Ndongo Asama muestra un ejemplar tan grande como su mano. - Á.R.
No hay que hacer ninguna encuesta para descubrir que en Sevilla gustan mucho los caracoles como tapa de primavera. Pero se trata de esos caracoles de toda la vida, cuyo tamaño mayor se encuentra en la modalidad de los burgaos. ¿Y si fuera caracoles de medio kilo? Un vecino de la barriada sevillana de Rochelambert, aunque natural de Guinea Ecuatorial, quiere criarlos en Aznalcázar para su comercialización porque, como él dice, son "un manjar exquisito".
La idea es instalar un invernadero en Aznalcázar para criarlos con escasa iluminación y suelo convertido en barrizal para que el molusco se entierre. Si la comercialización primera es un éxito, "ya vendrán los grandes cocineros de Guinea a proponer recetas diversas"
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