Lo que no se conoce no existe. Real Betis vs Atlético de Madrid.

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Nunca los excesos son positivos ni en el fútbol ni en la vida. 

Tal vez la condición humana tienda a pensar que «más es mejor» y que «menos es peor».  Puede ser éste el punto de partida sobre el que gira una constante búsqueda de los excesos.

Sobre todo en el mundo del fútbol suele ser habitual «pasar de la alegría al llanto» y del «llanto a la alegría» en cuestión de resultados, es lógico y normal siempre y cuando se entienda lo anecdótico del momento. No deja de ser más que eso; un momento, el ahora. 

 

Deberíamos tender a ampliar el amplio margen que nos da la posibilidad de calibrar temporadas, trienios o décadas. Desde un mayor margen para el análisis podremos llegar a plantear la posibilidad de encontrar dónde está el equilibrio en el que residirá, exactamente, el entendimiento de dónde debemos poner exactamente el vértice para calibrar tanto la euforia como el desánimo. 

 

Ampliar, por lo tanto, la vista para saber cuál es verdaderamente el nivel de exigencia, de confianza o de importancia es esencial al calibrar el momento. No debemos elevar a definitivo nada del presente, es solo una pieza dentro del puzzle. El alto rendimiento necesita amplios prismas de análisis para ser efectivos. Huir de los tremendismos y triunfalismos que alejan de la realidad medible del proceso al profesional es la nota predominante. 

 

Acercar al aficionado al entendimiento de «los porqués», de las  «razones deportivas» y de las «decisiones tácticas» es resolutivo para aportarles información. Lo que no se conoce no existe, diríamos acercándonos a Gabriel García Márquez. Ayudar al aficionado a poder apreciar los detalles que se desgranan de un partido es una valiosa y poderosa herramienta  para poner ese equilibrio necesario para hacer valoraciones.

 

El conocimiento permite acercar la valoración a la realidad más allá del resultado. Entre todos debemos aportar la mayor calidad (no cantidad) de información posible, explicar con objetividad y rigurosidad lo que acontece en el terreno de juego. Es una responsabilidad, para que el fútbol crezca y mejore como espectáculo, fomentar la formación de los espectadores para que el equilibrio y la consistencia del juego vaya acompañada de una comprensión adecuada.

 

Viajar y leer ayudan a comprender. Tal vez acercar el juego al aficionado desde el análisis cualitativo y cuantitativo permita que hagamos de este deporte un espacio en que disfrutar de lo verdaderamente importante: El juego.