Recontracrónica. De nuevo vuelvo a mi Betisweb a escribir lo que sea en verdiblanco.

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Esta sensación de que hay equipo es algo que es agradable. Es cierto que para acertar simplemente debería empezar con el «Espero equivocarme, pero esta temporada vamos de culo». Así me curo en salud y si vienen malas ya lo avisaba yo.

Estos comienzos de párrafo son la forma imperfecta de siempre llevar razón, pues si no la llevas, pues mejor, porque esperaba equivocarme. El mercado de verano se ha convertido en un puesto de carne donde buscamos el kilo de delantero caro sabiendo que pueden darnos demasiada grasa infiltrada a precio de Kobe.

Pero, en serio, el estado de continuo cabreo que produce el “mercado” es una parte de la temporada que no me gusta. Leer en las redes, oír en las tertulias a personas hablando de millones como si fueran garbanzos y que el club parezca un pozo sin fondos donde da igual cinco millones que quince, donde si no compramos al crack de turno es que la directiva son unos mantas es muy cansado.

Y si a eso le metemos el tema de que hasta bien empezada la liga no termina el “mercado”, la locura es mayor todavía. Un jugador disputa un partido con un equipo y a la siguiente jornada te lo puedes encontrar jugando contra su propio equipo.

Y así pasa agosto, gastando los millones que no se tienen, acertando y fallando en los fichajes y conformando una plantilla donde hay que colocar a los descartes o, al revés, ir a buscar descartes por falta de fondos.

En algún momento la realidad te devuelve a tu sitio. El límite salarial ha sido la realidad que vuelve a su sitio a los que pensaban que podíamos invertir veinte millones en un delantero, quince en un defensa.

Y después vienen aquellos jugadores a los que hemos pitado, insultado, machacado, etc. Algunos sólo porque no me gusta su color de uñas y, de momento, pitamos, insultamos y machacamos a la directiva porque los han vendido y cedido a otros equipos y resulta que son unos cracks.

Los jugadores son como cualquier persona, tienen sus momentos, encajan en esquemas, tienen rachas y trabajan por conseguir metas. A veces resulta y otras no.

En mi caso, me alegraré que nuestros cedidos hagan temporadones, porque aparte de ser jugadores del Betis todavía, permitirán, tanto al Betis como al equipo destino, mejorar en una futura venta y, sobre todo, porque hay jugadores que ayudan a que mi club sea mejor, no sólo en el campo de fútbol.

Y si no, ahí está el equipo de Media del Betis, de los mejores del mundo, que sin acercarse al propio campo, mete goles que no vemos, pero que hacen mejor la marca Betis. Ayudan a que la sensación, y las sensaciones son esenciales, de ser del Betis sea especial y las marcas, el resto del mundo del fútbol nos tenga en el punto de mira y, siempre, por algo positivo.

Cinco puntos llevamos, pero la sensación térmica es de diez, que siga la marcha.

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