La Maglia Verde: El liderazgo de Isco no fue suficiente. 2-4. Real Betis vs FC Barcelona.

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Partido de la primera vuelta

Los equipos ciclistas fijan sus objetivos de todo el año en función del corredor que ejerce el rol de jefe de filas. Ser el líder de un equipo implica la responsabilidad de que gran parte de lo que el equipo se juega dependerá de su rendimiento, que muchas veces está condicionado por factores externos como caídas, lesiones o enfermedades etc. Por eso se le suele rodear de gregarios o domésticos (esta palabra me gusta menos) que le resultarán claves en la consecución de sus objetivos; unos tienen una labor más oscura (su trabajo no se ve tanto al ser en los primeros tramos de la etapa) y otros, los lugartenientes, arroparán al capo hasta el final donde se espera que éste consiga el propósito marcado. Otros equipos basan su estrategia en las victorias parciales en llegadas masivas y por eso el líder suele ser el sprinter que sin sus lanzadores y protectores, los trenos,  tendría imposible la victoria. Otras escuadras sin liderazgo definido optan por conseguir victorias metiéndose en escapadas tratando de  conseguir la gloria por medio de la épica. Y otros sencillamente tienen que conformarse con sobrevivir, conseguir algún rédito publicitario por medio de fugas generalmente condenadas al fracaso.

En nuestro Betis hemos visto en un período muy corto de tiempo como hemos perdido tres referentes, independientemente de su contrastada calidad futbolística, que juegan un papel fundamental más allá de los terrenos de juego. Primero fue Sergio Canales, posteriomente el eterno capitán Joaquín y esta misma semana Andrés Guardado. El mejicano, con cinco mundiales a sus espaldas, se despedía con todos los honores y  unas palabras hacia nuestro club que para mí supone mucho más que una simple despedida. Palabras sentidas de un futbolista enorme, a veces no valorado en su justa medida,  que hacen transcender lo que cala el Real Betis Balompié y sus trece barras en jugadores que llegan a ejercer su profesión y que cuando toca lógicamente se van con la maleta preñada de sentimientos inolvidables. Eso es precisamente lo que me enorgullece del privilegio de sentirme bético. Pero es indudable que toda institución se resienta de la pérdida de estos referentes, aunque creo que tenemos cierta tranquilidad en este sentido con el relevo en cuanto a capitanes con Pezzella, Isco y Fekir.

Respecto al partido, las cosas no comenzaron bien. Entre las numerosas bajas conocidas por todos personalmente creo que se echa mucho de menos a Guido, otro jugador que es clave y que no sabemos si su futuro pasa por Heliópolis o por la ribera del Manzanares. En fin, es el pan nuestro de cada día, los jugadores pasan y el club permanece. En este primer acto fuimos a remolque y aunque el primer gol vino tras un desafortunado rechace nuestro que puso en bandeja el primer gol barcelonista, el equipo estaba agazapado y metido en el pelotón y sin visos de amenazar a un Barcelona que controlaba a placer plantándose en las inmediaciones de nuestra área con suma facilidad.

La segunda parte comenzó con la misma tónica e incluso la cosa empeoró cuando el equipo de ayer amarillo marcó el segundo. Enésima galopada de Lamine Yamal, todo un quebradero de cabeza para Abner, que chuta al palo con la mala fortuna que el rechace cae a los pies de Ferrán Torres marcando el segundo y casi sentenciando el partido visto lo visto.

Pero la diferencia entre un verdadero líder y un simple jefe es que aquel se implica el primero por el equipo. Isco, de los que más corrió y balones robó, empata el partido en tres minutos con dos auténticos golazos de bandera. Nace otro partido y nos ilusionamos con la victoria. La entrada de Fekir y un motivado Borja Iglesias servían de argumento para creer.

Y cuando ya estábamos en las vallas del último kilómetro el Barcelona sorprende con una contra magistral que Joao Félix culmina de manera exquisita con un certero golpeo con el exterior. La sentencia, ya casi finalizado el partido, vino en otra contra.

Novenos en la clasificación, pero como soy de naturaleza optimista (creo que en gran parte gracias a la bicicleta) veo el vaso medio lleno en vez de medio vacío. Es como el ciclista que está distanciado en la general pero a poco tiempo de la cabeza. Y queda casi toda la segunda vuelta por jugar y la confianza de que recuperaremos efectivos. La semana que viene toca viajar a Mallorca donde precisamente dentro de poco tiempo comenzará la temporada ciclista en España el pelotón internacional, ahora andan por Australia, en la preciosa prueba por las carreteras de la isla. Se trata de la Challenge pero ya hablaremos de ella la semana que viene. Espero con los tres puntos y algunas ensaimadas de vuelta.

Vamos Betis, manquepierda.

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