Radio Televisión de Mallorca acaba de cerrar, dejando en la calle a 117 trabajadores. En época de recortes, los canales públicos autonómicos están en el punto de mira. La mayoría registra una muy pobre audiencia y costes desorbitados. Entre las 13 cadenas autonómicas que existen acumulan una deuda que podría superar los 2.000 millones de euros.
La presidenta del Consell de Mallorca, María Salom (PP), adujo insostenibilidad económica como motivo del cierre de la Radio Televisión Pública. No era la cadena pública más costosa, pero ha sido la primera en caer.
Su clausura coincide en el tiempo con las denuncias del nuevo director general de Castilla-La Mancha Televisión sobre los excesos monetarios cometidos por sus predecesores, los anuncios genéricos de recortes en TV3 y la sospecha generalizada de que en época de necesarios ajustes las distintas cadenas públicas autonómicas son lujos difícilmente soportables y explicables.
Se calcula que las 13 cadenas autonómicas que hay en España acumulan una deuda conjunta de 2.000 millones de euros, con elevados costes de producción, plantillas sobredimensionadas (10.200 trabajadores) y abusos presupuestarios. La tijera se antoja imprescindible, máxime cuando todas juntas no logran más del 11,7% de cuota de pantalla, según publica hoy en un artículo El Mundo. Los canales autonómicos, tal y como hoy los conocemos, tienen sus días contados.
Castilla-La Mancha Televisión es un ejemplo de la mala gestión de las cadenas públicas, cuyas vergüenzas han quedado al descubierto por la denuncia de su nuevo director, Nacho Villa, quien ha aireado ciertos datos sonrojantes, como que el jardinero de la televisión cobraba un sueldo de 6.000 euros mensuales. Villa ha hablado también de que la presentadora Teresa Viejo recibía 20.000 euros mensuales por su programa semanal y que el veterano José Ángel de la Casa tenía un contrato de 200.000 euros por dos temporadas en el canal.
El agujero insostenible de las televisiones autonómicas - elEconomista.es
La presidenta del Consell de Mallorca, María Salom (PP), adujo insostenibilidad económica como motivo del cierre de la Radio Televisión Pública. No era la cadena pública más costosa, pero ha sido la primera en caer.
Su clausura coincide en el tiempo con las denuncias del nuevo director general de Castilla-La Mancha Televisión sobre los excesos monetarios cometidos por sus predecesores, los anuncios genéricos de recortes en TV3 y la sospecha generalizada de que en época de necesarios ajustes las distintas cadenas públicas autonómicas son lujos difícilmente soportables y explicables.
Se calcula que las 13 cadenas autonómicas que hay en España acumulan una deuda conjunta de 2.000 millones de euros, con elevados costes de producción, plantillas sobredimensionadas (10.200 trabajadores) y abusos presupuestarios. La tijera se antoja imprescindible, máxime cuando todas juntas no logran más del 11,7% de cuota de pantalla, según publica hoy en un artículo El Mundo. Los canales autonómicos, tal y como hoy los conocemos, tienen sus días contados.
Castilla-La Mancha Televisión es un ejemplo de la mala gestión de las cadenas públicas, cuyas vergüenzas han quedado al descubierto por la denuncia de su nuevo director, Nacho Villa, quien ha aireado ciertos datos sonrojantes, como que el jardinero de la televisión cobraba un sueldo de 6.000 euros mensuales. Villa ha hablado también de que la presentadora Teresa Viejo recibía 20.000 euros mensuales por su programa semanal y que el veterano José Ángel de la Casa tenía un contrato de 200.000 euros por dos temporadas en el canal.
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