Otro partido horrendo del Betis ante el Granada terminó en empate (2-2) en otro partido en el que parecía que Rubi iba a salvar el puesto inextremis de nuevo, pero un gol de Soldado en el descuento puso justicia en el marcador y dictó la sentencia del entrenador catalán.
Rubi realizó siete cambios con respecto a la derrota en el derbi, manteniendo únicamente a Joel, Emerson, Canales y Fekir, volviendo Edgar al pivote como mayor novedad.
Tras el toque de atención ante el Sevilla, al equipo se le veía más enchufado desde el inicio, aunque adoleciendo de los mismos problemas de siempre: poca profundidad, debilidad en el repliegue defensivo y poca presencia en el área rival.
Puertas tuvo la primera del partido con un disparo desde la frontal que repelió Joel en un Granada que estaba cómodo en el campo a pesar de tener el balón mucho menos que su rival.
El Betis explotaba su banda derecha a base de internadas de Emerson y mucho centro lateral, aunque no le sacaba mucho partido, más allá de un cabezazo de Mandi que desbarató Rui Silva.
El Granada, ante la deficiente circulación verdiblanca, pasó su repliegue a zona media para buscar el error y la contra y tuvo su premio a la media hora, con un fallido pase horizontal de Joaquín que terminó con gol de Carlos Fernández.
Hasta el descanso, el equipo bético empujó con más corazón que cabeza en busca del empate, pero nunca consiguió crear peligro en jugada combinativa. Joaquín, con una jugada individual dentro del área que no encontró rematador, y Fekir, con un disparo desde la frontal a la escuadra que paró fantásticamente el meta nazarí, tuvieron las mejores.
El segundo tiempo fue un ejercicio absoluto de insuficiencia bética. Sin orden alguno, cada salida de balón o ataque era más simple y previsible que el anterior, provocando que el Granada estuviese cada vez más cómodo sobre el campo a pesar de jugar replegados y con un marcador corto.
Solo los desmarques de ruptura de Loren conseguían poner en problemas a la defensa rival, aunque demasiado lejos del área. Ni con los cambios consiguió poner el Betis en peligro la portería contraria, sin saber cómo desarbolar la ordenada defensa granadista.
Prácticamente de la nada terminó consiguiendo el empate. Un centro al área terminó siendo decretado como penalti sobre Borja Iglesias y transformado por Canales.
Y pocos minutos después, también prácticamente de la nada, llegó la remontada bética. Un centro chut de Tello no fue rematado por nadie y acabó en la portería de Rui Silva en el 87′.
La victoria era un premio inmerecido para un Betis inoperante a todos los niveles y en el descuento recibió un duro varapalo que probablemente termine con la etapa de Rubi en el banquillo bético. Un córner defendido de manera horrible fue rematado por Soldado solo en el área para poner el 2-2 final.