Micromachismos: la violencia de género aceptada.



Desde hace tiempo se vienen realizando acciones a favor de la igualdad entre hombres y mujeres. En este aspecto se incide, especialmente, en las formas evidentes y claras de discriminación. No obstante, existen muchos ejemplos de violencia cotidiana que pasan desapercibidas por falta de reconocimiento e información o por la permisividad social en cuanto a estas prácticas. Se hace referencia, pues, a los llamados “micromachismos”.

Los micromachismos son conductas violentas que realizamos casi sin darnos cuenta, en muchos casos, y que contribuyen a la perpetuación de los roles tradicionales de género derivando así en una relación desigual. El término, ideado en la década de los 90, se compone de “micro” al referirse a acciones pequeñas, casi invisibles y aceptadas (lo que hace que sea difícil identificarlas) y de “machismo” para incluir una connotación negativa y destacar así estos comportamientos, lo cual no implica que sea culpa exclusiva del hombre.

¿Qué diferencia el machismo del micromachismo? Fundamentalmente, la visibilidad. El primero llama la atención y es fácil de detectar mientras que el segundo pasa desapercibido y, a veces, no se es consciente de que se está produciendo.

Puede dar la impresión de que estas acciones no son dañinas, sin embargo, su mal reside en la reiteración a través del tiempo que contribuye a su aceptación por parte de todos. Esto hace pensar que, en realidad, no es violencia.

Algunos ejemplos de micromachismos son los siguientes:
- Tomar decisiones importantes sin contar con ella.
- Controlar su dinero o sus gastos.
- Monopolizar el uso de espacios o elementos comunes (el sofá, el mando de la tele).
- Controlar sus horarios, sus citas o sus actividades.
- Poner pegas a que salga o se relacione con su familia o amistades.
- Considerar que ella es como una niña que necesita ser cuidada y protegida.
- No valorar o no dar importancia a las tareas o actividades que ella realiza.
- Considerar que su papel fundamental en la vida es ser madre.
- Desanimarla o impedirle que estudie o trabaje.
- No asumir la responsabilidad o las tareas de la casa.
- Pensar que el cuidado de los hijos es obligación de ella.
- Negación del valor económico que supone el trabajo doméstico.
- Comentarios “terroristas” delante de más gente con objeto de descalificar.
- Cambios puntuales (como regalos, promesas, prestar más atención de lo habitual…) por conveniencia.

Estos son sólo algunos ejemplos pero existen muchos más. Es fundamental la toma de conciencia en cuanto a la importancia de detectar este tipo de comportamientos que fomentan la desigualdad. En este sentido es necesaria la visibilización de estas prácticas debido a que, este hecho, supone el primer paso para comenzar a neutralizarlas.


Fuentes
- Bonino, L. (1995). Desvelando los micromachismos en la vida conyugal. En J. Corsi (Eds.), Violencia masculina en la pareja. Una aproximación al diagnóstico y a los modelos de intervención. Buenos Aires: Paidós.
- Bonino, L. (1996). La violencia invisible en la pareja. En 1as. Jornadas de género en la sociedad actual. Valencia: Generalitat Valenciana.
- Bonino, L. (2005). Las microviolencias y sus efectos: claves para su detección. En C. Ruiz-Jarabo y P. Blanco (Coords.), La violencia contra las mujeres: prevención y detección. Madrid: Díaz de Santos.
- Ferrer, V. (2007). La violencia contra las mujeres en la pareja o la visibilización de lo invisible. En ¿Todas las mujeres podemos?: Género, desarrollo y multiculturalidad. Actas del III congreso Estatal FIIO sobre igualdad entre mujeres y hombres. Castellón: Fundación Isonomía.
- Ferrer Pérez, V., Bosch Fiol, E., Navarro Guzmán, C., Ramis Palmer, M. y García Buades, M. (2008) Los micromachismos o microviolencias en la relación de pareja: Una aproximación empírica, Anales de Psicología 24 (2) 341-352.