Yo acuso. Un deporte de errores. RC Celta – Real Betis

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Hace unos años, un director deportivo andaluz, me definió el futbol como un deporte donde siempre gana quien menos errores comete, y aunque no me gustó la definición la tengo en cuenta y se parece al partido que se planteó en Vigo. Los primeros minutos marcaron el devenir del partido, no sin olvidar las paradas del portero vigués ni al árbitro y sobre todo el VAR.

            Vayamos por partes, se recibe con rapidez un extraordinario gol de Gabri, que se pasea por la medular, sin que se le robe la pelota, ni se le haga falta, para luego recibir una expulsión que el VAR analiza, a pesar que se nos dijo que esas situaciones se contemplan como el ámbito subjetivo del árbitro, pero el señor del VAR era nada más y nada menos que el arbitro de la final de Copa, y el señor de Ponferrada, cuyo error (fuera de juego tras saque de banda) fue escarnio público y le perseguirá de por vida. Con datos objetivos el Betis hizo 3 faltas señaladas y recibió 4 tarjetas, el Celta 26 faltas y 3 tarjetas, con lo que queda todo dicho.

            Muchos cambios en alineación de Pellegrini en parte motivados por el exceso de partidos internacionales, pero en modo alguno justifica ciertas actitudes, y acuso, Paul, que termina contrato y no es titular, no puede tener la oportunidad de lucirse en plenitud y no darlo todo, la propia jugada del gol, el medio defensivo acompaña al jugador vigués, sin obstaculizar el tiro, sin hacer falta y prácticamente haciendo jogging a su lado, por ello no sólo hay que pedirle más sino que si pide renovar se lo debe ganar en el campo, no fue sólo eso, a lo largo del partido no cometió ninguna falta, en robos de balón tampoco destacó, su ritmo de circulación de balón es más lento que el resto, requiere un toque para adecuar la pelota y otro para generalmente y sin arriesgar, dar un pase de seguridad, para ganarse la renovación hay que hacer mucho más, vean en mi crítica afán constructivo pues creo que puede dar más y por eso lo solicito.

            A veces la actitud de un equipo viene de casa y otras se contagia del efecto contrario del equipo rival, el Celta imprimió una presión fuerte, con la permisividad arbitral y lo tenemos que decir, a Rodri, de los mejores en esos iniciales 45, lo cosieron a patadas con protestas por su parte como luego Canales que se llevó amarilla. El objetivo de las faltas en el segundo tiempo fue Fekir que como siempre acabó la victima con amarilla, saliendo indemnes los agresores.

            Tocados en el primer tiempo, el segundo, con uno menos fue distinto, el Betis metió a Fekir en el campo, que iguala el partido pues el francoargelino necesita al menos a dos jugadores para su defensa, esto y que jugó entre líneas, así como la asociación constante con Canales, hizo que tuviéramos varias ocasiones claras para el empate. El Betis fue mejor en los restantes 45 minutos y debió llevarse al menos el empate. Curiosamente y entroncando con lo primero que dijimos, el árbitro sólo aprecia 4 minutos de prolongación, cuando no sólo hubo cambios, sino pérdidas constantes de tiempo por parte del Celta, que al menos lo lógico debieron ser 7/8 minutos, pero ese privilegio no alcanza al Betis.

            El resumen del partido tiene parte de autocrítica, por la falta de tensión inicial pero sin soslayar la labor arbitral injusta, pues no podemos dejar pasar por alto un clamoroso penalti, que no fue ni analizado por el VAR. Nada debe nublar que seguimos con el mismo ritmo competitivo y que nos permite afrontar los próximos partidos con la seguridad que serán más las victorias que los fracasos. A por la Roma.

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