Catedrático de Tecnología Educativa en la Universidad de Sevilla, actual Decano de la Facultad de Ciencias de la Educación de la misma, profesor de Didáctica General y de Tecnología Educativa desde 1977, creador y director del grupo de investigación GIETE adscrito a la Universidad de Sevilla y perteneciente al Plan Andaluz de Investigación, colaborador en la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación del Ministerio de Educación, así como en la Agencia Nacional de Evaluación y Prospectiva perteneciente al Ministerio de Economía y Competitividad y presidente en la Red Universitaria de Tecnología Educativa.
Todo un ejemplo de persona y profesional de la educación y, para mí, una suerte enorme el poder aprender de él.
“Es fundamental que se reconozca el valor y la aportación que hacen los profesores y profesoras a la sociedad”
Juan de Pablos Pons
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¿Cómo llega a tomar la decisión de dedicarse a la educación?
Es una decisión bastante temprana. Siempre me resultó un campo atractivo. De hecho estudié Magisterio con un plan de estudios muy interesante que fue el de 1967 que duró pocas promociones y que tenía como característica un curso completo de prácticas en un centro educativo. Con lo cual permitía un conocimiento de la realidad bastante completo. Por lo tanto podríamos hablar de una vocación temprana.
¿Cómo se llega a ser Catedrático?
Catedrático es un puesto o una responsabilidad que forma parte de la carrera docente a nivel universitario. Se va pasando por diferentes puestos acumulando experiencia, méritos, aprendiendo a enseñar y a investigar y, digamos que, la cátedra supone la culminación de ese periodo. La forma de llegar a ello varía en función de la universidad, las convocatorias de plazas, las circunstancias personales, el propio perfil personal… Pero en conclusión supone en la carrera docente su punto de máximo nivel pero también de mayor responsabilidad.
Su cátedra se centró en la inclusión de los medios tecnológicos en la educación basada en las aportaciones de la teoría sociocultural iniciada por Vygotski. En este sentido, ¿qué nivel de integración deben tener las TIC en las aulas de cualquier etapa educativa?
Podríamos comentar como anécdota que, la plaza a la que concurso en la Universidad de Sevilla, es la primera que tiene ese perfil de Tecnología Educativa a nivel español. Todavía no había salido ninguna plaza con esa especialización en el conjunto de las universidades españolas como cátedra de Tecnología Educativa dentro del área de Didáctica y Organización Escolar luego, evidentemente, han venido muchas.
Lógicamente, la Tecnología Educativa como campo de conocimiento tiene muchas líneas de trabajo en clave docente e investigadora. Contribuir a la integración de las Tecnologías de la Información y la Comunicación en el sistema educativo español y, concretamente, en el andaluz es una de las líneas en las que vengo trabajando porque creo que debe de caminarse en esa dirección. En todo caso, es evidente que son las políticas educativas las que facilitan que la integración de las TIC en las aulas sea una realidad más o menos lograda.
En mayo del año 2013 la junta directiva de la Red Universitaria de Tecnología Educativa emitió una declaración crítica en cuanto al tratamiento que la Tecnología Educativa recibía en la LOMCE. En este aspecto, ¿cómo queda la Tecnología Educativa en la normativa actual?
Personalmente creo que la LOMCE contiene una serie de errores. En cualquier caso, el tema de la Tecnología Educativa y de las TIC hay que abordarlo en una doble vertiente porque la LOMCE hace referencia al ámbito no universitario mientras que, por ejemplo, la formación inicial de maestros, que es una de las claves para la integración correcta de las TIC, está vinculada a lo que determina la Ley de Universidades.
Haciendo una visión integradora de estas dos referencias legales, me parece que la integración de las TIC tiene carencias o lagunas desde un punto de vista legal. Y luego, también, es un aspecto que está vinculado a los planes de estudios que cada universidad española ha establecido y es muy diversa, por ejemplo, nos encontramos planes de estudio en los que la Tecnología Educativa no tiene presencia. Quizá con alguna optativa, no como materia troncal, lo que para mí es un error. En otras sí está más reconocida como en el caso de la Universidad de Sevilla en los planes de formación de maestros que tenemos aquí en la Facultad de Ciencias de la Educación. Por lo tanto, es un punto realmente complejo porque está influido por varios aspectos pero, como he dicho, normativamente tiene lagunas.
Con la LOMCE (en concreto con el Real Decreto 412/2014, de 6 de junio, por el que se establece la normativa básica de los procedimientos de admisión a las enseñanzas universitarias oficiales de Grado) desaparecen las Pruebas de Acceso a la Universidad (comúnmente llamada selectividad), no obstante, se da libertad a que cada universidad haga una prueba propia de admisión. Conociendo que Finlandia para seleccionar a sus estudiantes en titulaciones relacionadas con la educación realiza varias pruebas destinadas a determinar la vocación, actitud y preparación de los aspirantes, ¿qué consecuencias pueden derivarse en cuanto a este cambio en el acceso a las titulaciones?
