Gracias Sanabria

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Muchas veces me he desesperado viéndote jugar. Ese par de centímetros, ese palo, esa oportunidad perdida, aquella que no viste, ese desmarque que no llegaba. Pero… gracias.

En el mundo del fútbol os toca ser estrellitas cargadas de euros expuestas a una legión de entrenadores, directores deportivos y opinadores. Yo, por supuesto, también me encuentro entre ellos. Pero para eso hay que también saber abstraerse. Salir del runrún y trabajar.
Llegaste con muchas esperanzas. No se han cumplido a nivel personal lo que yo, como «entrenadordirectoropinador» creía, pero has luchado por ello.

El Betis está ahora donde hace cinco años ni soñábamos, y eso ha sido con tu apoyo y el mío, el de todos. El tuyo, obviamente, lleva aparejado un contrato y te agradezco que lo hayas intentado cumplir. Dejas el Betis y el Betis quiere seguir creciendo. Ojalá a los dos, Betis y a ti, os vaya de lujo.

El gol al Español es cerrar la puerta con clase. Supongo que al sitio que vayas también tendrá su particular legión de entrenadores y directores deportivos, esto es fútbol y no deja de ser un medio para expresar de forma muchas veces exabrupta deseos inmediatos. Por eso pocos son los que llevan la nave, pocos son los que deciden y muy pocos los que aciertan en este circo.

Dejas al Betis instalado en una posición bonita, pero con su afición dividida entre lo que tenemos y lo que se supone que debemos tener. Se supone porque parece que sólo jugamos nosotros, parece que los demás equipos son espejismos que nos ganan o empatan por ciencia infusa, como si no tuviesen sus propios problemas y los grandes pierden igual con los chicos o los chicos se suben a las barbas de los grandes.

Quizá peco de demasiado conservador, me gusta ver la tendencia iniciada no hace muchos años y ver cómo la rampa tiene una inclinación no muy pronunciada, pero sí constante. Claro que quiero títulos, claro que quiero ganar todo, como todos. Pero sobre todo antes de soltar una barbaridad, ya sea en el fútbol o en la vida real, prefiero pensarme si aporto algo positivo o, simplemente, alimento fantasmas.