Por números, aquí y ahora, llevamos una temporada bastante aceptable. Pero algo chirría desde hace bastante tiempo. Y ese chirrido es la prueba de una erosión que el club debe saber detectar para engrasar la máquina y que lo que queda para que la temporada aceptable no devenga en algo catastrófico.
He leído a cientos de entrenadores virtuales, he leído cientos de análisis, positivos y negativos, y creo que no he llegado a conclusión clara aparente. Pero sí es cierto que las dinámicas se cuidan para evitar que empeoren cuando los resultados no son tan propicios.
Existen excelentes profesionales en todos los ámbitos que puedan rodear a un club, incluso profesionales que detectan sinergias y las identifican buscando nuevos profesionales que ayuden a convertirlas en positivas para el club.
Es cierto que, en muchos casos, sólo se puede aconsejar a aquellos que tienen la obligación de acudir a los micrófonos a dar la cara por el equipo. O quizá se pueda hacer algo más y ayudar a marcar pautas para que los desatinos que se cometen en la pizarra táctica de un partido no se acentúen en la sala de prensa.
Todos tenemos malos días, lo importante es ponerles remedio lo antes posible, porque si no los malos días pasan a ser malas semanas y en un club que vive de la regularidad se transforma en una dinámica muy negativa. Y nadie está a salvo de expresarse de forma no conveniente, ni de maltratar la imagen del club que tanto ha costado levantar.
No nos demos tiros en el pie o, por lo menos, no los busquemos por incompetencia.