Efectivamente se trata de un aspecto que está recogido pero no implantado. A partir de 2017 se podrá empezar a hacer pruebas de este tipo. Ya me ha llegado alguna iniciativa por la Conferencia Andaluza de Decanos pero no sé qué juego dará. En cualquier caso, soy partidario de que haya una serie de filtros tratando de buscar el mayor nivel posible de los estudiantes que accedan a carreras de educación.
Como Decano de la facultad de Ciencias de la Educación, ¿qué pruebas incluiría para seleccionar a los futuros profesionales en la educación?
Entiendo que tendrían que ser pruebas que permitan detectar el mejor nivel de estudiantes posibles y a los alumnos con más predisposición y vocación hacia este tipo de profesión. Dentro de lo cual, creo que tiene sentido que se pudieran hacer entrevistas, un contacto directo y personal con cada candidato.
¿Creería conveniente la realización de una prueba psicológica para el acceso a las titulaciones?
En otros países en los que se hacen este tipo de pruebas, efectivamente, sí que se mide y se controla ese aspecto. Por lo tanto, si se viene haciendo parece que sí que tiene sentido.
¿Y para los procesos de selección de profesionales de las enseñanzas públicas?
Yo ya he defendido en algún manifiesto o algún escrito que un formato adaptado, para entendernos, parecido en la línea de lo que se viene haciendo en los MIR para el desarrollo de la especialización de los médicos en los que, por ejemplo, las prácticas se realizan una vez aprobados los exámenes creo que eso tiene sentido como punto de partida, un MIR pedagógico.
Usted es el fundador y director actual del Grupo de Investigación, Evaluación y Tecnología Educativa, creado en el año 1993. ¿Cómo fue ese proceso?
En primer lugar, eso supone desarrollar una vertiente fundamental en la universidad como es la investigación, junto con la docencia. Sobre esa base, en el caso de Andalucía que es una Comunidad Autónoma que ha favorecido y financiado a los grupos de investigación se ha podido desarrollar un grupo de investigación como el nuestro. Esto supone que van pasando por él generaciones de investigadores que se van formando y, en ese sentido, el grupo se va enriqueciendo y va permitiendo que los proyectos se vayan abordando con un mayor nivel de dificultad o de exigencia conforme el grupo va madurando. Nosotros somos un grupo de excelencia reconocida por la Junta de Andalucía hace ya bastantes años y eso se logra con el esfuerzo y el compromiso de todos los miembros, es sin duda, un trabajo colectivo.
¿Cuáles han sido las aportaciones más importantes de este grupo de investigación al ámbito educativo?
Hemos desarrollado diferentes líneas de trabajo que se pueden consultar en nuestra página (Grupo de Investigación, Evaluación y Tecnología Educativa) como las Políticas Educativas TIC haciendo análisis y propuestas sobre esa realidad. Otra vertiente con aspectos más psicológicos vinculados a procesos de aprendizaje y analizando el papel mediador de las TIC. También hemos desarrollado trabajos vinculados a estudios de género. Y más recientemente, hemos desarrollado un proyecto europeo vinculado a la e-orientación, es decir, a la aplicación de las TIC en aspectos de orientación en la universidad. En fin, el tipo de investigaciones que hacemos está vinculado a los intereses de los miembros del grupo de investigación.
¿Cuáles son los principales problemas del sistema educativo español?
Creo que tenemos un sistema educativo con deficiencias relevantes y, también, con muchos elementos positivos. Lo que nos debe llevar a preocuparnos son los resultados o los datos en diferentes estudios que nos remiten problemas relevantes como el abandono, lo cual es un fracaso. Creo que hay una serie de dificultades no resueltas de carácter estructural. Entiendo que hay problemas de financiación, nuestro sistema educativo se venía caracterizando por dar una respuesta positiva a la equidad, cosa que, en los últimos años, se ha ido perdiendo por los recortes en becas y ayudas. La formación inicial del profesorado también debe de replantearse y buscar fórmulas y consenso entre los políticos que, de manera lamentable, nunca han conseguido. Todo esto es negativo porque la educación es suficientemente importante como para que se pueda llegar a un consenso por parte de todos los partidos y dar estabilidad a un tema tan clave como es la formación y la educación de las sucesivas generaciones de españoles.
¿Qué mejoras urgentes realizaría en cuanto a la educación?
Yo pediría a los responsables políticos una serie de acuerdos base que se mantengan en el tiempo para darle estabilidad a la educación. Luego, cuidar más al profesorado en su formación inicial y permanente pero también en el reconocimiento social. Es fundamental que la sociedad reconozca el valor y la aportación que hacen los profesores y profesoras a la sociedad. Creo que, en nuestro país, ese reconocimiento no es suficiente.
¿Cómo se podría conseguir que la sociedad reconozca el valor social del profesorado?
Realmente, yo creo que educando. La responsabilidad de la educación es de los docentes pero también de las familias y de los políticos. Cada uno de ellos tiene que hacer su labor que converja en que podamos tener la mejor educación posible y en España es evidente que hay mucho margen de mejora en todo esto. Es importante que, entre todos, transmitamos mensajes de que es necesario que se dé una colaboración en todos los sectores y que cada persona se pregunte por lo que puede hacer por la educación.
por @contrerasrosado
jose1907