Vicky Harrison se ha suicidado a los 21 años después de ser rechazada en más de 200 entrevistas de trabajo. La joven británica se quitó la vida con una sobredosis de pastillas tras buscar empleo durante más de dos años. Dejó una nota: "No quiero seguir siendo yo misma".
Sin embargo, Vicky lo tenía todo para ser feliz. Era una "chica de sobresaliente", divertida y guapa. Su novio, Nathan, al que dejó ese escueto pero demoledor epitafio, aún no se cree que ella ya no esté.
La madre de la chica, Louise, de 43 años, explica que "Vicky era una niña brillante e inteligente que se deprimió al no poder encontrar trabajo. Estar en el paro durante tanto tiempo le parecía humillante y no pudo aguantar más", según informa la prensa británica.
"Por favor, no estéis tristes. No es culpa vuestra. Quiero que todo el mundo sea FELIZ", decía en otra carta que dejó a sus padres.
'Vicky sentía que no tenía futuro'
Vicky quería ser productora de televisión. Tras graduarse con buenas calificaciones en el instituto, estudió Imagen y Sonido en la Universidad de Londres durante un año, pero abandonó los estudios para ponerse a trabajar y ahí empezó su calvario.
Envió su currículo a centenares de ofertas. Al principio relacionadas con sus estudios y luego de cualquier cosa que le reportara algún ingreso: dependienta, camarera, reponedor de estanterías, ayudante de comedores escolares, hamburgueserías... Pero siempre obtenía la misma respuesta: "No".
"Sufrió tantos rechazos que su confianza quedó afectada (...) Se sentía humillada por no encontrar trabajo. Sentía que no tenía futuro", relata su padre, Tony, de 53 años, al periódico local Lancashire Telegraph.
Ahora, su familia quiere crear una fundación con su nombre para ayudar a otros jóvenes desempleados que se encuentren en la misma situación para enseñarles cómo enfrentarse al mercado laboral. "Un lugar donde la gente pueda hablar y entender que esto no es el fin del mundo", asegura Haworth. De esta manera, el padre de la joven, que ha roto ahora su silencio después de la trágica pérdida de su hija, busca consuelo: "Para algo tiene que servir de la muerte de Vicky".
El su memoria quedará para siempre el 30 de marzo, el día que encontró el cuerpo sin vida de su hija en el salón. Horas antes, había leído una carta en la que la rechazaban para trabajar en una guardería. Paradójicamente, un día después de su muerte llegó el cheque (65 euros a la semana) del subsidio para solicitantes de empleo. Ahora será otro joven, de los muchos que engrosan las lista del paro, el que reciba ese dinero.
Sin embargo, Vicky lo tenía todo para ser feliz. Era una "chica de sobresaliente", divertida y guapa. Su novio, Nathan, al que dejó ese escueto pero demoledor epitafio, aún no se cree que ella ya no esté.
La madre de la chica, Louise, de 43 años, explica que "Vicky era una niña brillante e inteligente que se deprimió al no poder encontrar trabajo. Estar en el paro durante tanto tiempo le parecía humillante y no pudo aguantar más", según informa la prensa británica.
"Por favor, no estéis tristes. No es culpa vuestra. Quiero que todo el mundo sea FELIZ", decía en otra carta que dejó a sus padres.
'Vicky sentía que no tenía futuro'
Vicky quería ser productora de televisión. Tras graduarse con buenas calificaciones en el instituto, estudió Imagen y Sonido en la Universidad de Londres durante un año, pero abandonó los estudios para ponerse a trabajar y ahí empezó su calvario.
Envió su currículo a centenares de ofertas. Al principio relacionadas con sus estudios y luego de cualquier cosa que le reportara algún ingreso: dependienta, camarera, reponedor de estanterías, ayudante de comedores escolares, hamburgueserías... Pero siempre obtenía la misma respuesta: "No".
"Sufrió tantos rechazos que su confianza quedó afectada (...) Se sentía humillada por no encontrar trabajo. Sentía que no tenía futuro", relata su padre, Tony, de 53 años, al periódico local Lancashire Telegraph.
Ahora, su familia quiere crear una fundación con su nombre para ayudar a otros jóvenes desempleados que se encuentren en la misma situación para enseñarles cómo enfrentarse al mercado laboral. "Un lugar donde la gente pueda hablar y entender que esto no es el fin del mundo", asegura Haworth. De esta manera, el padre de la joven, que ha roto ahora su silencio después de la trágica pérdida de su hija, busca consuelo: "Para algo tiene que servir de la muerte de Vicky".
El su memoria quedará para siempre el 30 de marzo, el día que encontró el cuerpo sin vida de su hija en el salón. Horas antes, había leído una carta en la que la rechazaban para trabajar en una guardería. Paradójicamente, un día después de su muerte llegó el cheque (65 euros a la semana) del subsidio para solicitantes de empleo. Ahora será otro joven, de los muchos que engrosan las lista del paro, el que reciba ese dinero.
Ha llegado demasiado lejos... en lo único que estoy deacuerdo con ella es que es una situación "humillante"
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