Hace unas semanas el presidente del Real Betis señalaba que si por él fuera Mel estaría quince años en el equipo verdiblanco. Una declaración de intenciones y un claro reconocimiento para un técnico que incluso desde antes de firmar por el Real Betis dejó claro que esa era su prioridad. El club lo sabe y se lo agradece.

Eso sí, ya sabemos como es este hipócrita mundo del fútbol donde quien hoy te abraza, mañana te apuñala, y es que hay un Juez que decide por encima de sentimientos y agradecimientos, y ese no es otro, que la caprichosa pelotita. Y ojo, que quede claro que con esto no insinúo que el presidente vaya a hacerlo, de hecho, Guillén siempre ha sido el principal valedor de Mel en el Consejo.

Las palabras del máximo mandatario bético no hacen más que sacar sus secretos mejor guardados, esos que Guillén comparte en su círculo próximo y en el que no duda en afirmar que ve a Pepe Mel con el perfil de convertirse en el Arsene Wenger del Real Betis, un hombre de club, un técnico capaz de albergar varias parcelas, desde el banquillo y la dirección técnica, como el siguiente escalón: ser el máximo responsable en la parcela de fichajes con un equipo formado a su imagen y semejanza.

Ese es el objetivo, sino a corto sí a largo plazo. Aunque como decimos para ello deben acompañar los resultados, o en el peor de los casos, que el Consejo de Administración siga con esa misma confianza mostrada hasta ahora hacia el técnico madrileño. Vidakovic disparó a dar al marcharse al desvelar que le avisaron que él se sentaría en el banquillo del primer equipo si seguía la mala racha.

Con la piedra tirada sólo faltaba que la ‘bomba’ explotara, pero no ha sido así porque Pepe Mel tiene ya el ‘culo’ pelado. Es un hombre de fútbol y sabe lo que se cuece en esta cocina donde lo que hoy es blanco mañana es negro y viceversa. De hecho, el propio Mel es consciente de que el club buscó alternativas cuando la mala situación del equipo lo demandaba. Sin ir más lejos hubo reunión, entre otros, con el ex técnico de la Real Sociedad Martín Lasarte quien avisó que el Betis le encantaba pero que había un gran profesional llamado Mel y que por ello no escuchaba propuestas.

Guillén estuvo sólo ante el peligro, diez jornadas sin ganar, con un empate como mejor resultado y nueve jornadas perdiendo, eran un lastre demasiado grande para que alguien pudiera mostrar que pese a ello creía en su entrenador. Pero lo hizo, el presidente pudo salvar a su entrenador, devolver todo lo hecho hasta la fecha, ascenso incluido, y lo más importante, apostar por su entrenador cuando más complicado era hacerlo.

Este gesto reforzó más si cabe la magnífica relación de Guillén y Mel, un técnico que como se demuestra partido tras partido tiene el cariño y respeto de la grada, de esa afición que con sus cánticos han demostrado que Pepe Mel es algo más que el entrenador del primer equipo, más que se delantero valiente, goleador, más que ese hombre de fútbol sin pelos en la lengua que no tiene problemas en llamar a las cosas por su nombre.

Porque Pepe Mel es una persona que dice lo que piensa sin que eso signifique que no piense lo que dice. La gran estrella de este equipo, el capitán de la nave, ese jefe capaz de liderar un equipo que cree en él al máximo. Ese hombre de club que quiere Miguel Guillén. Ese Arsene Wenger que quiere el presidente para el Real Betis, en ese nuevo paso para seguir creciendo como hasta ahora tanto como equipo, como entidad.

José Miguel Muñoz
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