Los equipos de LaLiga afrontan el último tramo de la competición. La tabla de clasificación está al rojo vivo en todos sus puestos y cualquier cosa puede pasar aún. Las ganas de luchar se han intensificado, pues nadie quiere quedarse sin cumplir su objetivo o, al menos, sentir que ha peleado hasta el final por él. Es el caso del Real Betis, que tiene todas las esperanzas puestas en hacerse con un billete que le lleve a recorrer Europa la temporada que viene.
Después de cinco empates consecutivos en los que el cuadro bético ha demostrado garra y actitud, rascando algún punto importante ante rivales difíciles como el Atlético de Madrid o el Real Madrid, se ha convertido en obligación el lograr un triunfo. Europa no espera a nadie y los tres puntos se le están resistiendo a unos verdiblancos que quizás están perdonando demasiado en los últimos duelos.
A partir de ahora, las victorias sumadas al casillero serán mucho más importantes, más vitales. Para ello, hace falta más efectividad de cara a puerta así como seguir manteniendo la solidez defensiva mostrada en los dos últimos encuentros y la calidad bajo palos con Claudio Bravo. Esos dos aspectos serán vitales para continuar soñando con un objetivo ambicioso y ansiado.
Quedan cinco partidos. La próxima parada es el José Zorrilla, donde espera un Real Valladolid que sueña y pelea por mantenerse en la Primera División. Tras esto, el Real Betis recibirá a un rival directo, el Granada, jugará a domicilio contra un Eibar descendido, esperará en el Villamarín a un Huesca que también se encuentra en puestos rojos y, finalmente, viajará hasta Galicia para enfrentarse al Celta.
Después de los encuentros complicados que ha afrontado en estas últimas semanas, estos rivales pueden parecer más asequibles a priori. Sin embargo, hay mucho en juego y ninguno quiere quedarse atrás. Por eso, los de Manuel Pellegrini tendrán que buscar el antónimo del verbo «perdonar» y hacerlo efectivo sobre cada terreno de juego que queda por pisar. Son cinco dardos y la mentalidad es que todos ellos deben acabar en el centro de una diana llamada Europa League.