Y con el campo muy pesado por la cantidad de agua caída, con la guagua de Las Palmas colocada en el aparcamiento del empate, el Betis volvió a las andadas.
No se acaba de jugar bien con quien quiere jugar mal. Parapetados en dos líneas de puntos amarillos que no dejaban sitio a la imaginación, jugando al límite falta tras falta y esperando ese rebote, ese despiste que permita a su única referencia arriba rascar un gol es cierto que es difícil jugar. Pero el reglamento lo permite, aunque el partido sea pésimo. Aun así, aunque el miedo en el cuerpo duró hasta el minuto 95, el Betis parecía que podía llevarse el partido. ¿Qué necesitaba? el mono de trabajo.
A mí me hace gracia que se comente que es gracias a que expulsan a alguien, a que nos hacen penalti, etc. ¿Acaso no se juega duro contra el Betis y al límite del reglamento? Pues si eso lleva a que algún jugador termine expulsado y bien expulsado, es también parte del reglamento y del fútbol. Lo malo sería lo contrario, que expulsiones justas no se piten, y me da igual que también sean a jugadores béticos. Es sano ganar o perder dentro del reglamento y con un buen arbitraje.
Pues lo dicho, mono de trabajo, amarillo en este caso, para llevarnos los tres puntos donde en la primera vuelta era muy difícil. 12 de 12 cuando más falta hacía, con las matemáticas favoreciendo al Betis en la clasificación y con un partido duro, correoso y complicado, en Portugal.
Si de todo esto salimos…
