Pretemporada o el tiempo del «ojalá me equivoque».
Las redes nos permiten ser opinólogos con la misma fiabilidad que Mariano Medina cuando el anticiclón de las Azores se dibujaba a tiza (para los de la ESO, buscadlo en google).
Y en el Betis también tenemos beticonólogos, personajes que nunca fallan en sus predicciones, saben que existe una frase que conjunta perfectamente con toda predicción para ser perfecta:
OJALÁ ME EQUIVOQUE PERO…
Pónganla cuando quieran hablar del Betis, es mano de Santo. Periquito ficha por el Betis…
OJALÁ ME EQUIVOQUE PERO creo que nos han vendido una mentira de jugador.
Traspasamos a un jugador:
OJALÁ ME EQUIVOQUE PERO a este lo vamos a echar de menos.
Es infalible, inconmensurable, te hace automáticamente beticonólogo de categoría, sin mácula, con un porcentaje de acierto del 100% y con una confianza en el «ya lo decía yo» por las nubes. Mientras, los caminos de los fichajes cada vez se van pareciendo menos a las romerías en Los Hermanos Gómez a finales de Agosto hasta bien entrada la noche. En algo hemos ganado.
De todas formas, las pretemporadas se han transformado en una miniliga con otras reglas. No se meten goles, se gastan millones en fichajes y un derbi es quitarle el fichaje al vecino (esto viene desde antes de Biri Biri) o ver atónito cómo los besos y golpes de pecho al escudo cambian de colores como quien cambia de caseta para gorronear a otro amigo.
OJALÁ ME EQUIVOQUE PERO espero un verano tranquilito y que lo único que me altere es cuando Pellegrini estrene el chándal. Eso sí me parece importante esta pretemporada.