La Maglia Verde. El tío del mazo 4-2. Valencia CF vs Real Betis

El tío del mazo es como se conoce en el mundo del ciclismo a aquel que te atiza y te deja de pronto sin fuerzas ni recursos cayendo en una pájara descomunal. Ayer asistimos a una enorme del Betis como hacía tiempo no se recordaba.

Pero lo realmente importante y emotivo esta vez fueron los prolegómenos. Impresionante Mestalla en el recuerdo de los fallecidos, desaparecidos y demás damnificados por la terrible dana que sacudió a la Comunidad Valenciana, donde se puede considerar como una de nuestras mayores catástrofes contemporáneas. Hoy, que vivimos en un mundo donde hay exceso (y falsa también) información, titulares periodísticos que catalogan a un partido como “A vida o muerte” etc. te dan a entender el mundo en el que vivimos donde se da importancia y categoría de “drama” (por ejemplo esta semana en un periódico deportivo por las bajas en el Betis) perder un partido o cualquier cosa por el estilo. Bien haríamos en rectificar todos, ser más consecuentes, darle la justa y medida importancia que tiene el fútbol, el ciclismo o cualquier otro deporte profesional. Que disfrutemos, que para eso está, pero eliminemos todo lo negativo que conlleva este mundo.

Arrancó el partido con la inercia de la emoción a flor de piel de los momentos previos. El Valencia, de riguroso negro ayer, salió fuerte con el banderazo de salida. Pronto, tras un error nuestro en la entrega en el borde del área, en jugada ensayada de córner se puso por delante en el marcador el conjunto che. No salió el Betis con la concentración adecuada, pero con el paso de los minutos se adueñó del balón, poniendo ritmo de caza que permitiera empatar el partido como así fue con gol de falta directa de Ruibal que tocó en un defensa valencianista. El partido entró en una fase donde el Betis pudo darle la vuelta al marcador con claras ocasiones pero que, como viene siendo tónica general este temporada, no se materializaron, pues de haberlo hecho podría haber dejado tocado al farolillo rojo de la clasificación (si bien hay que recordar tiene dos partidos menos). Calma tensa, lo que sucede en los momentos previos a una tormenta, y se llegó al descanso con nuevos arreones locales en busca del gol que les pusiera por delante, remate de cabeza al palo incluido, y se deseaba llegar al descanso como corredor que busca en qué kilómetro será el próximo avituallamiento, porque de todos es sabido que si no te alimentas puedes tener la visita desagradable del tío del mazo.

Y la tormenta llegó en forma de goles para el Valencia, nada menos que tres en el intervalo de siete u ocho minutos. Algo muy complicado de ver en el fútbol profesional, pero es que el Betis parecía roto, con una presión inexistente, sin concentración ni intensidad. Como el ciclista que de pronto se queda clavado subiendo y es consciente de la minutada que le puede caer. Inadmisible la puesta en escena de los nuestros en el segundo período, como ya habrán podido ver y leer en distintas crónicas del partido. No sé qué pasaría en el vestuario en el descanso, pero alimentarse desde luego parece que no.

Todo decidido y el Betis muy descolgado,  aún así los cambios mejoraron algo e incluso Chimy Ávila acortó distancias. Pero no se veía que se pudiera reducir una distancia tan considerable como señalaba el marcador. El Valencia rodó con aire a favor los últimos minutos y el rival bastantes kilómetros por detrás como si se tratara de abanicos. No hay excusa, ni bajas ni nada. Tres goles en tan poco espacio de tiempo sólo tiene una justificación: no competir.

Esto no para y tenemos semana con partido europeo a domicilio y de nuevo fuera de casa en Liga. Nada más y nada menos que en San Sebastián. Otra pájara en el Jaizkibel esperamos que no ocurra. Se puede ganar, empatar o perder, porque esto es fútbol. Pero no comparecer es innegociable. Y así ha sido siempre, tras este partido no podemos entonar el manquepierda, porque claro que vamos a estar con nuestro equipo en la derrota (como siempre), pero dándolo todo en el campo.

Vamos Betis, aleja el fantasma del tío del mazo. Siempre contigo.