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El Real Betis balompié sufrió una derrota in extremis ante su máximo rival y vecino de la ciudad, el Sevilla FC, por la cuenta mínima en un partido ampliamente manejado por el club verdiblanco. Con una cantidad significativa de espectadores apoyando a ambos clubes y con ambos técnicos aún probando fórmulas y tácticas, comenzaba el partido, válido por el Tour de verano de LaLiga.
Comenzaba el Real Betis con Rui Silva en portería; Sabaly, Abner, Pezzella y Bartra en defensa; Guardado, Guido, Carvalho, Luiz Henrique y Ayoze en el mediocampo y con Borja Iglesias en la punta.
El partido comenzaba con un Betis más activo, intentando mover el balón y dominando poco a poco las acciones, un Sevilla más tranquilo y con menos riesgos, con un bloque defensivo significativo y proponiendo un estilo de juego rápido tras recuperar la posesión. El Sevilla jugó un juego bravo y brusco, dejándonos una jugada más que polémica donde el argentino, Montiel, le propinó una falta de roja al extremo brasileño, Luiz Henrique.
La mejor del primer tiempo por parte del Betis llegaría con un desborde muy importante y bueno de Luiz Henrique que tras un disparo muy mal ejecutado dejó bajo del arco al Panda, Borja Iglesias, que la mandaría por encima de la portería impactando a todo el estadio y a la gente desde casa.
Un primer tiempo aburrido, más lento que rápido, pero con un Betis muy bien ubicado, así finalizaba la primera mitad.
En el segundo tiempo, con los ingresos incluidos de Ruibal, Juanmi, Willian José y Luiz Felipe, el Real Betis mostró sus mejores tramos, teniendo profundidad significativa y buenas oportunidades de gol, ¿la mejor?, una de Juanmi que el portero marroquí, Bono, desviaba increíblemente. Ya en la mitad del segundo tiempo se harían más cambios, ingresaría Bellerin, Raúl García de Haro y Chadi Riad, el Betis seguía intentando y un Sevilla bastante apagado también lo intentaba con un tiro libre que Rui Silva sale a puñetear sin ningún problema.
Tras los últimos instantes, se preveía un empate sin goles, pero en el minuto 92 aparecía el delantero marroquí, En-Nesiry para poner el golpe de gracia y darle la victoria al equipo, que vestía de blanco.
