Mariano Rajoy se enfrentará a su primera huelga general justo el día en que cumplirá 100 días al frente del Gobierno. UGT y CC OO la convocaron ayer. Los dos sindicatos mayoritarios han llamado a un paro el próximo día 29 para reclamar un cambio profundo en la reforma laboral. “Es una decisión difícil, pero es justa y necesaria. Es más que una reforma laboral. Tiene el despido como principio, fin y eje”, clamó el secretario general de UGT, Cándido Méndez, cuando anunciaba la decisión que ambas centrales habían adoptado. “Es la [reforma] más regresiva de la historia de la democracia”, justificó el líder de CC OO, Ignacio Fernández Toxo.
Mariano Rajoy descontaba el paro desde antes de llegar a La Moncloa. No tenía dudas de que iba a ser más pronto que tarde. “La reforma laboral me va a costar una huelga general”, le comentó en Bruselas al primer ministro finlandés, en un descuido, ante un micrófono abierto el pasado 31 de enero, 10 días antes de que se aprobara por decreto.
Desde luego, si alguien ha dudado sobre si había que convocar la que será la séptima huelga general de la democracia, han sido los sindicatos. La “extrema agresividad” de la reforma, siguiendo las palabras del ministro de Economía, Luis de Guindos, no les dejaba muchas opciones, a tenor de los precedentes. Frente a cambios anteriores en el Estatuto de los Trabajadores de menos profundidad (1992, 1994, 2002, 2010), la respuesta había sido la más contundente: el paro total.
En cambio, esta vez UGT y CC OO han pensado mucho si daban el paso. Saben que la severidad de la crisis tiene un efecto paralizante sobre las huelgas (miedo a perder el empleo y gente que no quiere o puede perder un día de sueldo en este momento, y encuestas como la publicada el pasado domingo por este diario lo demuestran); que la recesión ha vuelto; y, sobre todo, que el Ejecutivo descuenta la huelga y calcula que tendrá poco impacto.
Para evitar la convocatoria, han intentado que el Gobierno se sentara negociar. Convocaron manifestaciones el 19 de febrero. Movilizaron a cientos de miles de ciudadanos. Enviaron una carta a Rajoy reclamando que les recibiera. El presidente no les respondió. Anunciaron más manifestaciones para mañana, domingo. Hubo una segunda carta la semana pasada. Tampoco tuvo respuesta.
Ante este silencio, ante las declaraciones públicas de miembros del Gobierno negándose a modificar la reforma, ante los anuncios de más recortes presupuestarios y ante la improductividad de las reuniones técnicas mantenidas con el Ministerio de Empleo, en las últimas semanas la idea de recurrir a su arma más contundente el 29 de marzo ganó peso. Tanto es así que ayer toda la escenografía mostraba con claridad que la decisión ya estaba tomada con anterioridad y la fecha, reflejada en los carteles, elegida desde bastantes días antes.
A pesar de esto, faltaba el visto bueno del Comité de UGT y del Consejo de CC OO. Ambos órganos, por separado, dieron luz verde unánimemente a primera hora de la mañana. Y a mediodía ratificaron la decisión en la primera reunión conjunta de su historia. “No hemos entrado al primer trapo que nos ha puesto el Gobierno. Hemos querido trabajar desde la alternativa. Pero no ha sido atendido ningún requerimiento”, argumentó el líder de CC OO.
“El Gobierno ha estado siempre abierto al diálogo”, replicó casi inmediatamente la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría. Apoyó esta frase esgrimiendo 32 reuniones del Ejecutivo con los sindicatos, contando los encuentros técnicos. Toni Ferrer, negociador habitual de UGT, rebaja mucho la cifra, al menos en lo que toca a las centrales mayoritarias. En su agenda aparecen la reunión que Rajoy tuvo con Toxo y Méndez el 30 de noviembre, antes de ser presidente; otra a comienzos de año; la mantenida con la ministra de Empleo tras aprobarse la reforma y cuatro reuniones técnicas, la quinta llegará el lunes. Pero en estos encuentros no hay negociación ni cambios sustanciales, admiten en Empleo.
El propio presidente se sumó a la réplica. Por la noche, en un mitin en Málaga, dijo que la reforma pretende evitar que vuelvan a producirse “otros tres millones de despidos como los que han tenido lugar en los últimos cuatro años”. “Queremos que vuelva la ilusión y que los jóvenes tengan un horizonte de futuro”, afirmó.
Además de la protesta contra la reforma laboral, en la huelga los sindicatos se quejarán de los ajustes presupuestarios. Así se recoge en el título de la declaración conjunta de ayer: “Quieren acabar con los derechos laborales y sociales. Con todo”. Precisamente, la fecha también se ha elegido sin perder de vista que el Ejecutivo presenta los Presupuestos de 2012 el día después de la huelga, y que ya se conocen elementos clave de ellos, como el techo de gasto. No obstante, si algo ha pesado en el ánimo de UGT y CC OO a la hora de decidirse por el 29-M es que ese día cae de lleno dentro del periodo de tramitación parlamentaria de la reforma laboral.
Los sindicatos nacionalistas de Galicia, CIG, y del País Vasco, ELA y LAB, ya habían convocado huelga para el día 29. La CGT, una vez conocida la decisión de las centrales mayoritarias, anunció ayer que también se suma. No está claro qué hará el sindicato de funcionarios CSI-CSIF.
