La Maglia Verde. Cuestión de intensidad 1-0 Real Valladolid vs Real Betis

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1 - 0
Tiempo completo
Kike Pérez 58'
1-0
Colegiado: Cordero Vega
VAR: Muñiz Ruíz

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Vuelta a la rutina y por tanto a la competición en el estreno del nuevo año. Lo primero vaya por delante mis mejores deseos de salud para todos y que disfrutemos de un magnífico 2025 en verdiblanco y sobre las dos ruedas.

Última jornada de la primera vuelta, aunque a principios de año tuvimos el envite copero que se pudo superar en Huesca y que en la próxima semana nos cita con un coloso, el FC Barcelona nada más y nada menos, equipo con más Copas Del Rey en sus vitrinas y con la dificultad añadida de celebrarse en Montjuich.

En este recién estrenado año comienza también la temporada ciclista que seguro nos depara duelos memorables tanto en las grandes vueltas como en las clásicas. Es en este momento cuando los ciclistas apuran su puesta a punto para las primera carreras con la preparación mediante el ciclocross. Esta  vieja disciplina ciclista se caracteriza por su dureza de recorridos aderezado con tramos de tierra que hacen a los corredores irreconocibles en meta, la bici y el ciclista son uno, todo barro. Para competir en este tipo de pruebas hay que estar bien, pero aparte hay que darlo todo. No como en el fútbol, donde ya no se ven en la actualidad lo que en otros añejos tiempos eran los estragos del General Invierno: campos embarrados, frías temperaturas, rivales venidos arriba con su afición encima… Ya no es así. El sábado en Pucela pudimos ver un impecable césped para la práctica del balompié y allí nos esperaba el colista de la clasificación, que sí salió como se debe salir.

Pero no pudo ser, si no se juega al 100% cualquier rival te supera. Durante la previa del partido me vino a la mente una frase de Luis Aragonés, a quien Dios tenga en su gloria, en una previa de un partido de un equipo suyo frente a un colista, creo recordar que era el LLeida, y decía textualmente así: “Si corremos lo mismo que ellos ganamos seguro”. Ciertamente el fútbol no trata exclusivamente de correr detrás de un balón, pero se entiende de esa frase que si uno le pone la misma intensidad que el contrario lo normal es que la calidad termine decidiendo. También es verdad que hablamos de un juego y que influyen muchos factores también, pero lo normal es que sea así.

Para muestra el primer botón. Recién dado el banderazo de salida el Betis aún pensaba en el paseo de la marcha neutralizada antes de la carrera. Ni siquiera llevaban veinte segundos de juego, habíamos sacado de centro nosotros para más inri, y estuvimos a punto de encajar el primero. Mal presagio.

No andaba el Betis cómodo en el campo, quizás confiado que con el paso de los minutos caería el partido de su lado. Pero la falta de puntería, ni un tiro entre los tres palos, y las pocas ideas en ataque más que el Valladolid sí iba de verdad al partido, nos fuimos al descanso con muy poco que valorar por nuestra parte.

Misma tónica tras el descanso hasta el gol local. Un mal Betis era incapaz de generar algo que le permitiera engancharse a la rueda. Sólo en los minutos finales, con la aportación del canterano Jesús Rodríguez y con un Valladolid que se dedicó a conservar tan extraordinario botín, se vio algo de movilidad y peligro sin materializarse en ocasiones claras.

Mal comienzo de año. Sin tapujos. Hay que dar mucho más en el campo, honrar un escudo y a los cientos de desplazados que siguen a nuestro Betis con la ilusión inquebrantable. Se puede perder, por supuesto, pero molesta mucho hacerlo con esta falta de intensidad.

Esperemos que se revierta la situación en la segunda vuelta y veamos al Betis que estamos deseando. La afición desde luego no fallará jamás, como los holandeses en su cita anual en el Alpe D’Huez.

Vamos Betis, a darlo todo. Siempre y en todo lugar.

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