Los comerciantes denuncian que las «tiendas de chinos» incumplen todas las normas: explotación de menores, falsificaciones... La Policía añade venta de armas y talleres ilegales.

"Aparecen como sanguijuelas, son como ********s". Es la opinión de Aprocom, la patronal de los comerciantes sobre los establecimientos regentados por orientales. Las "tiendas de chinos", como se conocen popularmente, han ido colonizando cada vez más barrios de la ciudad. Lo que al principio eran solo restaurantes se ha ido convirtiendo en tiendas de alimentación, supermercados, mercerías... El amplio espectro de productos, lo dilatado de sus horarios y sus precios más que competitivos han hecho tambalearse a los negocios tradicionales. Tanto es así que los comerciantes achacan más su éxito a las ilegalidades de este colectivo que a las buenas artes.

"Han cubierto todo el espectro de ilegalidades conocidas", denuncian desde Aprocom. "Abren cuando quieren y no respetan la hora de cierre", cuenta José Aycart, vicepresidente y portavoz de los comerciantes. Además, añade, "venden falsificaciones, así como productos que pueden ser dañinos para la salud -todos recordamos el caso de los zapatos que provocaban reacciones alérgicas- y otros que no han pasado los controles necesarios". Así, mucho de lo que se vende en este tipo de tiendas, cuentan, llega en grandes contendores que no se registran y en el que viajan otras cosas distintas a las que declaran. El resultado: productos en las estanterías que nadie ha revisado si son peligrosos.

Explotación de menores

La denuncia de los comerciantes llegan más allá cuando hablan de explotación de los trabajadores. "Todo el mundo ha visto cómo en este tipo de tiendas muchas veces quien atiende es un niño. Eso es explotación de menores. Suelen ser ellos quienes hacen de intérpretes porque les es más fácil aprender el idioma. Y nadie hace nada contra eso".No sólo explotan a los niños, dicen desde Aprocom. Además tienen muchos trabajadores ilegales. "Hemos podido comprobar cómo con un contrato de trabajo y un visado son en realidad hasta diez personas las que atienden en un comercio".

No deben andar muy desencaminados en sus denuncias los comerciantes cuando la Policía Local coincide punto por punto en las denucias. "La gran mayoría de las tiendas de chinos son ilegales porque no tienen licencia", explican desde el Sindicato de Policía. Cuando un comercio abre, cuentan, tiene que pedir una licencia para su tipo de tienda (droguería, alimentación, ropa...) o una de supermercado, que es más difícil. "Las tiendas de chinos piden una cualquiera y luego venden de todo, tengan permiso o no".

No acaba ahí la cosa. Según el Sindicato de Policía, no es raro encontrar trabajadores sin papeles y hasta talleres ilegales dentro de los almacenes, sobre todo el Polígono Aeropuerto. "El problema es que no hay agentes suficientes para registrar todas las tiendas, pero nos hemos encontrado gente cosiendo en algunas ocasiones y falsificaciones la mayoría de las veces".

Y, ¿qué se hace con los productos decomisados? Como el Ayuntamiento no ha cedido un almacén donde guardarlos, la Policía debe dejarlos en la tienda donde los encuentra, advirtiendo al dueño que no puede venderlos ni llevárselos, hasta que se resuelva qué hacer con ellos, explican. "Eso supone que en varias ocasiones y 'casualmente', aparece el almacén quemado al día siguiente para que no le podamos requisar la mercancía".

En todo caso, desde el Sindicato advierten que este tipo de infracciones no son nimiedades y que han aumentado la incautación de armas en negocios regentados por orientales. "Intervenimos catanas, espadas, navajas... en tiendas que por supuesto no tienen la licencia para venderlas".

Redada contra talleres chinos de textil ilegales en Mataró

La mayor redada de la policía autonómica (Mossos d'Esquadra), descontando situaciones de orden público, se concretó ayer en Mataró (Barcelona), con la movilización de 750 agentes. Los Mossos realizaron una espectacular batida contra la economía textil clandestina de origen chino, que se saldó con 72 registros y precintos de talleres, pisos y naves industriales ilegales, y al menos 20 detenidos, al cierre de esta edición.

La Fiscalía Anticorrupción de Cataluña coordinó la operación (denominada Wei), que se inició a las 9 de la mañana en los barrios de Cerdanyola, Pla d'En Boet, Eixample y La Habana de Mataró. El Juzgado número 2 de la capital de la comarca del Maresme instruye el caso, que se encuentra bajo secreto de sumario. Los Mossos d'Esquadra localizaron a más de un centenar de ciudadanos chinos que eran explotados en los talleres en condiciones infrahumanas. La policía autonómica también cerró pisos que eran utilizados igualmente como talleres por la ***** china.

Los propios vecinos de las zonas registradas declararon que por la noche oían el ruido de las máquinas y que cada día se veían las furgonetas que llevaban bolsas y ropa, aunque no sabían el número de personas que permanecían hacinadas en los talleres. Por la mañana, el consejero de Interior de la Generalitat catalana, Joan Saura, destacó que se trataba de la "operación más importante que se ha hecho en Cataluña contra la explotación laboral y contra el tráfico de seres humanos". Joan Saura añadió que "hemos encontrado en algunos locales a muchas personas trabajando que aún no se sabe si tienen papeles y tampoco en qué condiciones estaban, por lo que existe un proceso de identificación en el juzgado".

2.000 empleos perdidos en 2008

Mataró es uno de los centros textiles históricos que aún resisten en Cataluña, además de los ubicados en las localidades barcelonesas de Sabadell, Terrassa e Igualada. El sector perdió el año pasado 2.000 puestos de trabajo en todo el territorio catalán, en un goteo inacabable de cierres y expedientes. Las empresas locales se han visto obligadas a deslocalizar la producción a China y otros países asiáticos, manteniendo en contados casos los centros de desarrollo en Cataluña. Casi de forma paralela, en los últimos tiempos se ha producido el efecto contrario: la instalación de las mafias chinas en las mismas ubicaciones donde hace años trabajaban las empresas catalanas, señalaron fuentes del sector. Las grandes firmas textiles españolas necesitan a sus proveedores en los mercados emergentes, pero los pequeños talleres ilegales instalados en occidente permiten responder de forma más rápida los pedidos, añadieron. Mientras, la economía de Mataró intenta transformarse, tal y como lo hizo la fundación privada Cetemsa, que de sus orígenes textiles ha sabido evolucionar para ofrecer servicios en varios sectores.