Rajoy ya tiene su huelga general | Política | EL PAÍS
Como dicen los sindicatos, "una huelga justa y necesaria".
Se que hay muchos que dicen que este no es buen momento para hacer una huelga general, pero creo que es el momento justo, antes de que este desproposito vaya a más y ya no tenga solución.
Mariano Rajoy descontaba el paro desde antes de llegar a La Moncloa. No tenía dudas de que iba a ser más pronto que tarde. “La reforma laboral me va a costar una huelga general”, le comentó en Bruselas al primer ministro finlandés, en un descuido, ante un micrófono abierto el pasado 31 de enero, 10 días antes de que se aprobara por decreto.
Desde luego, si alguien ha dudado sobre si había que convocar la que será la séptima huelga general de la democracia, han sido los sindicatos. La “extrema agresividad” de la reforma, siguiendo las palabras del ministro de Economía, Luis de Guindos, no les dejaba muchas opciones, a tenor de los precedentes. Frente a cambios anteriores en el Estatuto de los Trabajadores de menos profundidad (1992, 1994, 2002, 2010), la respuesta había sido la más contundente: el paro total.
En cambio, esta vez UGT y CC OO han pensado mucho si daban el paso. Saben que la severidad de la crisis tiene un efecto paralizante sobre las huelgas (miedo a perder el empleo y gente que no quiere o puede perder un día de sueldo en este momento, y encuestas como la publicada el pasado domingo por este diario lo demuestran); que la recesión ha vuelto; y, sobre todo, que el Ejecutivo descuenta la huelga y calcula que tendrá poco impacto.
Para evitar la convocatoria, han intentado que el Gobierno se sentara negociar. Convocaron manifestaciones el 19 de febrero. Movilizaron a cientos de miles de ciudadanos. Enviaron una carta a Rajoy reclamando que les recibiera. El presidente no les respondió. Anunciaron más manifestaciones para mañana, domingo. Hubo una segunda carta la semana pasada. Tampoco tuvo respuesta.
Ante este silencio, ante las declaraciones públicas de miembros del Gobierno negándose a modificar la reforma, ante los anuncios de más recortes presupuestarios y ante la improductividad de las reuniones técnicas mantenidas con el Ministerio de Empleo, en las últimas semanas la idea de recurrir a su arma más contundente el 29 de marzo ganó peso. Tanto es así que ayer toda la escenografía mostraba con claridad que la decisión ya estaba tomada con anterioridad y la fecha, reflejada en los carteles, elegida desde bastantes días antes.
A pesar de esto, faltaba el visto bueno del Comité de UGT y del Consejo de CC OO. Ambos órganos, por separado, dieron luz verde unánimemente a primera hora de la mañana. Y a mediodía ratificaron la decisión en la primera reunión conjunta de su historia. “No hemos entrado al primer trapo que nos ha puesto el Gobierno. Hemos querido trabajar desde la alternativa. Pero no ha sido atendido ningún requerimiento”, argumentó el líder de CC OO.
“El Gobierno ha estado siempre abierto al diálogo”, replicó casi inmediatamente la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría. Apoyó esta frase esgrimiendo 32 reuniones del Ejecutivo con los sindicatos, contando los encuentros técnicos. Toni Ferrer, negociador habitual de UGT, rebaja mucho la cifra, al menos en lo que toca a las centrales mayoritarias. En su agenda aparecen la reunión que Rajoy tuvo con Toxo y Méndez el 30 de noviembre, antes de ser presidente; otra a comienzos de año; la mantenida con la ministra de Empleo tras aprobarse la reforma y cuatro reuniones técnicas, la quinta llegará el lunes. Pero en estos encuentros no hay negociación ni cambios sustanciales, admiten en Empleo.
El propio presidente se sumó a la réplica. Por la noche, en un mitin en Málaga, dijo que la reforma pretende evitar que vuelvan a producirse “otros tres millones de despidos como los que han tenido lugar en los últimos cuatro años”. “Queremos que vuelva la ilusión y que los jóvenes tengan un horizonte de futuro”, afirmó.
Además de la protesta contra la reforma laboral, en la huelga los sindicatos se quejarán de los ajustes presupuestarios. Así se recoge en el título de la declaración conjunta de ayer: “Quieren acabar con los derechos laborales y sociales. Con todo”. Precisamente, la fecha también se ha elegido sin perder de vista que el Ejecutivo presenta los Presupuestos de 2012 el día después de la huelga, y que ya se conocen elementos clave de ellos, como el techo de gasto. No obstante, si algo ha pesado en el ánimo de UGT y CC OO a la hora de decidirse por el 29-M es que ese día cae de lleno dentro del periodo de tramitación parlamentaria de la reforma laboral.
Los sindicatos nacionalistas de Galicia, CIG, y del País Vasco, ELA y LAB, ya habían convocado huelga para el día 29. La CGT, una vez conocida la decisión de las centrales mayoritarias, anunció ayer que también se suma. No está claro qué hará el sindicato de funcionarios CSI-CSIF.
Rajoy ya tiene su huelga general | Política | EL PAÍS
Como dicen los sindicatos, "una huelga justa y necesaria".
Se que hay muchos que dicen que este no es buen momento para hacer una huelga general, pero creo que es el momento justo, antes de que este desproposito vaya a más y ya no tenga solución.
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