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Justa victoria verdiblanca en el derby andaluz que arrancaba la segunda vuelta del campeonato liguero. Real Betis y Granada CF se enfrentaban en el Benito Villamarín en un duelo de necesidades: los locales para no desengancharse definitivamente de la zona alta, los visitantes para no hundirse más en el pozo del descenso. Partido con tintes dramáticos, delante de 50197 espectadores.
Para Pellegrini la papeleta era mayúscula: hasta 10 bajas le condicionaron en la alineación inicial, de modo que no tuvo más remedio que usar a Ruibal y Abner en los laterales, Sokratis junto a Pezzella en el centro de la defensa, Guardado al lado de Marc Roca en la medular y Luiz Henrique en línea de mediapuntas junto a Isco y Ayoze. En ataque, Willian José era el encargado de intentar solventar la crisis ofensiva bética. 6 partidos sin ganar, en todas las competiciones, era una racha demasiado larga para un equipo como el Betis.
El Granada, con 2 victorias y 11 puntos (solo uno como visitante) en toda la primera vuelta amenazaba principalmente con Uzuni, Lucas Boyé y el ya traspasado a Alemania Bryan Zaragoza. El peor visitante viajaba a la casa de uno de los equipos locales más sólidos, en un estadio en el que sin embargo había puntuado en 5 de sus últimas 8 visitas.
El Granada dejó sus intenciones muy claras desde el principio: un fútbol basado en la destrucción abusando de las interrupciones y renunciando al ataque. Las 3 faltas cometidas por el equipo nazarí en los 2 primeros minutos no fueron un espejismo, sino la norma de lo que vendría después: hasta 12 infracciones cometieron los visitantes en la primera parte, en la que vieron 3 tarjetas amarillas. Y gracias, porque una de ellas fue una entrada por detrás de Méndez a Ayoze, que acabó con el canario lesionado y sustituido en una jugada que bien pudo acabar en expulsión.
Por su parte, el Betis planteó un partido bastante decente. Después de recibir un susto en forma de gol bien anulado a Uzuni por fuera de juego en una pifia de Rui Silva, los locales fueron claros dominadores del primer acto. Fue Luiz Henrique quien destacó sobre el resto: suyo fue el origen de las principales acciones de peligro, arrancando desde ambas bandas. Pero ni Willian José ni Assane Diao (que había reemplazado a Ayoze) ni Isco pudieron aprovechar los regalos del brasileño.
Nuevamente, Isco y Guardado rozaron el gol, pero sus disparos salieron desviados tras sendos rebotes en defensas granadinos.
La afición no podía creerlo, el Betis volvía a perdonar demasiado en ataque, y así se llegó al descanso con el marcador inicial. No es que el Betis estuviera brillante ni muy combinativo en este primer tiempo (más bien estuvo intenso y Luiz Henrique inspirado), pero en cualquier caso fue muy superior a su rival. Esta vez, además, los verdiblancos al menos no sufrieron en defensa.
Sin cambios al descanso, el segundo tiempo empezó con otra mala noticia: y es que Aitor Ruibal se lesionaba en una acción defensiva en el minuto 48, y tuvo que ser sustituido por el canterano debutante Pablo Busto. Demasiado infortunio para un Betis que, sin embargo, hoy no bajó los brazos.
Más bien al contrario: los de Pellegrini tiraron el fin de amor propio y no dejaron de atacar. El problema, sin embargo, era de puntería: todos los disparos verdiblancos acababan chocando en el muro defensivo del Granada y con frecuencia desviados a corner. Guardado, Abner y Willian José se desesperaron con disparos rechazados. Y cuando no era la defensa, era el portero: Batalla negó el gol a Marc Roca desde lejos y a Isco desde cerca en dos acciones de muchísimo mérito.
El Betis atacaba, el partido se abrió y el cántaro se acabó rompiendo: poco después de la ocasión de Isco ya mencionada, el malagueño consiguió anotar. En un saque de corner, Isco combina con Marc Roca que le devuelve la pelota y su disparo, ironías del destino, acaba en la red tras rebotar en un defensa. De nuevo un disparo desviado, pero esta vez para bien. Era el minuto 76 y el Betis se adelantaba merecidamente en el marcador.
Pero no todo estaba dicho. Pellegrini, con tanta lesión, se había quedado sin cambios, y el Granada al estar por detrás en el marcador empezó a apretar. De hecho los rojiblancos consiguieron anotar un gol: un pase filtrado a Areto, que se va de Sokratis, acaba con Rui Silva batido… pero la acción no pasó la revisión del VAR y el tanto fue anulado por un milimétrico fuera de juego. Era el minuto 82 y todo el Villamarín respiraba aliviado, el Betis se libró del empate por poco.
Poco más de ahí al final. En los 7 minutos de descuento apenas sucedió nada relevante, y con esto el partido terminó con una justa victoria local.
El Betis rompe así su mala racha sin ganar y es séptimo con 31 puntos, solo uno menos que la Real Sociedad que hoy perdió. La nota negativa han sido las lesiones de Ayoze y Ruibal, que esperemos no sean demasiado graves.
El siguiente rival es nada más y menos el FC Barcelona, el domingo en casa, a por ellos!!