Kalamata es una ciudad griega de la que se tiene noticia desde que Homero la nombró siendo Fares. Desde entonces, a la orilla del Jónico, ha visto pasar a Romanos, Venecianos, Otomanos y volver a ser Griega de pleno derecho.
Ahí nació hace 35 años, ahí es ná, Sokratis Papastathopoulos (por favor, no me hagan repetir el apellido), nuestro nuevo central, del que algunos piensan que si tiene el cerebro tan grande como la cabeza que lo contiene tiene que ser muy listo.
Todo un viajero como su compatriota Ulises, que ha vivido una Odisea por grandes equipos de media Europa, recalando en la playa del río Betis. Ayer se le veía bien acompañado por el Panda, en la banda, disfrutando y sufriendo con su nuevo equipo.
Disfrutando y sufriendo como sufrimos todos los béticos que ahora confiamos en su experiencia para que la zona más castigada por este fútbol moderno que empieza en la liga y acaba en Arabia esté bien resguardada después de que los petrodólares nos hubiese dejado desnuda.
El Betis tiene más de origen romano que de griego, pero no viene mal unir los órdenes clásicos y lograr que el dórico, el jónico y el corintio se conviertan en columnas bien labradas a partir de Riad, Pezzella, Bartra y nuestro Sokratis, para tranquilidad de nuestro ingeniero.
Todo sea para bien del Glorioso.