiene que unirse más que nunca en su apoyo al equipo. Porque es esa unión la que hace la fuerza. Dentro del plantel todos los integrantes se encargan de que así sea. Y fuera de él, son los propios aficionados quienes deben de tratar en la medida de lo posible de ser objetivos para saber cuándo tienen que hacer una crítica o cuándo un reconocimiento al conjunto verdiblanco. No hay mejor manera de aupar a un equipo en la búsqueda de su objetivo que ésta.
Ante Las Palmas quedó demostrado que internamente el equipo es uno. Está unido. Existe competencia interna sana, motivación y fuerza para alcanzar la meta (ascenso). Por lo que, el trabajo de Pepe Mel empieza a surgir efectos. Aunque necesite de días como el pasado domingo para que muchos lo vean. El Betis no solo ha mejorado técnicamente, también emocionalmente. Ahora es un grupo que sabe a dónde va y, además, quiere ir. Así que, solo queda apoyarlo en su intento, sin debilitarlo ni dejarlo caer. “La unión nos hace tan fuertes, como débiles la desunión…”
Javier Medina